viernes, 10 de julio de 2020

#315 El Holder de la Hipocresía

En cualquier ciudad, en cualquier país; ve a cualquier institución de salud mental o centro de acogida al que puedas llegar por tus propios medios, cuando llegues a la recepción pide ver a la persona que se hace llamar "El Portador de la Hipocresía". Una Mirada de machismo y confianza aparecerá en la cara del trabajador y el se irá diciéndote que lo acompañes, no lo sigas ya que te llevará inevitablemente a tu muerte. A medida que dobla en la esquina se dará cuenta de que no lo estás siguiendo y gimoteará mientras se dirige a ti, insistirá temerosamente en que lo sigas y mirará por encima de su hombro para asegurarse de que vengas.

Síguelo y te llevará a un ala desocupada de la institución, sin embargo si miras de cerca te darás cuenta de que esa deterioración es una ilusión. Las astillas de pintura que alfombran el piso han sido raspadas metódicamente de las paredes y las bombillas que parecían simplemente haber dejado de funcionar, se hicieron añicos. Las habitaciones de tamaño mediano que albergan a los pacientes en el resto del recinto han sido reemplazadas por pequeñas celdas del tamaño de un clóset, cubiertas con rejillas de alambre y aseguradas con púas de ferrocarril.

A medida que sigas al trabajador por el pasillo, comenzarás a escuchar sonidos de otras personas, las celdas no están vacías: albergan personas de diversa cordura, las cuales golpean desesperadamente la rejilla de alambre, mientras que miles de cucharachas se arrastran sobre ellas. No los mires sin importar cuan lastimeros sean sus gritos, si lo haces la persona a la que miras reirá con alegría al ser liberado de su prisión mientras te obligan a entrar a la celda para tomar su lugar.

Continúa siguiendo al trabajador por el pasillo, eventualmente este se volverá más angosto hasta que los costados de las celdas raspen tu ropa y los dedos de los miserables habitantes de las celdas te arañen la cara, piernas o cualquier cosa que puedan alcanzar. Cuando escuches la voz de una mujer murmurando: "Se lo que buscas"; detente en seco y contesta: "Entonces conoces el camino".

Las luces parpadearán inmediatamente una vez, luego dos veces y luego se apagarán. Luego escucharás las puntas de los rieles siendo expulsadas de las paredes y el sonido de una rejilla que cae al suelo. Siente las rejillas que te rodean y busca la que aún no ha fallado: Si la rejilla está suelta a la derecha sacala e ingresa a la celda, escucharás a la mujer decir: "Ese no es el camino, buscador", una y otra vez. Ignórala y sigue caminando, si vacilas le darás a las cucarachas la oportunidad de comerte vivo. Llegarás a tres puertas de las cuales dos son doradas, una de ellas está llena de termitas, esa es la que debes abrir: las puertas doradas en realidad no son mejores y conducen a los pozos más oscuros del infierno.

Una vez ingreses por la puerta encontrarás en escena una gran sala de conferencias que tiene espejos en todas sus paredes. En el podio hay un hombre vestido con una túnica plateada, que se dirige a los asientos vacíos en un idioma desconocido. Solo mira al hombre con tus propios ojos, verlo a través de los espejos hará que te vuelvas loco al conocer su verdadera forma. Evita los reflejos de los espejos, siéntate en la fila más alejada hacia atrás y levanta la mano. Él te ignorará. corta el revestimiento del asiento que está frente a ti (usa los dientes si no posees un artefacto con filo) y toma el micrófono que sostiene el asiento, golpéalo tres veces. El orador te mirará molesto mientras te pregunta: "¿Tiene algo que agregar?"

Solo una pregunta te permitirá salir vivo de ese salón: "¿Qué debo hacer para sobrevivir a la prueba? Todas las demás preguntas revelarán que la sala no está vacía en absoluto y al público no le gusta que lo interrumpan las preguntas sin sentido. El orador retrocederá en estado de schock y tendrás que prepararte para conocer su verdadera apariencia. Las luces lo bañarán con un brillante resplandor y él se desvestirá revelando una criatura tan horrible que el aire a su alrededor parecerá contaminado, mirarlo sería invitar a la locura. Se oirán chillidos en los asientos frente a ti, creando un estruendo horrible. Corre hacia el corredor del medio entre los asientos, corre hacia la criatura y cuando estés en el escenario grita: "¡Sé lo que eres!".

La sala desaparecerá dejando solamente el escenario, la criatura será reemplazada entonces por el hombre con la ropa plateada, el te mirará directamente a los ojos, mientras te pregunta: "¿De verdad?

Ya ves que el hombre eres tu mismo unos treinta años mayor, el volverá a su anterior forma de monstruo y luego a ti, no debes reaccionar ya que si lo haces estarás rogando que te dejen volver al pasillo del manicomio y las cucarachas parecerán el cielo en comparación con tu destino.




Si te quedas completamente quieto, él presionará un objeto de metal pesado en tu mano. El micrófono es el Objeto 315 de 538. Te ayudará a encontrar la verdad de los demás objetos.

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