martes, 9 de julio de 2019

Descansando en el avión

Una mañana de invierno una de las azafatas del avión se dirigía por el pasillo del avión hacia la cabina de mando después de atender a los pasajeros. Se acercó a uno de los pilotos y le informó que la cabina de descanso estaba libre.

El hombre se levantó y se marchó a dormir un rato. Cuando el piloto entró en la pequeña cabina estaba totalmente oscura, pero, al apoyar una mano en una de las literas, notó un bulto. Había alguien durmiendo, pero la azafata le había comunicado que la pequeña cabina estaba vacía.

Alumbró con una linterna de bolsillo hacia la cama y observó con sorpresa que había una niña de unos cinco años tumbada en la litera. La arropó con la manta y, sin hacer mucho ruido, salió de la habitación y cerró la puerta.

Al momento, fue a buscar a la azafata y le contó lo que había sucedido. Esta alegó que era imposible porque no iban niños en ese vuelo. El piloto no se lo podía creer, había tocado con sus propias manos el cuerpo de la pequeña. Incluso notó su respiración mientras dormía.

Entonces la azafata con cara de preocupación le susurró:

– ¿Ve usted esa pareja de allí al fondo? ¿La ve?- repetía, dirigiéndose con la cabeza hacia una joven pareja con los rostros pálidos y demacrados.

- Sí, sí... ¿Pero qué tienen que ver ellos en la historia? 

- Se dirigen al entierro de su hija, ella va abajo en un ataúd, junto con el resto de mercancías.

Gracias por arroparme

El piloto se quedó pálido al escuchar la noticia y salió corriendo a la cabina de descanso. Allí no había nadie.

Se introdujo al baño, entonces, a refrescarse la cara y al mirarse al espejo se dio cuenta de que había escrito algo con un pequeño dedo:

"Gracias por arroparme."





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