lunes, 24 de junio de 2019

Eyeless Jack

Hola, mi nombre es Mitch, estoy aquí para hablarles de una experiencia que tuve. No sé si fue algo paranormal o cómo sea que le llamen a los fenómenos sobrenaturales, pero después que esa cosa me visitó, ahora, creo en esas mierdas paranormales.

A Edwin le agradaba la idea que me mudara con él, ya que, después del todo, no nos hemos visto desde hace 10 años, así que a mí también me emocionaba, luego de desempacar me quedé dormido. Después de esa semana, oí susurros afuera, cerca de la una de la mañana. Primero pensé que era un mapache, así que lo ignoré e intenté volver a dormir. 

A la mañana siguiente, le conté a Edwin lo que pasó y estuvo de acuerdo en que solo fue un mapache, sin embargo, a la noche siguiente me pareció que la ventana de mi habitación se abría y oí un golpe muy fuerte, como si algo hubiera entrado a mi cuarto. Me levanté del golpe y miré para todos lados, sin encontrar algo raro, en la mañana Edwin tiró su café cuando me vio, el me acercó a un espejo y entonces me di cuenta de que tenía un corte muy profundo en la mejilla izquierda.

Luego de apurarnos en llegar al hospital, el doctor me dijo que pude haber caminado dormido, pero entonces me mostró algo que me mi mandó el alma a los pies. Levantó mi camisa y vi una incisión cosida dónde estaban mis riñones. Lo miré a los ojos, con los míos llorosos. “De alguna manera perdiste tu riñón izquierdo a noche, pero no te sabría decir cómo. Perdón, Mitch”. Me dijo el doctor.

Al llegar la noche me quebré, cerca de la media noche desperté para ver una imagen horrible: Estaba viendo cara a cara a una criatura con una capucha negra y una máscara azul oscuro sin nariz ni boca. Pero lo que más me asustó de esa cosa era que eso no tenía ojos, sólo unas cuencas vacías y oscuras. La criatura tenía además una sustancia negra goteando de sus cuencas. 
Tomé una cámara que tenía cerca en un manto y le tomé una foto, pero después de hacerlo, la criatura se lanzó sobre mí e intentó abrirme el pecho para llegar a mis pulmones. La detuve al patearle la cara y salí corriendo de mi habitación, tomé mi bolsa porque necesitaría el dinero. Tuve que escapar de casa de mi hermano esa noche. Eventualmente terminé en los bosques cerca de casa de Edwin y tropecé con una roca.

Eyeless jack

Quedé inconsciente y al despertar me encontré en un hospital, el doctor entró a la habitación, era el mismo que me trató antes. “Te tengo buenas y malas noticias, Mitch” comenzó a decir el doctor. “Las buenas noticias son que tuviste heridas muy leves, y tus padres ya vienen por ti.” Suspiré aliviado. “La malas son que tu hermano fue asesinado por alguna… cosa. Lo lamento”.

Mis padres me llevaron de regreso a casa de Edwin para tomar las cosas que quedaban, al entrar en mi cuarto, estaba muy asustado, pero tuve que mantenerme tranquilo, tomé la cámara que se quedó tirada en mi carrera. En el pasillo que va a mi cuarto, vi el cuerpo de Edwin en el suelo, y algo pequeño a su lado, levanté esa cosa y subí al auto de mis padres sin mencionar el cadáver de mi hermano. Observé aquella criatura que recogí y estuve a punto de vomitar, estaba sosteniendo mi riñón a medio comer, con alguna sustancia negra en él.

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Calificación: 



#020 El Holder de la Decepción

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o casa desolada donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete al escritorio principal y pide reunirte con aquel que se hace llamar "el portador de la decepción". El empleado te mirará con una expresión de asombro en su cara. Entonces, con una velocidad sobrehumana, te atacará con un bastón.

Cuando tu conciencia regrese, yacerás en un patio bajo una noche estrellada. Habrá una gran escalera de piedra que parece subir al mismísimo Cielo. Sube por esta escalera y no te entretengas con el paisaje, no importa lo hermoso que sea.

Después de algunas horas, llegarás a un grandioso anfiteatro de mármol pintoresco con el estilo de la Antigua Grecia. Baja al fondo del anfiteatro. Un viejo con ropas claras te estará esperando en una tarima en el centro. Este historiador estará disertando como si hubiera una gran muchedumbre; sin embargo, no debes prestarle atención, pues nada de lo que habla es cierto. Si eres cautivado por su habla carismática, tu mente será subyugada por su engaño y te convertirás en su esclavo. Solo reaccionará a una pregunta:

¿Cuál es la única verdad de la que pueden hablar?

El hombre bajará su mirada hacia ti y te mirará con gran tristeza. Te impartirá una historia que sacudirá los fundamentos de tu alma con enorme pena, pero te permitirá saber una gran verdad: el número en sí no es lo que parece. Entonces te señalará una salida del anfiteatro y continuará con su lectura. Gírate rápidamente, y ahora podrás ver a una legión de demonios sentados en los asientos del anfiteatro. Camina a la salida lo más rápido posible. Ahí habrá un gran grimorio al lado de la puerta. Tómalo y sal por la puerta. Te encontrarás de vuelta en la calle detrás de la institución.

El grimorio que tomaste, cuyas páginas están cerradas y bloqueadas con un gran candado de acero, es el objeto 20 de 538. Si deseas ver más allá del engaño y reunirlos, debes encontrar la llave.


#019 El Holder de la Inocencia

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o casa desolada donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete al escritorio principal y pide sin vacilar que te reúnan con aquel que se hace llamar "el portador de la inocencia". El empleado no dirá nada, pero una lágrima caerá de uno de sus ojos.

Pasará a guiarte por un pasillo olvidado en un ala abandonada del subterráneo de la institución. No entrará al pasillo contigo, pero te mirará a los ojos con un deje de esperanza, su expresión en sí parecerá orar por tu salvación. Si entras al pasillo no verás mucho, salvo suciedad, fragmentos rotos de lo que una vez fueron estatuas talladas de mármol. Después de un rato, oirás un gimoteo suave del otro lado.

Al girar la cerradura sencilla de la puerta de madera situada en el extremo opuesto, una luz cálida y acogedora caerá en tu rostro. Te encontrarás en un dormitorio con una niña de ocho años y medio. La chica va a estar sentada con las piernas cruzadas en el suelo a los pies de la cama, su única prenda será un vestido de noche abierto, dejando al descubierto la totalidad de su cuerpo puro. Ella es la fuente de los tortuosos gimoteos, y nada de lo que puedas decir consolará su torrente de lamentos sofocados. Solo callará si le preguntas:

¿Qué pasó cuando se crearon por primera vez?

Ella dejará de llorar para mirarte directamente a los ojos. Su belleza te dejará sin aliento, y si aún eres capaz de aunar algún pensamiento, solo será el darte cuenta de que en ella puedes ver todo lo que amas en este mundo. De pronto, verás que la niña estará sangrando de sus regiones inferiores y un falo grotesco emergerá del pequeño orificio entre sus piernas. El objeto palpitará en señal de vida, y te darás cuenta que tratará de hipnotizarte. No le quites la mirada, no querrás desafiar su paciencia.

Pronto, el cuarto desaparecerá frente a tus ojos y estarás parado en la versión más serena de un claro que hayas visto, y toda la fauna de la naturaleza se regocijará a tu alrededor, sin miedo de nada, ni de la muerte. Al poco tiempo una sombra caerá en el prado, y verás que el bosque comienza a arder en un pilar de flamas. Oirás gritos y gruñidos, pero lo que te hará palidecer más que nada serán los chillidos calmados, los lamentos ahogados de todos los inocentes del mundo que ha terminado. Casi nadie puede soportar esas súplicas casi silentes y mantener la más pequeña esperanza sobre el futuro.

La ilusión se esfumará y te encontraras de vuelta en el cuarto. Encontrarás a la niña tirada en el suelo; su rostro mostrará una mezcla de agonía y horror, su ya podrido cuerpo alimentará al falo alargado dándole un brillo siniestro.

Ese es el objeto 19 de 538. Si lo tocas será tuyo, pero si lo dejas controlarte entonces usará tu cuerpo para buscar y unir todas las piezas, sin importar lo que cueste.

miércoles, 12 de junio de 2019

#012 El Holder de la Catástrofe

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier parque de diversiones abandonado. Encuentra la montaña rusa más grande del parque, sin importar la condición en la que se encuentre. Toma asiendo en el extremo izquierdo del primer carrito, y luego cierra tus ojos y murmura:

"Deseo ver al portador de la catástrofe".

Sentirás que la montaña rusa se empieza a mover, pero no debes abrir tus ojos todavía. La atracción comenzará a ir hacia arriba por un largo trecho en tanto escuchas el rugido de las vías. Oirás voces susurrándote y pidiéndote que las salves, pero no debes responderles, o te arrastrarán al mismo vacío que pertenecen.

Las voces dejarán de hablarte y el carrito llegará a su parada. Con tus ojos aún cerrados, debes sostenerte de la barra de soporte del carrito tan fuerte como puedas, pues pronto irás en picada a una velocidad imposible. Poco a poco el aire a tu alrededor se irá sintiendo helado, y continuará de esta manera hasta que te estés congelando. Una vez que sientas que el carrito en el que estás desaparezca, debes presionarte contra la barra de soporte, ya que es la única cosa que te mantiene atado a la realidad.

Te detendrás abruptamente. Suelta la barra y siéntate derecho con tus ojos cerrados hasta que oigas el sonido de la fanfarria de un carnaval en la lejanía, y solo entonces podrás abrir tus ojos, para ser recibido por una carpa de circo a rayas y enorme a unos metros de ti, rodeada de una pradera y gente sonriente, tanto adultos como jóvenes.

Debes caminar hacia la carpa, viendo fijamente la pequeña entrada que está envuelta en oscuridad. Mientras caminas, la serenidad a tu alrededor comenzará a mutar. Lentamente, la pradera morirá, la música de carnaval se ralentizará y cambiará su tono hasta que empiece a sonar retorcida y demoníaca. Las personas se marchitarán en el mismo lugar en el que están paradas. Comenzarán a gritar en agonía y a pedirte que los ayudes; pero no puedes verlos directamente, o sufrirás el mismo destino que estas ilusiones. Debes caminar al frente hasta que llegues a la entrada oscura. Sigue caminando y permítete ser engullido por la oscuridad, sin detenerte o mirar atrás. No te detengas hasta que divises una luz tenue en la distancia y escuches los sollozos de un hombre. Sigue estas señales, en lo que escuchas el llanto del hombre acrecentarse en potencia, hasta que puedas ver que la luz proviene de una puerta.

Cuando atravieses la puerta, te toparás con una celda fría de cemento. En la esquina izquierda verás al hombre llorando vestido como un payaso de circo, cubriéndose la cara con un diario pequeño. Debes acercarte a él lentamente, sin perturbarlo, hasta que esté enfrente de ti. Siéntate a su lado, y pregunta:

¿Qué tenemos que perder?

Entonces el payaso te leerá un extracto de su diario mientras enjuga sus lágrimas. El escrito detallará el deceso de millones de inocentes, y las fuerzas que tan cruel y fríamente llevaron a cabo este acto. En tanto lee, proyecciones aparecerán a tu alrededor, y te será posible observar la muerte de cada persona en la historia, muchos de los cuales fueron masacrados, muchos de los cuales perecieron ante enfermedades. Sin embargo, debes mantener tu mirada en el payaso, pues si dejas de verlo, quedarás atrapado en esta ilusión y te convertirás en parte de la historia misma.

Cuando finalice, dejará de llorar. Apartará el libro de su rostro, revelando que ha sufrido la misma clase de deterioro que las ilusiones que acabas de ver. Te entregará el libro, que debes aceptar. Te advertirá que no debes leer el diario por tu cuenta, o te conducirá a la locura.

Entonces te susurrará:

"Cuando los riesgos son grandes, es mejor hacerte el payaso" 

El resto de su cuerpo se pudrirá, así como la habitación en la que te encuentras. Debes cerrar tus ojos una última vez y contar doce segundos antes de abrirlos. Cuando lo hagas, te hallarás en el mismo asiento del carrito de la montaña rusa en donde comenzaste.

El diario es el Objeto 12 de 538. No se debe permitir que estos eventos vuelvan a ocurrir.


#014 El Holder del Adversario

En cualquier ciudad, en cualquier país, aventúrate a través de las calles solitarias de los barrios bajos de la ciudad. Si te cruzas con un hombre desarreglado llevando una botella de licor en una bolsa de papel, con su camisa empapada en sudor y sus pantalones enlodados, no tengas miedo de preguntarle si conoce a alguien que se hace llamar "el portador del adversario".

Más que gustoso, sonreirá como si te conociera, como un viejo amigo con el que compartes una broma interna. No te alarmes, el hombre conoce a quien estás buscando. El menos afortunado de nosotros parece saber cosas más allá de nuestros sueños. Te guiará a una alcantarilla y deslizará casualmente la tapa de metal con sus botas mugrientas. Echándote una pequeña linterna que alumbrara precariamente, te urgirá que bajes a aquel abismo.

Una vez dentro de las profundidades del sistema de alcantarillado, te darás cuenta de que no hay olor desagradable (ningún olor, de hecho). Pero si utilizas la linterna para mirar alrededor, te darás cuenta de que estás en un cuarto redondo. De todas las paredes colgarán cuerpos parcialmente descompuestos, con sus almas suspendidas por siempre en un estado de pseudo-conciencia, sintiendo todo el dolor y horror de estar atrapados en sus cuerpos. Habrá cuerpos desparramados en el suelo, y verás que uno cercano te toca. Querrás alejarlo, pero de repente, el olor llegará. Será lo más desagradable que podrías imaginar: excremento humano, fluidos desconocidos y carne descompuesta.

Estarás paralizado momentáneamente por el horror de esto, y cuando te recuperes, has lo que puedas para no vomitar. Un pensamiento aparecerá en tu cabeza:

Nosotros somos los restos de aquellos que no pudieron hacerle frente al adversario.

Tragarás saliva, asustado, mirando fijamente alrededor tuyo, buscando la fuente de la voz. Pero, de repente, los cuerpos comenzaran a explotar, uno por uno, liberando más del horrible olor, bañándote en fluidos cadavéricos y trozos viscosos de restos humanos.

Entonces, todo lo que está en el suelo parecerá mezclarse lentamente en una vorágine y lo que se alzará de aquella solución será una criatura de belleza pura. Hombre, mujer, o algo por completo diferente: depende de ti. No podrás apartar tu mirada de este ser vistoso y desnudo hasta que te des cuenta de que se trata de una caricatura idealizada de ti. Confiado, absolutamente bello, esbozando una sonrisa paciente y gentil. Será todo lo que tú desearías ser.

Serás llenado por un celo repentino, una ira total, una necesidad de destruir este perfecto tú. No lo hagas. Si lo haces, te perderás en la ira del adversario y pasarás a ser una decoración en aquel cuarto. Solo puedes preguntarle una cosa a esta criatura exquisita:

¿Qué podrían destruir?

El portador del adversario se reirá de ti melodiosa y condescendientemente, te explicará como si fueras un estúpido niño pequeño la respuesta a tu pregunta. No se saltará ningún detalle, incluso el más horrible. Aunque terrorífica, la historia será interesante y tranquilizante, y te verás absorto en una fascinación juvenil con el portador. Puede que asemejes la historia con una que te fue contada por un ser amado o un profesor cuando eras pequeño, y sabrás que ahora tienes la llave para derrotar al adversario.

Al final de la historia, el portador te preguntará, sonriendo complacido:

¿Qué harás ahora, mi niño?

Colocará un objeto en tu palma, tu mano se cerrará inconscientemente alrededor de él.

No debes abrir tu mano hasta que abandones este lugar.

Por el tono de su voz, sabrás que es la despedida. Ahora debes darte la vuelta e irte sin mirar atrás. Una vez que hayas escapado del alcantarillado, abre tus dedos: lo que encontrarás será un soldadito de plástico verde.

Este juguete es el objeto 14 de 538. Aquel será tu peor enemigo y nunca deberás permitirle que se una al resto.