domingo, 26 de mayo de 2019

#003 El Holder de la Eternidad

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o casa desolada donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete al escritorio principal y pregunta por aquel que se hace llamar "el portador de la eternidad", un suspiro podría escapársele al empleado, así como una mirada de lástima hacia ti. Te conducirá rápidamente hacia un tramo de escaleras en donde debería estar el sótano, pero no lo está.

El empleado te indicará que lo sigas por un corredor oscuro y estrecho. Mientras te acostumbras a la oscuridad del subsuelo, comenzarás a escuchar un coro de gritos. Al principio será a penas audible, como si se originará a una gran distancia de allí, pero a medida que se acerquen al final del pasillo, los desgarradores gritos se harán más claros y atronadores, opacando todos los demás ruidos. Rápidamente, el estruendo se hará tan doloroso que sentirás la urgente necesidad de arañar tus propios oídos con tal de escapar de él; resiste el impulso. El empleado, que estoicamente resistió la cacofonía, te mostrará una puerta. Tan rápido como le sea posible, la desbloqueará y correrá, dejándote, solo en aquel pasillo oscuro y estrecho.

Está será tu última oportunidad de correr, si decides seguir, abre la puerta; los penetrantes lamentos cesarán abruptamente, dejando tus oídos zumbando. La habitación en la que ingresarás estará cubierta por una oscuridad casi tangible que consume todo menos la pared del fondo. Esposado a aquella pared, colgará una figura demacrada, cubierta de cortes e incisiones en su piel. Te mirará fijamente con una sonrisa maníaca pegada en su cara, el hecho de estar lleno de heridas supurantes y de tener un bisturí enterrado en el pecho parecieran no perturbarlo. La única manera de salvarte de las oscuras maquinaciones de la mente de este hombre es preguntar:

¿Quién los creó?

Antes de responder, el se reirá convulsivamente, de la misma manera en la que agoniza un animal. Su respuesta será el relato más horrífico que hayas escuchado. Dejará atrás conceptos tan humanos y primitivos como el dolor y la muerte, para profundizar en la esencia misma de la maldad; aquellos débiles de mente podrían perder la cordura al escucharlo.

Cuando termine, dependerá de ti liberarlo de su terrible carga. Si remueves el bisturí de su pecho, el hombre se estremecerá rígidamente un vez más antes de quedar en silencio para siempre.


Ese bisturí es el objeto 3 de 538. Depende de ti si los demás deberían ser protegidos o destruidos.



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