Mostrando entradas con la etiqueta Asesino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Asesino. Mostrar todas las entradas

martes, 7 de julio de 2020

Carne

Hace muchos siglos existía un pequeño pueblo en la mitad de la nada, éste tenía una población gigante y lo más importante, un rey.

El nombre del rey no ha sido recordado, pero se dice que fue una persona “devoradora”, posiblemente debido a que además de gobernar el lugar como si fuera un juego, se devoraba la mayoría de la comida que ya no podrían comer los pobres.

Muchos de los recursos no llegaron a durar para los tiempos fuertes por lo que el pueblo y el rey se quedaron sin nada. Fue entonces cuando sin despeinarse, mandó a que buscaran “carne” y otros alimentos para sobrevivir a la escasez que tenían. La búsqueda duró dos semanas, no encontraron nada, los otros pueblos estaban también en escasez de recursos; todo estaba perdido.

Las personas del pueblo comenzaron a debilitarse y a enloquecer, los habitantes destruían, se agredían y estaban dispuestos a cualquier cosa para no morir. El único que no parecía desesperado era el rey ya que aunque no encontraran comida en otro lugar, siempre le encontrarían una solución.

Mientras todo se venía abajo, varias personas fueron desapareciendo misteriosamente sin dejar un rastro o un indicio de su paradero. Pero para el rey ya había una solución, solamente para él había carne y no se tardó un segundo en meditar de donde provenía.

El rey permanecía en su trono esperando la comida, los animales entraron a la cocina, fueron asesinados, faenados y convertidos en el valioso producto.

Desfilaban los sirvientes con platos, cubiertos y en una bandeja de oro, la carne.

El gobernante comenzó a comer: devoraba, desgarraba, rompía y tragaba el líquido rojo que emanaba de su banquete, hasta quedar completamente sucio con esta sustancia.

Los sirvientes comenzaron a retirar los huesos y restos de los animales, mientras que el rey salía feliz y satisfecho del comedor. Al terminar uno de los mozos no pudo evitar preguntarle a su compañero:

—Te puedo hacer una pregunta ¿Que comió exactamente el rey?— preguntó.

—Carne— Respondió un joven que limpiaba detrás de la mesa.

—¿Carne? ¿cómo que carne? en este pueblo nunca ha habido animales— agregó asustado el muchacho.

—No lo sé, aunque me preocupa que los mendigos no hayas salido aún de la cocina.



Calificación:



viernes, 26 de junio de 2020

Mi hijo está Solo

Hace frío.

Tranquilo, no te preocupes.

Mamá, no me encuentro muy bien, tengo mucha hambre.

Ahora mismo te traigo algo— Olga salió de la habitación de su hijo y bajó corriendo a la cocina. Abrió la nevera y el corazón se le encogió Mierda, no hay casi nada y ahora qué hago.

Era domingo y en su barrio no había nada abierto, estaba en pijama y tenía fiebre, pero le daba igual. Lo último que quería era que su hijo tuviera hambre. Subió corriendo las escaleras y se asomó a la habitación de su hijo, el pequeño se estaba comiendo las uñas.

Tengo que darme prisa, no lo puedo dejar solo mucho rato pensó.

Entró en su habitación, se desnudó y abrió el armario. Le invadió ese olor, el olor que a cada momento que abría el armario le hacía acordarse de su marido.

Da igual, ahora no tengo tiempo de pensar en eso.

Se vistió corriendo, cogió el dinero y las llaves y se fue hacia la puerta. El frío la invadió nada más salir por la puerta, notó una punzada en las anginas, se apretó más fuerte la bufanda y se subió al coche.

Puso las llaves en el contacto y el coche no se encendió. Lo intentó una y otra vez, pero no pudo. Una lágrima le empezó a caer por la mejilla.

No, mierda no, joder, y ahora qué hago.

Su angustia prácticamente se podía tocar, en su mente solo había una pregunta, ¿cómo podía ser tan sumamente estúpida, de no haber comprado más comida?

Se fue corriendo hacia la calle principal y cogió un taxi. El taxista la llevó hacia la tienda más próxima que estaba abierta, compró corriendo lo que necesitaba y se volvió a meter al taxi.

Piii, Piii, Piii.

Señora me parece que ha pasado algo, los coches no se mueven.

¿Qué?, no me puede hacer esto, mi hijo está solo dijo casi lloriqueando.

Lo siento, señora, no puedo hacer nada.

¿Cuánto podemos tardar?

A este ritmo, 45 minutos más o menos.

Joder, no puedo esperar tantole tiró un billete de veinte euros y salió del taxi.

¿Qué hace, señora? Hace mucho frío y su destino está a más de media hora andando le chilló el taxista.

Ella ya no lo oyó, estaba corriendo como una posesa hacia su casa.

Mi hijo está solo, mi hijo está solo, mi hijo está solo.

Sentía cómo el corazón le estaba a punto de explotar, la fiebre le hacía sentirse extraña, como en una nube. Siguió corriendo y enfiló rumbo a la calle principal, empezó a buscar las llaves en el bolso y...

¿Dónde están? ¿Dónde están? ¡Oh no!, me las he dejado en el taxi.

Llegó a su calle y su preocupación se convirtió en miedo, la puerta de su casa estaba abierta.

No puede ser... ¡Dios!, otra vez no.

Entró al pasillo y empezó a llamar a su hijo.

Cariño, mira, ya te he traído tu comida. Hijo, por favor, sal de donde estés. Te he traído carne sus lágrimas de terror caían sin cesar.

Mamá, estoy aquí.

¿Dónde hijo? ¿Dónde?chilló.

Aquí mami, en la cocina.

Olga corrió hacia la cocina y vio lo que no quería ver. Su hijo se estaba comiendo a una persona, igual que hizo con su padre, con niños, con animales. El niño le miró con cara inocente y le dijo:

Mami, ya te avisé que tenía mucha hambre.


Calificación:

miércoles, 24 de junio de 2020

El Brillo

¿Te duele?le preguntó a ella.

 Lo siento, cariño, ahora pongo más.
Agarró entre sus dedos una jeringuilla de delicado cristal en cuyo interior había algún tipo de anestésico. A pesar de su juventud, las manos le temblaban, parecían poseídas por demonios que las hacían batirse en espasmos. Se la clavó despacio, con mucho cuidado, con toda la delicadeza de la que disponía en esos momentos.

Ya está le dijo dándole un beso en la mejilla.

Tomó entre sus manos el delgado brazo de la joven, le dio un apósito recién desinfectado y, con extrema precaución colocó la mano de la bella mujer en la minúscula herida provocada por el pinchazo.

Presiona, mi amor le pidió mirándola a los ojos Espera a que haga efecto la anestesia.

Mientras esperaba, el muchacho, de aspecto demacrado, se secaba el sudor de la frente. Estaba empapado.

No te preocupes, cariño la tranquilizó dándole otro beso.

Todo volverá a ser como antes, ¿lo sabes, verdad?

Es incapaz de no mirar su boca. Incapaz de no mirar sus dientes machacados, incapaz de no mirar la inmensa grieta que atraviesa su mandíbula… Incapaz de no arrancar a llorar. Como avergonzándose de su llanto, se cubrió la cara con las manos y, tras unos segundos, se secó las lágrimas y volvió a mirarla.

No pasa nada le susurró con los ojos aún llorosos y la voz temblorosa Estoy bien.

Cogió con los dedos la aguja y la enhebró con toda la precisión que le permitían los temblores que recorrían sus manos. Pasó el dedo por los entrecruzados hilos que unían parte del brazo de la joven con su cuerpo. Pasó el dedo rozándolos, casi sosteniéndolo en el aire por miedo a lastimarla. Rozó también su piel, recubierta por una gruesa capa de sangre seca.

Solo queda un pocole dijo cogiéndola de la mano Tienes que ser fuerte, ¿vale?

Introdujo la aguja. Le costó atravesar su piel, bien por la rigidez de la carne o porque, llegados a este punto, le escaseaban las fuerzas. No lo sabe y, realmente, no le importaba. Tampoco podía siquiera pensar en ello. En su mente sólo aparecía ella, se la imaginaba forcejeando, luchando por su vida. Los golpes, los cortes, los gritos… todo se agolpaba en su cabeza, horrores impensables se formaban en su mente.

Alaridos, alaridos de terror. Sangre, la hoja de un cuchillo atravesando su piel, una y otra vez, rompiendo el hueso, astillándolo poco a poco… Todo se agolpaba en la mente del joven, tenía la sensación de que su cerebro iba a estallar. Sólo es capaz de gritar y golpear con rabia el cuerpo de su amada.

Sólo es capaz de recostar su cabeza sobre el vientre de la palidísima muchacha. Sólo es capaz de romper a llorar, de nuevo.

Lo… lo siento amor mío se disculpó con la mirada perdida Lo siento mucho, Darlene. No era mi intención, ¿lo sabes, verdad?

Levantó la vista hacia su rostro. Ella parecía perdonarle con la mirada. Eso hizo que el hombre se sintiera un poco mejor.

Continuó con su trabajo. Ha de terminarlo. Por ella y también por él. No podía soportar verla así. Cada puntada que daba le dolía en el corazón. Siguió mecánicamente con su tarea, intentando no prestar atención a lo que en su mente se formaba, intentando no mirar su rostro. Poco a poco y entre frases tranquilizadoras fue terminando su cometido.

Ya está, cariño le dijo.

Besó con ternura los finos y quebradizos filamentos que unían el cuerpo de Darlene con su extremidad, como dándole el aliento final que necesitaba para que recupere su forma natural.

El joven sonrió, “ya queda menos” pensaba, “solo la barbilla y ya estará lista”. Para la difícil tarea que se le presentaba utilizaría una pistola grapadora neumática, su pulso ya no estaba para coser y su paciencia tampoco. Miró a la mesilla y notó que ya no le quedaba anestesia. Se maldijo a él mismo, pero tenía que continuar, fuera como fuera.

Esto te va a doler… lo siento, pero no hay otra manera dijo con tremenda tristeza.

Cogió con fuerza la grapadora y la posó sobre la destrozada barbilla de la joven muchacha. Apretó el gatillo. El sonido producido por la grapadora al unir la carne era idéntico al que hace un cuchillo al cortarla. Lo apretó de nuevo. Un golpe seco que machacaba el brazo de Darlene viene a su mente. Volvió a apretarlo. Otra cuchillada consiguió romper el brazo esta vez.

Las lágrimas se mezclaban con la furia en el rostro del joven. Apretó. Sangre salpicando toda la habitación. Apretó. Gritos de dolor. Apretó. Golpes. Apretó. Forcejeos. Apretó… Miró hacia abajo, se dio cuenta de que ya había terminado y estaba grapando el aire.
Había terminado. Por fin había terminado. Comenzó a besarle la mejilla.
Ya está, cariño, ya está. Todo ha terminado le decía derramando lágrimas, esta vez de alegría.

Ya ha pasado cariño… ya esta…

Pero… se dio cuenta de que faltaba algo. Y solo podía ser una cosa: el brillo, el brillo de sus ojos color miel. Ese brillo tan inocente, tan hermoso, esos millones de pequeños cristales que recorrían por completo su iris, reflejando toda la luz que llegaba hasta ellos. Tenía que solucionarlo, todavía no había acabado.

Rebuscó desesperadamente por toda la habitación. Tras un largo periodo de tiempo vislumbró una polvorienta caja bajo un par de muebles. La cogió, sopló el polvo y la abrió. En su interior se encontraban varios adornos de Navidad: un pequeño árbol desmontado, varias figuras, guirnaldas, luces… ¡Luces! ¡Tenían el tamaño perfecto! Mientras cogía las luces vino a su mente las ya un tanto lejanas últimas Navidades.

Las habían pasado los dos juntos, solos. Su pasión no les había permitido siquiera terminar la cena romántica que habían preparado. Hicieron el amor toda la noche, sin descansar y, al amanecer se ducharon juntos y siguieron haciéndolo, de forma ininterrumpida. “Las próximas Navidades nos terminaremos la cena” se repetía una y otra vez.

Comenzó la operación. Lentamente introdujo la pequeña bombilla en el ojo de la muchacha. El humor vítreo del interior del mismo salió al exterior formando un pequeño charco en la cuenca tras romper la capa que recubría el ojo. Ese líquido hacía la operación más difícil. Además de temblorosas, sus manos también se tornaron resbaladizas.

Sin quererlo introdujo más de lo que quería la bombilla en el interior del ojo. Y al intentar sacarla torpemente, la introdujo aún más al fondo. Lo estaba echando todo a perder, tenía que calmarse. Respiró despacio, intentando calmarse. Tras aproximadamente medio minuto y visiblemente un poco más calmado, agarró una aguja de coser un tanto alargada. Intentó sacar la bombilla ayudándose de ella, pero la mala fortuna le acompañaba en cada intento.

Finalmente, y tras mucho intentarlo, solo consiguió desgarrarle la superficie del iris. Su ojo… lo había estropeado… El joven empezó a temblar y miró a aquel ojo ahora horrible y rezumante.

¿Qué había hecho?

¿Cómo podía haber sido tan torpe?

Lo había estropeado todo, ¡todo! La rabia se apoderó de él, cogió fuertemente el aguja y la clavó, una y otra vez en el ojo de la pobre mujer. La sangre comenzó a salpicar su cara. Clavaba y clavaba, cada vez más fuerte y más profundo. Lo clavó por última vez, con toda la fuerza que fue capaz de sacar de lo más hondo de su ser.

Cansado por el esfuerzo se apoyó sobre sus palmas y agachó la cabeza. Respiró fuerte y agitadamente, pero con su rabia ya apaciguada. Volvió su vista hacia aquel ojo, aquel ojo machacado, ensangrentado, ese ojo amorfo, ese ojo que más que un ojo parecía una masa uniforme de trozos de huesos, carne, piel y líquido ocular. Pero, en ese ojo, en esa masa vio un brillo.

La aguja brillaba, reflejaba la tenue luz que le llegaba del exterior, como lo haría un diminuto cristal. El brillo, el brillo de sus ojos color miel.

No le salían las palabras, sólo pudo mirarla con incredulidad y con un júbilo extremo en la mirada. La abrazó y estando abrazados acercó su boca a la suya. La besó en los labios, la besó en su mortecina boca, la besó con la mayor dulzura con la que había besado nunca.

Rozaron sus narices suavemente y él la miró a los ojos. Ahí seguía el brillo. Se quedó mirándolo, anonadado por el esplendor que proyectaba.

Y ahí, dentro del brillo lo vio. Por fin lo vio. Vio todo aquello que su mente le había hecho olvidar. Se vio a él mismo, gritándola. Se vio a él mismo enfadándose. Se vio a él mismo golpeándola. Se vio a él mismo destrozándole la boca a puñetazos. Se vio a él mismo cortando su cadáver con un cuchillo. Lo vio… lo vio todo. Todo lo que el mismo había hecho. Todo lo que le hizo.

No pudo soportarlo. No pudo con la culpa. Solo una soga, atada fuertemente al cuello fue capaz de ayudarle con esa carga. Y lo último que vio antes de morir fue aquel brillo, el brillo de sus ojos color miel…



Calificación:

domingo, 21 de junio de 2020

La Mujer del Rincón

Hola, soy Daniel Navarro y les voy a contar la experiencia más perturbadora y aterrorizante de mi vida.

Cuando yo era un niño,alrededor de los seis años mis padres se divorciaron y me fui a vivir con mi madre a un departamento en las afueras de la ciudad de Lincoln.

El lugar era de arquitectura sencilla: una cocina-comedor, un baño y una habitación en la que cabían perfectamente (con mesa de luz en el medio) dos camas medianas.

La separación de mis padres no me había afectado mucho. Supongo que se debía a que fue a edad temprana o, más aún, a que yo no los había escuchado pelear ni verbal ni mucho menos físicamente. Fue Claudia, mi madre, la que me informó respecto de la lamentable situación entre ellos. Y yo no entendía muy bien qué era lo que estaba pasando, pero me sentí mal de todos modos.

Los primeros días en aquel departamento fueron muy divertidos. Lo eran para mí, me pasaba el día jugando a los Hot Wheels y dibujando hojas en blanco que después quedaban desparramadas por toda la casa.

Pero los días cambiaron, lamentablemente, en el mal sentido.

Una tarde en la que estaba aburrido y poco inspirado acerqué un ojo a la cerradura de la puerta de entrada y vi (nunca me voy a olvidar) a una mujer de espaldas en una de las esquinas del pequeño piso de cuatro departamentos.

Tenía un casi nulo rango de visión que me daba el ojal, no obstante, lo suficiente como para ver que parte, desde los hombros hasta un poco más arriba de las rodillas, era mujer. Pero era un cuerpo grisáceo, no sólo por la casi penumbra que reinaba allí afuera en el hall, sino porque parecía un cuerpo frío y además víctima de lastimaduras severas. Congelado del miedo, me alejé apenas concebí tan horrible visión, al tiempo que mi respiración se aceleraba y mi corazón empezaba a latir más fuerte, hasta el punto de sentirlo en la garganta. ¿Quién era aquella mujer? ¿Por qué estaba apoyada sobre el rincón e inmóvil y tan lastimada?

Mami— dije de forma inocente-Hay una mujer ahí afuera.

Mi madre creyó, por supuesto, que se trataba de alguna vecina que salía por algún motivo.

No, mami aclaré Está lastimada… Muy lastimada.

En cuanto escuchó esto salió disparada hacia la puerta y en cuanto escuché el ruido de la puerta abrirse, corrí a esconderme detrás de un mueble. Me fui asomando lentamente para ver que no había nadie allí.

Ah… la luz estaba apagada en el momento en que yo habían mirado por la cerradura. Fue mi madre quien la encendió para ver con claridad… ¿habría visto mal?

—No te preocupes, hijito… No hay ninguna mujer lastimada —respondió.

Pero yo estaba segurísimo de lo que había visto, motivo por el cual –y de esto me arrepiento mucho más– volví a ojear, nuevamente y con cierta incertidumbre ahora, a través del trinquete.

La misma mujer en la misma oscuridad ahora estaba de frente y a centímetros de la puerta.

Y yo no veía otra cosa que su vientre, grisáceo y tan lastimado como el resto que antes había podido contemplar.

El pánico que me invadió fue terrible.

Ni un segundo pude sostener la vista por lo que, temblando de miedo, me sobresalté de tal manera que me caí al suelo.

— ¡Mami, mami! —grité, aterrorizado—. ¡Está ahí, atrás de la puerta! Buaaa…

Ella volvió a abrila, mucho más preocupada que antes no por la mujer sino por mi comportamiento, y –para mi sorpresa y otra vez– nadie se encontraba en el hall.

— ¡Aparece cuando se apaga la luz! —insistí—, ¡Tengo miedo, mami! Buaaa…

Mi madre creyó, como tiempo después me reveló, que yo había sufrido alucinaciones esa vez. Por eso, me llevó al médico de inmediato, así como –de inmediato e insólitamente– se enteró de que mi cuerpo funcionaba a la perfección… ¿Por qué, entonces, había visto semejante cosa?

A los pocos meses nos mudamos a un departamento más grande.

Ahora tengo diecinueve años y me encuentro –quién lo habría imaginado– estudiando Periodismo en las afueras de Lincoln, en el mismo edificio en el que tuve la experiencia más aterradora de niño.

Por supuesto que recuerdo perfectamente lo que vi, y como después de tantos años aquellos recuerdos se borronean un poco –de manera que uno no sabe si lo que vio fue o no real– hoy a la noche voy a volver a mirar por el cerrojo de la puerta.

Ah, el departamento es el mismo…

Y las luces del hall se apagan automáticamente…

Me dio miedo quedarme solo por primera vez acá, en este lugar tétrico, pero ni loco le habría dicho a mi madre que no quiero, que no me animo a pisar este suelo. Creería que soy un nene que cree en los fantasmas. Claro que ella se acuerda de aquel episodio… bueno, supongo.

Tres de la mañana, creo que voy a mirar…

Nada. No hay ninguna mujer en el rincón, pareciera que mi terror nocturno fue superado… ah, no, las luces están encendidas, no vale…

Ahí está, se apagaron, llegó el… ¿qué fue ese ruido?

No importa, antes de seguir escribiendo me voy a asomar y a contar lo que vi, aguárdenme un momento…

Por Dios… por el amor de la Santísima Madre, es la misma mujer… de espaldas a mi puerta… Se está golpeando levemente la cabeza contra la esquina y está desnuda y lastimada.

Me armé de valor, tenía que salvarla, corrí hacia ella, me preparé para embestir y-...

Daniel Navarro fue encontrado muerto en el hall del 4º piso del edificio de la calle Irigoyen 592. Causa de la muerte: traumatismo de cráneo; murió al primer impacto. Sus restos fueron encontrados a las 4:00 AM de la mañana siguiente debido al olor.


Calificación:


martes, 16 de junio de 2020

La Guillotina

En una tarde de 1879, el asesino más famoso, el hombre más pudiente de Francia, fue condenado a la guillotina, demandado por su hermano por descuartizar a su esposa. Cuando la ejecución era inminente, pronunció sus últimas palabras:

¡¡ASESINARÉ A TODOS MIS DESCENDIENTES, ME CONOCERÁN COMO LA GUILLOTINA!!gritó el millonario.

¡Púdrete vejestorio!! ¡¡Estúpido, egocéntrico!! ¡¡alimaña!! ¡¡que Dios te perdone!!exclamó el pueblo.

Pasaron 40 años desde eso, mis padres me contaron eso cuando era un crío miedoso, al principio pensé que era una broma o una leyenda, pero con el tiempo me empecé a asustar mucho.

Por las noche no podía dormir no me gustaba entrar a lugares oscuros y lúgubres, al pasar el tiempo mi padre murió en un accidente aéreo, estaba tomando un vuelo a Miami, por trabajo y ese avión se estrelló, debido que el conductor estaba tomado, lloré mucho; pero con el tiempo me acostumbre a estar solamente con mi madre.

Luego de eso, cuando tenía 43 años mi madre falleció de vieja, yo estaba solo así que el miedo que tenía de niño no era una molestia, decidí ser escritor de libros de terror, ya que mis ideas eran bestiales, sin saber mucho escribí mi primer libro. Yo cómo protagonista, quería saber que se siente tener miedo, estar atrapado en una casa a oscuras.

Luego de hacer eso, (que si me pegó un susto enorme), decidí hacer un relato acerca de esa historia que me contaron mis padres:

¡¡Astres!! Me inspiraré en la historia de mi antepasado—pensé.

Luego de horas de trabajo, por fin termine. Pose mis pies sobre la mesa y cerré mis ojos, para poder pensar en mis ganancias y en que editorial podía publicar mi libro, cuando de repente abrí los ojos y pude notar un hombre sin cabeza que entro por la ventana con una hacha llena de sangre. Susurró:

Yo soy la Guillotina...


Calificación:

jueves, 11 de junio de 2020

Experimento ensayado

Le di un tono negro a lo que soy, desmentir, no te servirá de nada...

Estoy fijado y obsesionado con mi venganza, no me importa tener mi esquizofrenia ausente.

Sé que no puedo controlar este tipo de situaciones, aun así, procederé. Proporcionalmente, si no mantengo un orden estricto, seré castigado.

Para ser sincero, casi siento lástima por los anteriores, pero no por ti. "La justicia es lo que da lugar a las guerras querida, ojo por ojo, diente por diente."

Recluído en mi mundo, renaceré, me verás como un diablo, pero te tendré por siempre, eres mi prisionera, te reunirás con aquellos que me ayudaste a matar, en el fondo del océano.

Puedo detenerme, pero no lo haré. Solo es una manía, no soy un homicida compulsivo.

Yo la amaba, nunca le haría daño.

Me dirigí hacia su apartamento con malas intenciones. El cuchillo era de su propia casa, la cual conozco a la perfección.

Su bolso quedó abierto y la plancha encendida. Era una joven con pocos amigos, ella fue asesinada en un lapso de 15 minutos. Desapareció de este mundo y entró en el mío.

Muchos altibajos en poco tiempo me provocó un severo estado de voyeurismo, como si nada me importara.

Ella notaba que su peor enemigo era alguien que la vigilaba muy de cerca. Un depredador sexual, violento, su mejor amigo.

Cada asesinato tiene un motivo, a veces el final puede ser solo el comienzo, cada motivo me convierte en una víctima.

Sentí miedo, luego se convirtió en frenesí. Creo haberla apuñalado unas cuarenta veces. La maldije cada vez que el metal atravesaba su cuerpo.

Ella estaba ardiendo en el infierno, yo riendo en mi reino.

Has vuelto, déjame decirte, sigues hermosa.

Sé a que se debe tu visita, es más, te estaba esperando.

Puedes comenzar cuando quieras, estoy listo.

Estaremos juntos una eternidad, juntos podremos torturar demonios.

Cuando terminé con tu vida, la parca tembló de miedo al verme con actitudes mismas de Jack el destripador.

Ahora veo, que ella está más asustada de ti que de mí en ese momento. El fuego siempre fue tu manera favorita, como siempre te muestras prolija.

Vivamos por siempre, del infierno, regresaremos.


domingo, 7 de junio de 2020

Bridget Cleary

En Irlanda se conserva una vieja canción infantil, todavía muy popular entre los niños de aquella tierra, que alude a un caso donde se inscriben temas tan perturbadores como la violencia de género, el asesinato, y la creencia en hadas:


Are you a witch, or are you a fairy

Or are you the wife of Michael Cleary?

¿Eres una bruja, un hada,

o la esposa de Michael Cleary?


Bridget Cleary nació en Clonmel, condado de Tipperary, Irlanda. Fue torturada y asesinada por su esposo en 1895, quién aseguró que las hadas habían robado su alma, dejando en su lugar a un Changeling.

Los Changelings, según los mitos celtas, son aquellos hijos de las hadas que sustituyen a los niños humanos. Naturalmente, las hadas proceden a sustraer al niño humano para criarlo en sus costumbres.

Normalmente los Changelings son bastante torpes. Tienen un apetito voraz, se meten en problemas constantemente, y nunca logran adaptarse del todo al mundo de los humanos. Pueden ser muy afectuosos con las personas que quieren pero su amor termina siendo destructivo, y en muchos casos violento.

En marzo de 1894, Michael Cleary, un hombre que hasta el momento era considerado un buen vecino y un excelente marido, comenzó a pensar que algo extraño le ocurría a Bridget, su esposa, de veintiséis años de edad.

De modales delicados, que por momentos rozaban el más exquisito refinamiento, Bridget Cleary comenzó a mostrarse más reservada. Algunos sostienen que creció varios centímetros de altura en una sola noche, síntoma que para muchos irlandeses del siglo XIX significaba una sola cosa: Bridget mantenía algún tipo de relación con la gente pequeña, es decir, las hadas.

Michael confrontó a su esposa y realizó toda clase de acusaciones, entre ellas, que ya no era la Bridget de siempre sino un Changeling.

Bridget negó estas ridículas afirmaciones. Sostuvo, aún en los momentos de mayor dolor físico, que creía en las hadas, pero que ella era simplemente una mujer mortal. Sin embargo, pronto quedaría demostrado que una creencia aparentemente inocente como la fe en las hadas podía justificar el más atroz de los crímenes.

Michael Cleary no actuó en soledad, como uno podría fácilmente suponer, debido a lo absurdo de sus acusaciones. Por el contrario, comenzó a torturar metódicamente a su esposa en complicidad con varias personas, entre ellas, tres primos de la muchacha: James, Patrick y Michael; una tía, Mary; dos amigos, John Dunne y William Ahearne; y el propio padre de Bridget, Patrick Boland.

La intención de este grupo nefasto era quebrar el alma del Changeling para permitir el regreso de la verdadera Bridget.

Después de varios días, la gente de Clonmel advirtió la desaparición de Bridget. Una vecina, Johanna Burke, se presentó en el domicilio de la muchacha para verificar si estaba enferma. Fue acompañada por otros dos vecinos que estimaban a Bridget, William Simpson y su esposa. Al principio se les negó la entrada, pero después de algunas insistencias finalmente lograron convencer a Michael Cleary que los dejara pasar.

La pequeña comitiva de vecinos pronto cambió la preocupación por el más siniestro estupor: Bridget se encontraba atada a la cama, con los brazos y las piernas abiertas, vestida apenas con un camisón y con el rostro transfigurado por el dolor.

Los torturadores, lejos de sentirse culpables por ese acto aborrecible, intentaban que Bridget bebiera una especie de tónico, un remedio casero en base a leche y hierbas, con propiedades supuestamente repelentes para las hadas.

Lo peor de la escena, declaró luego Johanna durante un juicio que mantendría en vilo a toda Irlanda, es que el grupo se refería a Bridget directamente como bruja.

¡Bebe, bruja!

E inmediatamente después de que Bridget tragara gota a gota el infame antídoto se le preguntaba:

¿Eres Bridget Boland, esposa de Michael Cleary, en el Nombre del Señor?

Prácticamente ahogada en vómito, producto de los litros y litros de tónico que los torturadores la forzaban a beber, Bridget asentía desesperadamente, ya sin fuerzas para llorar.

Michael Cleary y el resto de los torturadores no le creyeron.

John Dunne, un sujeto especialmente sádico, sugirió la posibilidad de colocar la cabeza de Bridget sobre el fuego, lo cual fue admitido en seguida por los demás. En vano gritó la muchacha mientras su cuero cabelludo literalmente era abrasado por las llamas.

El fuego, según las viejas leyendas de hadas, era considerado una prueba sustancial para verificar si alguien era o no hijo de estas criaturas. Al ser expuesto a las llamas el Changeling revelaba su verdadera naturaleza y retornaba inmediatamente a los brazos de su verdadera madre.

A pesar de los esfuerzos de los vecinos, en este punto, retenidos contra su voluntad por el grupo de torturadores, las maniobras continuaron hasta bien entrada la madrugada.

Por fin, ya devastada, Bridget fue llevada a la cama, donde quedó inconsciente.

Al día siguiente, Michael Cleary fue hasta la casa de William Simpson. Necesitaba un revólver, afirmó.

Luego explicó que Bridget había confesado que se reunía periódicamente con las hadas en Kylegranaugh Hill, sitio donde podría recuperar a su verdadera esposa. Para probarlo le enseñó las extrañas ropas que ella guardaba en el sótano, telas con propiedades asombrosas que cambiaban de color según la luz; también una escoba de bruja e incluso el estiércol típico de los corceles grises que las hadas emplean para moverse en la noche.

Simpson creyó firmemente en estas absurdas evidencias; no obstante, no poseía ningún revólver para prestarle.

Horas después, según el testimonio de algunos vecinos, Michael Cleary fue visto dirigiéndose a Kylegranaugh Hill armado con un cuchillo.

Esa noche, Johanna Burke regresó a casa de Bridget. La encontró sentada junto al fuego, rodeada por sus hermanos, quienes la obligaban a beber té y comer pan, quizá para seguir buscando pruebas de su supuesta procedencia sobrenatural: las hadas mueren en el acto si consumen cualquier comida hecha por mortales.

Michael Cleary, recién llegado de su expedición a Kylegranaugh Hill, comenzó a golpearla y a exigir que revele su verdadera identidad. Bridget, una y otra vez, juraba entre llantos que no era un Changeling pero que creía en las hadas.

Completamente loco, ausente de toda lógica, incluso del más ínfimo registro de afecto y compasión, Michael Cleary bañó a su esposa con aceite de lámpara y la quemó viva.

Michael Cleary y Patrick Burke llevaron los restos calcinados de Bridget al cementerio local, en medio de la noche, y los enterraron en un foso.

Si bien la violencia doméstica, y especialmente la violencia de género, no eran motivos válidos de denuncia, o al menos no los suficientes como para que las autoridades policiales tomaran cartas en el asunto; el asesinato sí lo era.

Michael Cleary, Boland, los Kennedy, Ahearne y Dunne, la tía, y hasta el herbolario local, Dennis Ganey, fueron arrestados y llevados a juicio.

En menos de dos semanas Michael Cleary fue sentenciado a veinte años de prisión, de los cuales sólo cumpliría quince. El resto de los torturadores recibieron penas mucho menos severas.

La prensa tituló el caso como la última bruja quemada de Irlanda, a pesar de que Bridget Cleary jamás haya tenido nada que ver con la brujería. Su nombre, aún después de padecer las mayores atrocidades, continuó en la muerte asociada a lo sobrenatural.

La única justicia que recibió Bridget Cleary provino del sitio menos esperado.

Los niños de Clonmel, al parecer mucho más sabios que los adultos, poco a poco fueron limpiando la reputación de la muchacha; de tal forma que su nombre quedara separado de una vez y para siempre del reino de las hadas:

Are you a witch, or are you a fairy

Or are you the wife of Michael Cleary?

¿Eres una bruja, un hada,

o la esposa de Michael Cleary?

No es infrecuente que las hadas adopten como hermanas, incluso como reinas, a todas las mujeres que murieron por creer en ellas.

Fácilmente podríamos caer en una atroz coincidencia etimológica: el nombre Bridget es el mismo que el de la diosa del fuego de la mitología celta. Significa literalmente «fuerza», la misma que hizo falta para que Michael Cleary despertara en medio de la noche con todos los dientes arrancados por dedos invisibles, que nunca olvidan.



Calificación:

viernes, 5 de junio de 2020

El Artista

Yo solía ser una persona alegre con muchos amigos, ¿qué me paso? Ahora siendo ya un hombre de 25 años soy una persona corrompida por la misma vida, las personas siempre decían que mi arte era el mejor pero poco a poco se fueron alejando, dijeron que mi arte había cambiado, que yo era una persona espeluznante, pero no me importa, no he salido de mi casa en más de 5 años, sólo basta con pedir mi comida por delivary. Dibujo absolutamente todo el día, pero estoy cómodo así, entre mis pinturas, ellas no hablan ni se burlan, son la compañía ideal de mi día en un cuarto lleno de bocetos sin terminar.

Soy alguien que vive por el arte, todo esto comenzó cuando yo tenía 18 años. Me interesé por la pintura, siempre tuve un don natural. Poco después comencé a interesarme por los casos de asesinato y historias de terror y cuando me di cuenta, pintaba este tipo de cosas, es como si dos personas habitaran en mí.

Las personas dicen que el arte te consume, pero no creí que fuera así. Mi otro yo me controla, solo soy su marioneta, cuando me despierto del trance siempre mis manos están cubiertas de un líquido rojo espeso, trato de convencerme de que es pintura, pero sé que no es así, yo sé que mi otro yo busca sus modelos y las mata para luego pintarlas y yo no puedo controlar eso, ¿cómo poder controlarme a mí mismo?

Cuando miro al espejo él me sonríe malévolamente, la primera vez que me pasó fue cuando tenía 20 años. Me desperté en una casa que no conocía empapado en ese carmesí y espeso líquido con un olor pútrido, me fui asustado rápidamente a mi departamento. Cuando encendí el televisor en las noticias pasaban la noticia del asesinato, y pensé qué bueno fue que me había ido antes de que me pasara algo, pero me empecé a despertar cada vez más seguido en escenas de asesinato y las pinturas de las víctimas aparecían una a una en mi departamento, esa fue una de las razones por las que me encerré, no entiendo porque la policía no nos atrapa y porque no soy consciente de el momento en el que asesino a esas chicas.

Una vez hasta intenté encerrarme en un manicomio, pero cuando desperté todos estaban muertos, todos las paredes blancas estaban manchadas de rojo carmesí, pero el color favorito de él es el rojo, adora el rojo, se vuelve loco cuando lo ve, ¿quién es él? ¿Cuándo apareció? ¿Siempre existió? ¿Todos tenemos uno? No lo sé, solo quiero detener esto.

Hoy algo malo va a pasar, el me está hablando y dice que hoy es mi turno, está apretando mi cuello y desgarrado mi piel obteniendo lo que él más ama, ese color rojo tan bonito. Ahora sé que todos tenemos otro yo, otro que es malvado, o tal vez un espejismo de nosotros mismos, el mío es un artista sangriento y hoy ha elegido a su siguiente modelo, yo. Cada vez brotan más flores rojas de mi piel, es una escena hermosa, estoy creando la pintura perfecta, por fin lo logré, gracias a mi otro yo, ahora yo soy el arte. Por fin somos uno, un loco y demente artista.




Calificación:


jueves, 4 de junio de 2020

Delicioso [Micropasta]

Hmm... El sabor de la cena de hoy es excepcional mente delicioso. Es simple carne pero, aún así, el toque especial es de dónde proviene: hoy lloramos por la muerte de mi querido hermano.
Yo no puedo dejar de recordar cuando puse su cuerpo despedazado a asar.

martes, 25 de febrero de 2020

El Ser

Pobre, pobre mujer… Su cuerpo infectado la hace caer. Su sonrisa era envidiada por aquellos seres que con tanto anhelo la odiaban; los mismos que ahora ríen al ver el cadáver viviente de su extrovertido ser.

La muerte llama a su puerta, llama y llama y nadie contesta; No sé qué es lo que ve en esa mujer… Si ya tomó lo que quería tomar y ya lo llevó al gehena, no tiene más por qué verla. La sigue y la sigue y aun así ella llega y la ve… No sé qué es lo que la muerte le ve.

Mujer que camina como aquella niña perdida en los adentros de un solo ser. ¿Miraba a un monstruo escondido en un foco que así, poco a poco, se llevó lo único que quedaba a su merced?

Mujer; mujer que camina sin rumbo ni salida en las calles sin vida de un funeral, que en sus adentros lamenta y así es como entierra a un ser siniestro, sin alma ni tiempo, que se llevó a su total y único ser.

Alma, alma mía, pobre mujer. Infectada de dolor e histeria; infectada de esa gran pérdida, condenada siempre estará a caer… pob...pobre mujer...

INFORME POLICIAL:

SE HA ENCONTRADO EL CADÁVER DE UNA MUJER EN SU TOTAL DESCOMPOSICIÓN, EL CUERPO MUESTRA SIGNOS DE ANEMIA POR FALTA DE SANGRE, LA MUJER MURIÓ DESPUÉS DE PARIR A SU BEBÉ, SE ENCUENTRA UNA NOTA EN LA CAMA DE LA MADRE (NO SE SABE DE QUIEN)

FECHA 27/9/14 EL FETO ESTÁ VIVO, AMAMANTÓ DEL SENO DEL CUERPO DE LA MADRE DIFUNTA

Puede que te parezca que mi comportamiento es solo la repetición de un patrón de conducta común, que mis sentimientos solo son la misma ilusión mental presentada en otros pretendientes y que mis promesas son tan vagas y poco válidas como las de aquellos que te rompieron el corazón. En verdad te digo, puede que mis palabras sean similares a las de ellos y prometa lo mismo o mucho menos, pero yo soy tal vez el último ser en este mundo que aún comprende el valor de una verdadera relación, y también representó a la minoría que aún está dispuesta a luchar contra todos sus demonios para probar cuánta importancia tiene cuidar, respetar y conservar la felicidad de las personas que se aman con el alma.



Calificación:

viernes, 21 de febrero de 2020

Solo en Casa

Aquella noche, Michael se había quedado completamente solo. Sus padres habían salido de viaje ese fin de semana y su hermana mayor no volvería hasta muy tarde, después de terminada la fiesta de su facultad. Como cualquier adolescente, se regodeó de poder tener la residencia a su disposición y sin nadie que lo molestase. Tal vez él no pudiera salir de fiesta, podría podría quedarse viendo películas hasta tarde y comer un montón de bocadillos.

El plan perfecto para cualquier chico.

Después de hacerse unas palomitas en el microondas, se dirigió a la sala de estar y tomó el control remoto de la televisión para buscar algo interesante. El aparato se encendió en el canal de las noticias, donde el presentador comunicaba una novedad espeluznante.

Un peligroso asesino serial había escapado de la cárcel de máxima seguridad más cercana a la ciudad. Se trataba de un sujeto muy inestable y despiadado.

Al ver la fotografía del maleante en la pantalla, Michael sintió un escalofrío.

—Les rogamos asegurar puertas y ventanas en casa, y llamar de inmediato a las autoridades si llegan a ver o escuchar algo extraño cerca de su domicilio —recomendó el presentador.

Michael dejó todo lo que estaba haciendo y corrió a asegurar la puerta principal y las ventanas. Justo cuando estaba por relajarse, recordó que tenía que ocuparse de la puerta corrediza del jardín. Preocupado, fue a ponerle el seguro cuando notó algo que lo dejó paralizado, a través del cristal de la misma.

Afuera, el mismo asesino al que había visto por la televisión lo estaba mirando fijamente, de pie sobre la nieve. Una sonrisa malsana se dibujó en sus labios y Michael sintió temblar sus piernas.

Colocó con fuerza el seguro en la puerta y, sin dejar de mirarlo a los ojos, palpó con su mano sobre la cómoda cercana, para tomar el teléfono. Solo bajó la mirada un segundo, para marcar el número del 911, pero cuando volvió a mirar hacia afuera se dio cuenta de que el fugitivo se encontraba mucho más cerca.

Aterrado, Michael agachó la mirada, tragó saliva y espero a que el aparato terminara de marcar…

—Buenas noches, ha llamado usted a emergencias, ¿en qué puedo ayudarle? —habló la voz de una mujer joven al otro lado de la línea.

—Hay un asesino en mi jardín.

—¿Disculpe?

Haciendo acopio de todo el valor que le quedaba, Michael volvió a alzar los ojos. El asesino estaba demasiado cerca. Pero no había huellas en la nieve.

—¿Hola? ¿Me escucha? ¿Hola? —la voz de la operadora se escuchó como un eco lejano, mientras un escalofrío intenso le recorría la columna vertebral.

El teléfono cayó de la mano temblorosa de Michael. Comprendió que durante aquellos tortuosos segundos, no había estado mirando al desconocido de pie en su jardín. Él no estaba allí. Y lo que sus ojos habían estado observando, era solamente su reflejo en el cristal de la puerta.

Ahora podía escuchar su respiración con total claridad. El asesino estaba detrás de él.


Calificación:


lunes, 17 de febrero de 2020

El Viaje

Junto a mis compañeros de clase hacíamos viajes a lugares diferentes a disfrutar, pero esta vez fue diferente, fuimos a un bosque a un lugar llamado la ruta 45. Fue un lunes a las 1:00 A.M, éramos 12 en un oscuro camino, y yo estaba charlando con unos cuantos de mis compañeros. Cada vez la oscuridad se hacía más intensa el grupo comenzaba a ponerse nervioso, los calmé diciendo que pronto llegaríamos al destino, seguimos caminando. Después de 20 kilómetros de viaje el autobús se pinchó una rueda, el conductor perdió el control y el bus comenzó a girar para luego salir del camino y volcarse en la orilla.

Después de sacar a todos mis compañeros que salieron lastimados, encontramos una casa que se veía en muy malas condiciones pero al menos para pasar la noche estaba bien. Mi compañero me pregunto:

—¿Estás seguro que podemos quedarnos aquí?

—No te preocupes esto es seguro— Contesté.

Me senté con mis compañeros a contar historias de terror, 10 minutos después el conductor desapareció, era extraño. Sentí un frío que me puso nervioso, se nos hizo extraño que nuestros compañeros parecían hacerse menos en cada minuto, pero no fue evidente hasta que desapareció la novia de un amigo, el fue tras ella y lo último que oímos de su boca fue un asustado grito fuerte, quedábamos 10 en ese momento.

Un compañero murió por estar nervioso y meterse muchas drogas. Otro se suicidó sin que lo notáramos, hasta que quedamos 5, después de un rato 3... y en un momento solo yo quedaba asustado agache la cabeza abajo de la mesa llorando una voz me erizo los pelos mientras decía:

—Ahora solo faltas tú.

—¿Qué quieres de mí? ¿Porque mataste a mis amigos?— le pregunté pero no obtuve respuesta. —¿Dónde estás?

—Atrás de ti—. Contestó una voz a mis espaldas.

Me voltee tan rápido como pude.

Después de unos días los policías encontraron los cuerpos de algunos de los jóvenes pero nunca resolvieron el caso.


Calificación:

Una Sombra [Micropasta]

Eran las 3 de la mañana y aún seguía despierto viendo la televisión. Fui a la cocina a beber un vaso de agua y en la ventana de esta sala me percaté de que una sombra extraña estaba observándome.
Temeroso le pregunté qué se creía que hacía, a lo que me dio una respuesta bastante extraña:

Nada, solo espero a que un niño tonto me deje pasar y no dejar pruebas.




jueves, 13 de febrero de 2020

Camino a Casa

Miro hacia el cielo, la luna llena brilla en todo su esplendor, es hora de ir a casa por hoy he hecho todo lo que podía aunque mi sed no se ha saciado, al menos mi noche de juerga ha sido aceptable, esta vez mi conquista fue una muchacha no mayor de 25 años de piel clara, tenía el cabello castaño y unos grandes ojos verdes que podían enternecer el corazón de cualquiera, bueno, casi de cualquiera ya que yo no me tenté el corazón al elegirla para mí.

Comencé a charlar con ella bajo la mala iluminación del bar, dijo que esperaba a una amiga pero había llegado demasiado temprano, yo fui amable y me ofrecí a hacerle compañía, mi blanca sonrisa hizo que no se pudiera negar y en ese momento ella firmó su sentencia de muerte, sin que se diera cuenta, agregué en su bebida un poco de mis efectivos polvos mágicos con lo cual quedó como si llevara bebiendo alcohol todo el día.

La tomé entre mis brazos y suavemente la cargué hasta mi automóvil, conduje a toda velocidad por un camino rural hasta internarme en un bosque solitario, mi corazón latía acelerado por la ansiedad, por la adrenalina y sobre todo por el gusto de poder tomar una vida nueva para mí, la desnudé completamente, su cuerpo se veía hermoso ahí a la luz de la luna con ese par de pechos perfectos que se mecían con cada respiración, por un momento pensé en solo hacerla mía y dejarla vivir, pero el momento pasó así que amarré su cuerpo semiinconsciente a un árbol y empecé a hacer mi trabajo, realicé pequeños cortes en sus brazos y en sus piernas, la sangre comenzó a brotar, era de un tono rojo intenso y olía a juventud.

Posé mis labios sobre las heridas y sorbí lentamente, al primer sorbo me di cuenta de que era virgen, sentí cómo su vida se unía a la mía, cómo su juventud entraba en mí y borraba una a una las arrugas de mi frente, después de este pequeño entremés con la energía renovada, corté su muñeca izquierda, ella comenzó a temblar mientras su sangre que antes brotaba lentamente ahora era un chorro que empapaba mi rostro, saboree cada gota de su sangre hasta que su piel estuvo tan blanca como el papel.

Yo me sentí poderoso, con fuerzas, incluso intenté volver a mi forma original, sin embargo, no tenía la energía suficiente. Frustrado, saqué una navaja, la introduje en medio de sus senos y comencé a bajarla mientras se escuchaba el sonido de carne desgarrada, cuando la abertura era del tamaño adecuado, introduje una mano en su abdomen y de golpe arranque todos sus intestinos, los apreté con furia y los aventé lejos de mí.

Mis manos comenzaron a temblar de emoción mientras apartaba la caja torácica para dejar al descubierto su corazón, el corazón de una virgen que me regresaría mi poder, lo tomé con mis dos manos, se sentía aun caliente, palpitante, lo devoré como un demente, intenté transformarme de nuevo, seguro que esta vez lo lograría, y así fue, mis alas crecieron y también mi cola, mis garras brillaron afiladas bajo la luz amarilla de mis 4 ojos, de puro gusto tomé lo que quedaba del cuerpo y lo partí en dos, ya los animales del bosque se encargarían de desaparecer el rastro, y aunque no fuera eso ya no importa, ya estoy completo, ya puedo volar de nuevo camino a casa.



Calificación: 

viernes, 7 de febrero de 2020

"Anónimo"

"Querido Muerto..."

Fueron las primeras palabras que leí al abrir una carta que había llegado a mi correspondencia, sin un destinatario ni un autor todo estaba en blanco, me llamó tanto la atención que abrí la correspondencia, la carta decía lo siguiente:

"Querido Muerto...

Lamento tanto haberlo hecho, pero mi gusto por la sangre fue tal que no pude contenerme.

Lamento tanto haberte hecho aquello, lamento tanto haber disfrutado cada una de tus entrañas y haberte devorado mientras aún seguías consciente de cada una de tus extremidades".

A este punto de la lectura no pude aguantar más y mis ojos comenzaron a ponerse llorosos, mi estomago débil y mis palmas sudorosas, pero cogí valor y seguí.

"Aquí escribo esto mirando tu ventana colando esta carta en la bolsa de tu cartero, esperando a que llegues a este punto, con cariño.

Anónimo."



Inmediatamente tocaron a mi puerta, lanzándome un cuchillo, lo ultimo que vi fue al atacante, después todo se volvió negro....


Cuando el peritaje encontró la escena del crimen, una nota anónima se encontraba cerca del occiso, se podía leer claramente:


 ¿Quien quiere otra carta??



Calificación: