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jueves, 16 de enero de 2020

Creo que mi hijo quiere Suicidarse

Creo que mi hijo se va a suicidar.

Lo amo, pero yo creo que está pasando por un mal momento. Se sienta en su habitación todo el día y la noche, con quince años, se podría pensar que estaría tramando algo.

Realmente no importa lo que haga: fútbol, ​​teatro, arte, ballet, cualquier cosa, yo solo quiero que sea feliz. Él simplemente no tiene esa unidad para la vida como un adolescente debería.

Recientemente le dijo a mi esposa que la odiaba. Le gritó en su cara después de que discutieran sobre sus calificaciones, también ha estado bajando en la escuela y lo suspenden constantemente. Abracé a mi esposa horas después de eso.

¿Qué le pasó a ese niño feliz? ¿Qué le pasó a mi hijo? ¿Por qué no me deja entrar? Sé que puedo ayudarle.

Dios, mi pobre muchacho. Ha sido intimidado también, por la forma en que se viste y actúa. Está en su fase de "oscuro y melancólico", pero no me gusta que se lo tome tan en serio, es decir, yo era igual en el pasado y odiaba a mis padres también, pero no tuve ideas suicidas.

Sabíamos que estaba en problemas después del primer incidente de autolesión. Al parecer, había estado cortándose en el transcurso del año pasado.

Seguiré luchando.

Lo llevamos a un psiquiatra y terapeuta de la escuela, pero sólo se cerró más. Él simplemente no quiere ayuda. Le pido a Dios que me ayude a comprender qué pudo causar todo esto.

Según el psiquiatra, él no tiene ninguna razón para ser tan problemático como es. No han encontrado ningún caso a raíz de su infancia, no han encontrado desequilibrio, no han encontrado... nada.

La oscuridad en sus ojos ahora. Dios, la oscuridad. Hice contacto visual por primera vez en meses, y era como mirar a los ojos de un tiburón.

Es frío. Frío para nosotros, frío para sus amigos, frío para todo el mundo.

Le pregunté a sus amigos sobre él y sienten lo mismo que nosotros. Están preocupados. Se ha alejado a sí mismo y arremetido incontablemente contra sus compañeros. Ha conseguido ser golpeado por desconocidos y amigos por igual.

Odia a todos y todo. Ni siquiera presenta los síntomas normales de una persona deprimida. Se come sus comidas, no escucha música oscura (o cualquier tipo de música en realidad), y su historial de pornografía está sorprendentemente limpio.

Sólo... Estoy en una pérdida.

Hoy en día, mientras estaba en la escuela, busqué en su habitación. He encontrado cuchillos, cuerdas, y mi vieja pistola, la cual se encontraba en mi caja fuerte. Había drogas, incluso, simplemente a la vista.

Confisqué los artículos y seguí buscando.

Buscando algo.

Me di por vencido y volví a trabajar. Esa noche, cuando volví a casa, era como si una bomba nuclear se hubiera activado.

Gritó hasta quedarse ronco con nosotros. Tomamos sus drogas y armas, se sintió como la víctima. La lucha acabó con él golpeando su puerta cuando yo estaba en mitad de un sermón.

Hoy, miré de nuevo. He encontrado una nota de suicidio. Dos, en realidad. El primero era un borrador, pero fue desechado.

El segundo, sin embargo, era horrible. Contenía alegaciones de abuso sexual y físico. Es la crónica de años de tortura y el alcoholismo. Estaba bien escrito, casi como si de un adulto se tratase. Se terminó con una disculpa vaga en lo que respecta a las dos vidas que arruinó.

Sin embargo, la carta no fue escrita por una víctima. Fue escrito por un asesino que iba a matarlo a él y a su familia. El autor de la carta decía ser... yo.

Creo que mi hijo se va a suicidar.

Pero no antes de que mate a mi esposa y luego a mí.



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domingo, 12 de enero de 2020

Navidad sangrienta

La navidad es aquella ceremonia donde se festeja el nacimiento de Cristo, y todos tienen una noche buena, pero la familia Edith no tuvo esa noche buena. Londres año 1980, la familia Edith espera ansiosa la navidad, es un día con mucha nieve, pero podría ser peor cuando informan por televisión sobre un asesino que se ha escapado de la cárcel con un traje de santa Claus y que ronda por esa misma zona, la familia se mantiene alerta, pero no lo suficiente ya que no han asegurado la casa y que en cualquier momento el prófugo podría introducirse en el hogar.

Ante esto la madre manda a dormir a su hijo en el segundo piso de la casa, para estar más asegurado. Ya es medianoche y en la casa están todas las luces apagadas, de repente se siente un ruido por la chimenea. Entonces Lautaro, hijo único de la familia, se levanta de la cama creyendo que era santa, fue entonces cuando la madre grita:

¡Lautaro corre y escondet....

Pero el asesino le corta el cuello a la mujer con lo cual muere ensangrentada, el niño siente un temor inexplicable. Mientras el niño subía las escalera rápidamente, el prófugo le decía con voz dulce y delicada:

Lautaro, dale un abrazo a Santa.

Fue entonces que en esa ocasión aparece el padre del niño peleando contra aquel asesino, pero por un descuido minúsculo el psicópata saca un hacha que tenia escondido en su traje robusto y le corta el hombro al pobre hombre que gritaba agonizante en el pasillo de su casa, mientras gritaba adolorido por la herida el esquizofrenia hombre le corta la cabeza al padre de Lautaro. Ahora sí, Lautaro sentía miedo, pero a la vez furia y tristeza por lo sucedido aquella noche de alegría, él estaba solo e indefenso lo único que pudo hacer fue esconderse en su cuarto, encerrarse en su closet y llamar sollozante a la policía sin que aquel demente se diera cuenta de la llamada a las autoridades y que todo se diera por terminado... pero no fue así como lo pensó Lautaro.

El asesino aun buscaba al joven asustado, pero cuando subió las escaleras escucho un bullicio en el armario, el loco sin pensarlo cortó el cable del teléfono, abrió el armario y asesinó brutal y despiadadamente a aquel joven niño de tan solo 7 años de edad, cortándole sus miembros y extrayendo sus órganos. Mientras Lautaro agonizaba el despiadado hombre le corto el cuello y es ahí cuando la vida de aquel niño se da por terminada, pero antes de irse el loco vestido de santa Claus descuartiza a los integrantes de la familia, los mete en una bolsa negra y los coloca en una caja cuadrada, los envolvió con papel de regalo y lo dejo debajo de aquel árbol de navidad que hermoso se veía con sus adornos navideños. Jamás se volvió a saber de aquel asesino, pero ten cuidado, puede que en cualquier navidad aparezca en tu casa, pero... ¿estarás preparado para ello?


jueves, 2 de enero de 2020

Jeff the Killer vs Jane the Killer

Jeff caminaba con sus sudadera por las oscuras calles de la ciudad, llevaba su típica ropa de siempre y como siempre llevaba su cuchillo en sus bolsillos escondido. Eran ya mas de las 1 de la madrugada cuando sintió que alguien lo seguía, volteo rápidamente, y no vio a nadie detrás. Siguió caminando y la sensación de seguir estando perseguido también persistía. Volteo otra vez, y otra vez nada. Por un momento pensó que podría ser un animal callejero. Acelero el paso. Su ira se estaba desencadenando. Hace solo unas horas que había cometido un asesinato, pero aun tenia ganas de mas. Convencido de que estaba siendo perseguido, Jeff se detuvo en seco y de dio la vuelta

-¡No me vengas a joder, mierda! Aparécete, si eres tan valiente -grito a la calle vacía.

Vio como nada cambiaba, hasta que una niña de mas o menos su edad, salio de entre los arbustos que estaban a un lado de la calle. Ignorándola, siguió su camino.

-¡Aparece! ¿por qué te vas? ¿eres tan cobarde que huyes, Jeff? -le grito la niña.

Se detuvo y volteo. Jeff nunca a nadie le aguantaba que lo ofendiera, ni menos que una mujer lo hiciera, saco el cuchillo de su bolsillo y se dio media vuelta para pelear con la mujer que estaba al otro lado de la calle, parada, confiada de lo que estaba haciendo.

-¿Como fue que me llamaste? -dijo amenazador amente a la mujer.

-Cobarde  -le contesto la chica- Al fin te encuentro, Jeff the Killer, me presento, me llamo Jane -le dijo burlona mente.

¿Quien se supone que era esta niña para tratarlo así? ¿Quien se creía? ¿Acaso quería morir? Jeff rió por lo bajo, era realmente estúpido que una mujer le estuviese insinuando. Aunque hubiera sido quien fuese, Jeff nunca perdonaría a nadie. Le puso su cuchillo justo a la altura de la garganta y le hablo.

-Te arrepentirás de haberme insinuado -le dijo-, si juegas con fuego, te quemas.

-No me vengas con tus habladurías baratas, llevo mucho buscándote, te haré pagar, bastardo, pagaras por todo lo que has hecho -le hablo Jane, muy confiada.

La ira de Jeff estaba ya por explotar, Jeff iba a clavare el cuchillo que tenia contra la garganta de ella , pero fue muy lento, y Jane aprovecho para sacar su cuchillo que traía escondido. Sabia que esta seria la noche en que mataría a quien tanto mal había causado. Le apunto con su cuchillo justo en la cara.

La paciencia de Jeff se había esfumado, no soportaría jamas que alguien lo amenazara, y menos ese alguien saldría vivo de haberlo hecho. Jeff la empujo violentamente, haciendo que Jane cayera violentamente contra el suelo de la dura calle. Ella no se quedo ahí, se puso de pie antes de que Jeff hiciera otro movimiento y le lanzo lo primero que vio: una piedra. A Jeff le llego en la cara, pero en vez de lamentarse por el dolor causado, este golpe le dio mas coraje para asesinar a la patética niña que estaba tratando de pelear con el. Se toco la frente, y noto que le corría sangre.

Corrió contra Jane, y le hizo un corte en un brazo. Esta, grito y empujo a Jeff para alejarlo. Jeff rió al ver su cara de dolor, lamió la sangre de su cuchillo, satisfecho de lo que estaba haciendo y volvió a atacar a Jane. Esta vez, ella fue mas rápida y le enterró su cuchillo en una pierna. Jeff grito, y luego abofeteo a la niña. No por ser mujer le tendría mas cuidado o le dejaría que hiciera lo que quisiera. El no perdonaba.

Jeff recordó la navaja que traía en su otro bolsillo, así que la tomo rápidamente y la lanzo hacia Jane. La puntería de Jeff era impresionante y logro clavársela a la altura del apéndice. Jane cayo. Jeff reía, lo que a Jane le daba mas coraje para enfrentarlo y lograr deshacerse del maldito Jeff. Se levanto, aunque su sangre le corriera, y lanzo la navaja de Jeff hacia el mismo, que se alejaba de ahi caminando. La navaja se le clavo un brazo. Jeff maldijo y se volteo. Su primer intento de matarla fallo, el segundo no lo haría.

-¿Por que huyes? -le hablo ella- ¿no puedes conmigo?

La ira de Jeff había alcanzado un nivel impresionante. Corrió hacia Jane y le pateo en el estomago haciéndola caer. Luego, sin darle oportunidad de nada, le tomo del cabello y la golpeo contra el suelo. Jane le agarro uno de los pies y se lo tiro para hacerlo caer. Jeff no soltó del cabello a Jane y con toda su fuerza, se paro y la lanzo contra el suelo. Jane se paro, aunque su cuerpo y mente estuviesen agotados.

-¿Crees que me daré por vencida? Estás muy equivocado, me desharé de ti -le grito.

Jane tosió sangre y se limpio la boca. Miro hacia donde se supone estaba Jeff y no lo vio.

-Cobarde, huiste -grito a la calle absolutamente vacía.

Se dispuso a caminar por la calle para ir a buscar a Jeff, decidida a matarlo. Caminaba con su cuchillo en la mano, cuando de su lado derecho, un cuchillo salio de la nada, y se clavo en su espalda.

Jeff salio de su escondite. El sabia que Jane iría a buscarlo, y aprovecho eso para así atacarla sin que se diera cuenta. Jane cayo al suelo y se empezaba a desangrar. Jeff se agacho a su altura, la tomo del cabello mirándola a la cara. A pesar de que Jeff también sangraba de la boca y la herida de su frente, al parecer estaba mucho mejor que ella.

-Bastardo, eres un ... -le dijo Jane.

Jeff, aprovechando que la tenia del cabello, la hizo darse un golpe contra el pavimento, tomo su otra navaja y se la clavo en la espalda igualmente. Jane grito.

-A mi, nadie me insulta. A mi, nadie me gana -le dijo.

Hizo por ultima vez que Jane se golpeara contra el pavimento y le saco los cuchillos que tenia clavados, ademas de llevarse el de ella. Le seria útil en algún momento, ademas, recordaría como fue que venció a la tal Jane.

Jeff se puso de pie, se dio la media vuelta y, antes de desaparecer de la vista de Jane, le dijo, concluyendo lo que estaba diciendo antes.

-Porque yo, soy Jeff the Killer -Y desapareció de las oscuras calles.

lunes, 30 de diciembre de 2019

Impostor Familiar

Ella preparaba la cena en la cocina, no tardaba en llegar su esposo del trabajo cuando escuchó un fuerte ruido que venía de afuera, donde están los botes de basura, como si éstos cayeran. No salió a ver qué era, tal vez tan solo era un gato de la calle buscando comida.

Un minuto después suena el timbre de la puerta, entonces ella sabe que él, su esposo, ha llegado. Abre la puerta, esperando un cálido abrazo y un cariñoso beso de su parte, pero no sucede, el entra sereno, callado y… frío.

Se sentó en una silla del comedor. Ni un comentario, ni un "¿cómo estuvo tu día?", ni una frase de amor, ni siquiera pregunta si ya estaba lista la cena. Nada salió de su boca, él tenía una cara sin expresar ninguna emoción, como de póquer.

Estaba ido, estaba ahí pero a la vez no. Se veía como si hubiera visto algo horrible. Sólo la miraba, apenas parpadeó, ella estaba asustada. Le preguntó si todo estaba bien, el sólo sonrió.

Pasaron unos minutos tranquilos pero tensos, interrumpidos por su hijo pequeño. En ése instante él se levantó de la silla, ante la insistencia de ella de que esperara un poco para la cena, y la obvia pregunta de su hijo de "¿qué le pasa a papá?" A la que ella responde que tal vez tuvo un mal día en el trabajo. Pero en el fondo sabía que él no estaba bien.

Al día siguiente ella sale a recoger el periódico, como hace todos los días, antes de que su esposo despierte. Miró muchos gatos olisqueando unas bolsas negras junto a los botes de basura, ella los espantó e, invadida por la curiosidad, tal vez no debió, abrió una de las bolsas…

"¡No puede ser!" Exclamó, llevándose las manos a la boca, presa del horror; era el cadáver descuartizado de un hombre, que resultó ser... Su esposo.

Mientras ella buscaba los por qué, los gritos de su hijo la estremecieron. Entonces ella se dio cuenta, de que no debió dejar entrar a su esposo la noche anterior.



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viernes, 27 de diciembre de 2019

Mi Esposa Llegó a Casa Temprano

Mi esposa era la única hija de un matrimonio adinerado que vivía en el área rural de Nueva York, para ese entonces, llevábamos casados ocho meses y las cosas no podrían ir mejor. Teníamos nuestra propia casa, buenos trabajos e incluso nuestros propios autos, como es usual al pensar en el sueño americano. Estábamos pensando en conseguir un perro y también conversando sobre la posibilidad de tener hijos en un futuro cercano, pero las cosas no salieron como esperábamos.

Una mañana ella recibió una llamada de la policía, diciéndole que sus padres fallecieron en un accidente en la carretera. Nunca en mi vida la había visto tan abatida. 

Después del velorio y los funerales, llegaron los crudos trámites legales de los cuales uno nunca quiere hablar después de una muerte. 
Al repasar el testamento notamos que sus padres le habían dejado la hacienda, una parcela que consistía en unos 200 acres con una casa de un millón de dólares en el lago. Ella estaba sorprendida, por decirlo poco. Nos mudamos rápidamente allí, vendimos nuestra antigua casa y los autos, aceptando de buena manera las pertenencias que mis suegros nos dejaron. 

Pero había un problema, esa casa simplemente se sentía... muerta. Era muy grande, pero de alguna forma estrecha y todas las paredes parecían ser más angostas de lo que deberían. Podías gritar de un extremo de la casa sin escucharlo en el otro. Nos tomó un tiempo acostumbrarnos, pero al final le agarramos cariño al viejo mastodonte o al menos eso fue lo que le dije a ella.

Cuando estaba solo en casa había algo en ese lugar que me desconcertaba, un rechinido en el piso, un crujido en la ventana, un escalofrío en mi cuello cuando pasaba al lado de una ventana brillante sintiéndome observado, realmente lo odiaba.

Mi esposa trabajaba hasta tarde los días de semana, cuida a las personas en un asilo y sus turnos solían ser desde las cuatro hasta la media noche. Usualmente yo disfrutaba de este tiempo a solas, con frecuencia leía o escribía y a veces preparaba una gran pipa y me sumergía en alguna película. Y esta fue una de esas noches, le di unas caladas a mi pipa, me envolví en una sábana y comencé la película. Era un viernes a eso de las ocho de la noche y supuse que unas cervezas no me caerían mal, de todos modos tenía unas cuatro horas antes de que mi esposa regresara. Bebí unas cuantas y llegué casi a la mitad de la película antes de escuchar algo en el piso de abajo.

Juro que pensé que era la casa jugándome trucos como lo había hecho tantas veces en el pasado, traté de ignorarlo pero entonces escuché un portazo, me levanté rápidamente y fui al piso de abajo. Mi corazón casi se paraliza cuando vi la luz encendida en la cocina, yo sabía que la había dejado apagada. 



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jueves, 26 de diciembre de 2019

Oro Bañado en Sangre

Desde el lúgubre atardecer, hasta la noche; cuando la luna llena causa una sensación de vacío en nuestras almas. Cuando los autómatas secuestran, cuando el llamado se ejecuta y cuando el oro se baña en la sangre.

Las almas en pena que vagan con miseria, que se adentran en un fulgoriento baile lleno de sufrimiento y miseria; resplandece sobrepasando las lágrimas de los ahogados, todos y cada uno de ellos son, víctimas de un autómata necrófago.

Cuando él secuestra, tu vida se encuentra en un baile que resplandece en agonía, tu vida se va en una silla. Los tendones que sostienen tu pesar, serán procesados lentamente, para luego ser devorados; mágicas alucinaciones pasan en su mirada.

Su proceso implica ardor e irrelevante tortura. Cuando termina de satisfacerse, las brasa fundidas de las insaciables fauces, del que más ama su vida, terminará vagando en una bella rotonda de infinidad, donde su sangre bañará en oro.

Nadie lo conoce, su mente se disfraza de un hombre que camina, las calles se deslizan en sangre de inocentes, que cobrarán su venganza ante la bestia necrófaga; su cara se bañará en lágrimas de ignorancia, mientras que la noche inocente se adueña de él, de un autómata mentiroso.

Pútridos idiotas, creen que un alma, no escucha, no ven, no sienten… todas se sostienen al tanto de las situaciones dentro de nuestros corazones, cuando la vida que depende de él; las alucinaciones de un mundo mejor lleno de paz y amor. ¿Surgirá cuando el calor de las brasas nos envuelvan? Nuestras piernas que sostienen nuestras almas, nuestra cabeza, un mundo que no conocemos.

El halo que se demuestra y ve en el fulgoriento baile, se alza en una grotesca luna llena, el aullido del lobo, el despertar de La Bestia, el acudiendo la ayuda de alguien que no existe, llamando al ciego y al más rico, para que formen parte del majestuoso e impalpable ritual.

Consiguiendo el secuestro del autómata que desgarra carne muerta, un necrófago insolente e ignorante. ¡Ojalá te mueras en tus mismas brasas! Desollado de la realidad. Su hora de muerte ha llegado:

—¡Basta, paren! Se los suplico. ¡Soy su transformador, los que los ayudó a pasar a un nuevo mundo, con paz y armonía!

—No sabes que es el “Paraíso"...

Las brasas envolvieron al autómata, y las almas torturadas pueden relajarse en el Paraíso, porque su sangre fue bañada en oro...



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domingo, 22 de diciembre de 2019

Grabaciones Nocturnas

Eran una familia muy feliz, una pareja y dos hijos de 4 y 9 años. Su principal entretenimiento era asistir al circo y muy seguido iban a visitar los distintos shows que llegaban a la ciudad.
Una noche se enteraron de la llegada de un nuevo circo, por lo que el padre decidió llevar a su hijo menor. La noche transcurrió normal, risas y diversión hasta que el cansancio los invadió, a penas llegaron a casa cayeron dormidos sin siquiera cenar.

Al día siguiente los padres fueron a despertar a sus hijos para ir a la escuela, pero al llegar a su habitación , notaron que el más pequeño no estaba. Pensaron que se había ocultado para jugarles una broma, pero después de buscarlo un rato la desesperación comenzó a invadirlos.

Como muchas familias, tenían cámaras de seguridad en su casa, así que comenzaron a revisar las grabaciones nocturnas... entonces encontraron algo espeluznante.
Un payaso había entrado a la casa y secuestrado al menor.

—¡Es el payaso de anoche!— identificó su padre.

El hecho fue denunciado a la policía de inmediato y el menor de los hijos regresó eventualmente, pero nunca se obtuvo una clara respuesta de lo ocurrido esa macabra noche, los hechos quedaron en el olvido lentamente y el niño llegó a los 16 años de edad. El tema se descartó de las conversaciones familiares.

Una noche al rededor de las 2:45 am. un ruido que venía de la sala principal perturbó la casa. Alguién había ingresado y el joven decidió ir a revisar sin despertar a sus padres. Al bajar el chico se encontró de frente con el mismo payaso de su infancia, su cuerpo se heló completamente. Con una risa enfermiza, el payaso se acercó a el mientras desenfundaba un afilado cuchillo de carnicero.

El pintoresco intruso lanzó una puñalada directo al abdomen del joven, haciendo que cayera al suelo bruscamente. La sangre comenzó a correr por la herida y los gritos del adolescente eran horribles. Al escuchar esto los padres bajaron rápidamente a la sala. Al llegar se encontró con horror la imagen de su hijo con el estomago abierto a los pies del descontrolado payaso, quien al notar su presencia la apuñaló reiteradas veces. El padre, quien bajó luego, corrió el mismo destino y en silencio se apagaron las voces de la casa.

Los vecinos reportaron sonidos raros en la casa y contactaron a la policía, los reportes dicen que solo encontraron los cuerpos de la familia brutalmente asesinada, no se encontraron indicios de asesino alguno o el payaso. El caso jamás fue resuelto.




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sábado, 21 de diciembre de 2019

Dulce Navidad

La navidad, la dulce y horrenda navidad, como la detesto. Los padres siempre nos han intentado convencer de que existe un gordo inmundo que te trae regalos y te quiere mucho, pero para mi sólo es un invento para llenar los bolsos de esta inmunda sociedad y tener que soportar la falsa hipocresía de convivir con quien odias.

Desde que tengo uso de razón (3 años) mis padres me han convencido de que tenga que portarme bien para recibir regalos, pero yo nunca he hecho eso, me parece detestable que me obliguen a estar sujetas a códigos morales para que me regalen algo. Así que si, todas las navidades Santa solo me ha traído carbón, pero esta navidad no se saldrá con la suya.

Ahora que tengo 7 años estoy pensando seriamente en como arruinar la navidad este año. Todos los años siempre ha sido lo mismo, mis padres persuadiendome de alguna forma para evitar que me acerque a ese gordo inmundo y el siempre se sale con la suya, pues ya no será así ahora. Es 24 de diciembre y estamos todos felices celebrando, yo aunque lo odie y sé que no recibiré nada, sonrío hipócritamente ocultando mi verdad.

Como siempre los estúpidos de mis tíos y sus parásitos mayores (mis primos) ayudan a convencerme más de que la Navidad es una completa mierda. Resulta que pusieron un pesebre donde estaba el niño Jesús y los otros personajes, yo por supuesto, lo rompí todo. Mi madre me dio una cachetada, me mando a mi cuarto y me dijo que me quedaré sin cenar y sin postre, maldita puta... como sea, no puedo dormir porque siempre tengo insomnio (algo anormal para mi edad) pero gracias a eso estuve pensando fríamente como haré para deshacerme de ese gordo hipócrita.

Pensaba y pensaba hasta que de repente mi pequeño y diminuto cerebro se iluminó:


Cuando entre por la chimenea, donde hay carbón, pondré muchos alambres, cosa de que si el gordo barbudo ese entra por ahí no pueda salir fácilmente. Después gracias a mi agilidad usaré una larga cuerda para atarlo a una silla y que no pueda moverse, de paso uso cloroformo para que se duerma (y una cinta aislante pongo a su boca por si las moscas). Así el encadenado e inmóvil me da la oportunidad de hacer muchas cosas. En primer lugar me hago con el festín de muchos regalos que ese tipo me debía, en segundo lugar juego con la falsa inocencia de ese baboso, le saco el pantalón y le estiro el miembro de una forma dolorosa, hasta que llego a un punto el cual, simplemente decido usar un cuchillo de carnicero y cortárselo.

Veo que el hombre despierta, rayos y encima chilla demasiado el muy cabrón. Decido llevarlo rápidamente al sótano y cerrar la puerta para que nadie se entere. De paso voy cortando varios trozos de su cuerpo de a poco, finalmente cortando su cabeza. Algo de gracioso tenía ese tipo, la cara de horror que expresó por el shock fue algo excitante para mi, se lo merecía realmente. Tener que soportar años de recibir ese asqueroso carbón (lo único que podía hacer con eso era tragármelo), en fin terminado todo esto decidí limpiar toda mi casa y deshacer la escena del crímen.


Con excepción de que dejé ese horroroso rostro por el barrio para que la gente la viera, le puse un adorno adentro de la boca, un lindo carbón. Y como era muy narizón, también aproveché para poner mis lindos mocos ahí (si, tenía reservado mucho).

Con esto puedo concluir que la navidad no fue tan mala como lo esperaba, al final tuve lo que merecía, vengarme de ese viejo gordo hipócrita.


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lunes, 16 de diciembre de 2019

El Espejo del Cambio de Alma

Talía acababa de mudarse con sus padres a Chicago, a un piso que su madre encontró extremadamente barato, la verdad no se preocupó por el precio ya que seguramente se trataba de un lugar viejo y desaliñado.

Pero cuando llegaron se llevaron la sorpresa de que no era ni muy desaliñado ni muy viejo es más,un triplex muy bonito que incluso parecía de lujo. Amanda, la madre de la niña, le preguntó a un vecino si su piso le había costado tan caro.

—Ahora que me lo dice, nunca me lo había preguntado nadie. Me costó quinientos mil dólares.

Le pareció muy extraño el valor de la casa del vecino que era también un triplex, pero no muy bien cuidado, ya que nuestro piso había costado la mitad de lo que le costó al vecino, y era mucho más bonito.

Al entrar a la nueva casa lo primero que vieron fue un precioso espejo que parecía tener como 300 años. Parecía una herencia de la abuelita. La niña se quedó el espejo y se lo subió a su cuarto.

La madre, cuando abrió un cajón del escritorio de su nueva habitación, lo primero que se encontró fueron dos papeles en los que ponían unas cartas muy extrañas. Leyó la primera:

"Querida Sara:

Mi hija está muy rara: no come, no bebe, no juega, no estudia, todo desde que se miró en ese maldito espejo. Es una herencia que tiene 6 generaciones y nunca me había dado problemas hasta que nos mudamos a esta casa. Desde que se miró intenta romperlo, y si no lo escondo rápido, te aseguro que lo acabará consiguiendo
Yolanda"

Su hija vino de repente, cuando terminó de leer la carta. Traia un cuchillo y la pegó una rápida puñallada en el cuello...

Cinco minutos después llegó su padre del trabajo, y la niña fue a saludarle. Fue entonces cuando intentó clavarle el cuchillo que tenía. Entonces, cuando llegó al cuarto de la madre y la vio muerta, leyó la segunda carta muy confusa:

"He descubierto que esa niña que estoy viendo me quiere matar. No es mi hija, es un demonio. Seguramente se le transmitió cuando se miró a ese espejo maldito desde que vinimos aquí..."

Poco después de la carta había unas manchas de sangre, las del padre, pues el demonio le había clavado un cuchillo en el cuello. De la niña no se volvió a saber nada, pues el demonio destruyó el espejo. Se sabe que se suicidó, pero se desconoce dónde.




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sábado, 14 de diciembre de 2019

A dormir

Era de noche, estaba a punto de ir a dormir. Mi mamá me dijo:

—Yeshua ve y lávate los dientes para que te vayas a dormir.

Ella subió las escaleras apagando la luz de su cuarto, me encontraba solo sentado en la sala mirando la televisión, mi hermano ya se encontraba dormido. De pronto se escuchó un lamento a lo lejos, me dio un poco de miedo así que entré corriendo al baño, me lavé los dientes rápidamente, y me enjuagué la boca, pero en cuanto me sequé la cara frente al espejo del baño; vi una mano pequeña que cerraba la puerta dejándome encerrado. Empecé a gritar con fuerza ¡MAMÁ¡, ella no me escuchó, sentí el chillido de la cama de mi hermano, pensé y solté un suspiro con la idea de que era él. Luego de unos minutos escuché unos pasos que se acercaban más y más al baño, vi un reflejo en la puerta pero no era el de mi hermano, se figuraba como al de una niña pequeña, esa niña acercó su mano a la puerta, dio un toque con el puño y dijo con una voz tenebrosa.

—¡Abriré la puerta para que salgas!

Al mirar fijamente el reflejo de ella en la puerta, vi que su mano empezaba a abrirla, antes de que lo hiciera, escuché una risa macabra; entonces reaccioné y jalé con fuerza la puerta cerrándola. Y le grité —déjame solo por favor vete seas quien seas.

—¡No querías que te abriera, pero bueno en cualquier momento tendrás que salir!— dijo. Escuché sus pasos alejándose al cuarto de mi hermano. Empecé a llorar poniéndome en un rincón al lado de la regadera, se mantuvo un momento en silencio, no se oía ni un grillo.

Después de media hora ya eran las 2:30 de la madrugada, me encontraba con mucho sueño, de nuevo se escucharon pasos pero estos no venían del cuarto de mi hermano, estos bajaban de las escaleras me pregunté:

—¿Será mi Mamá?

Cuando se acercó al baño; tocó y dijo:

—Hijo ¿qué haces en el baño a estas horas de la madrugada?

Mmm… empecé a temblar pensando en aquella niña, así que abrí la puerta, salí corriendo y abracé a mi mamá, le conté todo eso y fuimos a ver el cuarto de mi hermano, mi mamá encendió la luz y cuando encendió completamente; mi hermano estaba de espaldas de la cama volteado a la pared , tapado con las cobijas hasta su cabeza, mi mamá me dijo:

—Mira Yeshua, aquí no hay nadie sólo tu hermano dormido.

—Sólo voltéalo a ver si es él ¡Por favor mamá!— le supliqué.

Ella y yo nos acercamos lentamente hacia él, y cuando mi mamá estaba a punto de voltearlo, se escuchó un respiro profundo y una pequeña risa que venía de mi hermano, pero no era mi hermano, él no se ríe así.

Mi mamá lo volteó descobijándolo y cuando las cobijas se quitaban de su cara, vimos un rostro de una niña con una sonrisa macabra y unas cuantas cortadas en su rostro, sus ojos eran blancos.

Mi mamá se quedó totalmente pálida y se cayó de un desmayo, yo también me quede pálido y estuve a punto de desmayarme, pero en ese momento reaccione y di un pequeño brinco hacia atrás, corriendo hacia la cocina tome el cuchillo de la barda y se lo encajé a aquella cosa horrible detrás de mí, salieron chorros de sangre de su pecho, le encajé el cuchillo una y otra vez hasta dejarlo inmóvil, cayó al suelo lentamente, después de eso mi mente quedo en blanco atemorizada por este suceso que había pasado, me fui a dormir sin haber tomado en cuenta nada de eso. A la mañana siguiente desperté, miré mis manos; estaban todas ensangrentadas al igual que mi cara y ropa.

Así que baje corriendo y fuir rápidamente a la sala pero ya no estaba aquella cosa que había matado en la madrugada, sólo estaba la sangre y había manchas de sangre que se dirigían al cuarto de mi hermano, como si alguien se hubiera arrastrado, cuando entré al cuarto vi que mi mamá estaba ensangrentada y mi hermano estaba muerto en el suelo con apuñaladas en el pecho al igual que mi mamá, me quedé callado,muy pálido y con los pelos de punta, salí muy lentamente de el cuarto, pasé por la puerta del baño.

La cerré completamente, vi que en todos lados habían marcas de manos pequeñas de sangre, tomé el cuchillo empapado de sangre y me Salí lentamente de la casa.

Ya han pasado 2 años desde aquel suceso, escuché que encontraron a mi hermano y mi mamá muertos,tengo miedo a volver porque me van a regañar. Hasta ahora no he comprendido quién los mató y a donde se fue esa cosa fea que apuñale. Me llamo Yeshua, tengo 9 años y estoy vagando por la ciudad, aún tengo miedo de ir a dormir…



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jueves, 12 de diciembre de 2019

Familia de Juguete

Elsy no esta feliz el día de hoy no se por qué, ayer fue su cumpleaños y le compré muchos vestidos, juguetes y dulces. También estuvo con sus hermanas y se divirtieron mucho. Elsy me dice siempre que me quiere mucho pero creo que en el fondo quiere volver a su “lugar”, de ser así no comprendería porque, le doy todo lo que quiere, soy un gran padre tal vez necesita una madre pero yo no necesito a ninguna mujer, solo las necesito a ellas y ellas a mi pero bueno si Elsy necesita una madre para ser feliz yo la conseguiré.

Estoy muy feliz con mi nueva familia ya que hace una semana me case con Nila y es una gran esposa, mis hijas la aman y ella las ama. Nila es muy parecida a Elsy, ambas son de cabello negro, ojos verdes, muy blancas y también muy sonrientes aparte Elsy adora a Nila  siempre están juntas, cuando llego de un duro día de trabajo Nila y Elsy me reciben con su hermosa sonrisa, abrazo a Elsy y beso a Nila pero creo que es hora de dormir.

Hace una semana que peleo con Nila y creo que nos vamos a separar pero no es mi culpa, creo que me engaña ya que todos los días me dice que quiere volver a su “casa” y últimamente me llama varias veces al día un señor que dice que quiere a Nila y a Elsy con el, pero si así lo quiso Nila esta bien la devolveré a su “casa”

Ya lleva un mes que Nila y yo nos separamos y me he vuelto a casar con una linda y joven mujer llamada Emma la cual tiene ojos azules y cabello castaño claro pero por problemas con Nila me tuve que mudar de ciudad y cambiar mi nombre. Elsy ya no me habla desde que me separe de Nila pero ahora la que mas me quiere es Sandy ya que quiere mucho a Emma, creo que seremos muy felices.

Hoy, hace 3 años me case con Emma y es nuestro aniversario así que le compre un hermoso vestido rojo que le encanta y con el cual se ve hermosa, la bese pero en ese momento tuve que parar de besarla para regañar a las niñas ya que estaban encima de los muebles así que las lleve a su habitación, volví con Emma y en ese momento escuche el teléfono, fui a contestar y una voz me dijo –Señor salga con las manos arriba y no usaremos la fuerza- No puedo creerlo me quieren quitar a mi familia pero no lo permitiré, agarro a mi esposa, una botella deveneno y vamos al cuarto de mis hijas, allí les doy de beber a todas veneno, agarro a Elsy y a Sandy, están frías ya que por el veneno han muerto, le doy de beber el veneno a Emma y después bebo yo y lo ultimo que veo es a mi hermosa esposa.

Un joven va caminando por la calle, ve a un vendedor de periódico anunciando una noticia realmente fea así que el chico compra el periódico y después de leer la noticia completa niega con la cabeza mientras guarda el periódico en su mochila y dice –Pobre loco debió estar muy solo y nadie lo ayudo- la noticia decía así:

Hace una semana oficiales de la policía después de varios días de investigación lograron hallar con el llamado “roba tumbas” este hombre de nombre James robo aproximadamente 30 tumbas de niñas de entre 10 y 14 años a las cuales momifico y trato como a sus hijas comprándoles ropa, dulces y juguetes aparte de festejarles sus cumpleaños, también robo las tumbas de 2 mujeres adultas a las cuales también momifico y trato como sus esposas, Nila Stanson quien murió a la edad de 24 años y Emma Marlon que murió a la edad de 20 años, según investigadores el hombre alucinaba que las niñas eran sus hijas y estaban vivas al igual que sus “esposas” después de hallar con el los policías fueron a arrestarlo pero el se suicido bebiendo veneno el cual también le dio a su “familia” para supuestamente matarlas. A esta “familia” la tenia como si fueran juguetes, creo que esta es una gran muestra de lo que la mente humana puede hacer


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martes, 3 de diciembre de 2019

El Maniquí

Siempre había detestado esa costumbre de su madre de recoger de la calle cualquier cosa que ella pensaba que "serviría para algo". Ese día le hizo cargar un maniquí al cual le faltaba un brazo y tenía media cabeza desprendida varias calles. Una vez que llegaron a la casa, Mauro dejó el maniquí en la sala y subió a su habitación, porque tenía que terminar un trabajo de la escuela.

Una hora más tarde, después de cenar rápidamente junto a su madre y su hermana, volvió a subir porque no había terminado aún. De hecho, la realización de su trabajo se extendió hasta la madrugada esa noche. En un momento le dio sed, y bajó a la cocina a servirse un refresco, y al encender la luz se encontró con una mujer justo enfrente suyo: era el maniquí. Dio un salto y lo puso a un lado. Volvió a su habitación porque ya le faltaba poco.

Estaba tan concentrado que no se percató de que se oían pasos en la escalera. Toc... Toc... Toc... Eran ruidos de madera contra madera. Sus ojos estaban enfocados en las letras negras en la pantalla de su computador, tanto que no se percató de que la puerta de su habitación se abría y de que una figura blanca entraba arrastrándose.

La figura no tenía piernas, y le faltaba un brazo. Cuando llegó a los pies de la silla en la que se sentaba Mauro, le tocó el talón desnudo con su dedo de madera pintada de blanco, frío. El chico dio un salto pero no gritó: el terror lo había paralizado. En el suelo vio al maniquí. Tenía un brazo extendido, y del muñón que habría sido el otro brazo sobresalía un hueso blanco manchado de sangre, así como varios colgajos de carne; y su cabeza era sólo la mitad de ésta, como si fuera un insecto aplastado contra el suelo, trazos de cerebro colgaban desde el hueco que ocupaba medio cráneo, entre venas y el ojo derecho. De repente el maniquí adquirió una velocidad sobrehumana y se abalanzó sobre Mauro, que no pudo decir nada por el terror. 

Al otro día, cuando su madre entró para despertarlo, se encontró con una escena terrible. Su hijo estaba tirado en el suelo, pálido, estaba muerto: le faltaba un brazo y su cabeza parecía haber sido masticada por un monstruo gigante; pero lo que la hizo desmayarse fue lo que vio junto al cadáver de Mauro: el maniquí, el cual llevaba puesto el brazo de su hijo y su cabeza, que había estado rota, ahora estaba completa con la parte de la cabeza que le habían arrancado a Mauro.

Pienso que volveré a ver a ese maniquí...



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martes, 26 de noviembre de 2019

El Pozo de los Cadáveres

Hace aproximadamente 30 años una mujer de Jerez de la Frontera (Cádiz) que era viuda y tenía tres hijos, dos niñas y un niño, de 4, 2 y 6 meses de edad respectivamente, se enamoró de un hombre soltero. Este también se enamoró de ella, pero no le gustaba la idea de tener que hacerse cargo de los niños. Un día la mujer le preguntó:

—¿Te gustaría casarte conmigo?

El hombre le dijo:

—Me casaría contigo, pero no lo haré porque no quiero ocuparme de tus hijos.

La mujer le prometió que se iba a deshacer de sus hijos para que así pudieran casarse y ser felices, él le dijo que cuando lo hiciera se casaría con ella.

La mujer una noche, llevó a sus hijos hacia un pozo abandonado y le ató a cada hijo en la pierna una plancha de las antiguas que eran muy pesadas y los tiró al fondo del pozo.

Al día siguiente su novio fue como de costumbre a visitarla y le preguntó:

—¿Dónde están tus hijos?

Ella le respondió:

—Ya me he deshecho de ellos, ya no tengo carga y así nos podremos casarnos.

—Pero, ¿dónde los has dejado?

La mujer le dijo:

—No tenía a nadie con quién dejarlos y para que no tuvieras carga los he tirado al pozo por la noche y se han ahogado.

—¡Cómo has podido hacer eso, jamás me casaré contigo... eres una asesina!

El hombre se lo dijo a la policía, la que encontró los tres cadáveres en el pozo.

Desde entonces ese pozo, que aún hoy existe, se le conoce con el nombre del pozo de los cadáveres.




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sábado, 2 de noviembre de 2019

Mensajes de Texto

Mi hija y yo siempre nos escribíamos antes de acostarnos. Una noche recibí un mensaje que me enfrió hasta los huesos.

Mi teléfono emitió un sonido justo antes de que estuviera a punto de quedarme dormido, y lo tomé para ver el mensaje que Audrey me había enviado. El texto decía: "Papá, por favor, tienes que ayudarme. Estoy escribiendo esto debajo de las mantas, con el brillo y el volumen apagado de mi teléfono. Hay alguien en mi cuarto conmigo y tengo miedo de morir. Él está sentado en la silla al final de mi cama y me está mirando. Creo que quiere hacerme daño".

Le envié un mensaje de texto con una mano mientras cargaba un cartucho en la escopeta que guardaba debajo de mi cama con la otra mano. El mensaje que le envié decía: "No te preocupes hija, papá ya va para allá."

Salí de la cama y entré en el vestíbulo con el arma en la mano. Con la puerta de mi hija a la vista, corrí hacia ella y la abrí con una sola patada. Había algo sentado en la silla al final de la cama de mi hija. Podía ver el contorno de una persona en la pálida luz de la luna.

Descargué mi único cartucho sobre la persona sentada en la silla con una fuerte explosión que resonó en las paredes antes de encender la luz para observar al intruso que acababa de disparar.

Pero no había ningún intruso.

Sólo estaba mi hija, atada a la silla con un alambre de cobre y amordazada. Por no mencionar la herida de cabeza visible que mi escopeta había infligido. Su teléfono estaba en el borde de la ventana de su dormitorio, que estaba totalmente abierta.



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viernes, 1 de noviembre de 2019

Mesa para Tres

Ezequiel, un hombre casado desde hace más de cuatro años, se despierta sobre su cama; las palmas de sus manos sudan y por su rostro escurren lágrimas que se mezclan para alojarse en la barbilla desde donde gotean hacia una vieja camiseta. Levanta la cabeza y analiza la habitación. Ahí está la cama matrimonial, donde su esposa Clementina dormía junto a él, una silla verde recostada en la pared junto a un cuadro, una lámpara sobre una mesa de noche y al lado una pequeña nota.

Es un recado de su mujer. Casi ilegible, el mensaje decía: “Fui a trabajar. Espérame. Tengo algo muy importante que decirte”, junto al escrito aparece un pequeño corazón pintado con pluma en la esquina del papel.

El pobre sujeto, exhausto y sin saber el motivo de su tristeza, se levanta de la cama y se dirige hacia el baño, abre la puerta y se encuentra con un baño perfecto, típico de una pareja. Las cremas de su mujer están sobre un pequeño mostrador al lado del lavabo, junto a su máquina de afeitar eléctrica y su cepillo dental. El pequeño cuarto de baño presenta un conjunto de toallas muy bien dispuestas, un pequeño tapete en el piso y una jabonera que había sido decorada por la propia Clementina. Una de sus más grandes manías en aquellos momentos en los que su esposo salía a beber con sus amigos era hacer decoraciones de todo tipo. Ezequiel abrió la cortina y se dispuso a darse un baño, finalmente se relajó después de haber sudado tanto en la cama, sabría Dios por qué.

Salió del baño y vio una media tirada en el suelo que no había notado cuando entró, no recordaba haber usado aquella media. Clementina siempre recogía la ropa que tiraba, no entendía cómo pudo habérsele pasado eso a la mujer, a menos que algo haya hecho que lo olvidara. Se puso furioso, pues estaba seguro de que su mujer tenía una amante.

Se puso la ropa y bajó por las escaleras, llegó hasta el comedor. Una sala hermosa y bien arreglada, todo decorado cuidadosamente por su mujer. Los cubiertos estaban impecables, sin rasguños ni manchas, el sofá recién forrado, las mesas limpias y los platos servidos sobre el comedor. Pero no entendía por qué tres platos, se volvía loco ante la posibilidad de que su mujer intentara presentarle a su amante. Cuánta desfachatez. Entonces vio un pequeño libro sobre la mesa, era el diario de su mujer. Un diminuto candado aseguraba una tapa marrón y resguardaba las frágiles hojas al interior. No recordaba que Clementina tuviera un diario, jamás se lo mencionó.

Su cabeza no hacía más que darle vueltas a la hipótesis de que su mujer estaba con otro hombre, alguien que era mucho mejor que él. Su nerviosismo a flor de piel evidenciaba su ira, sudaba intensamente. De sus ojos escurrían lágrimas. “¿Y si me deja por él?, ¿Y si ya no vuelve?”, pensaba el pobre Ezequiel, su cabeza se perdía pensando en esa posibilidad, “¿Y si me dice que no?”, era su mayor temor, que se fuera y nunca más regresara.

“Una mujer muerta no puede decir que no”, fue con este pensamiento que Ezequiel hizo sus planes.

Cuando su mujer llegara a casa, él le daría un martillazo en la nuca y, una vez inconsciente, la llevaría al sótano donde la guardaría. Con toda seguridad podría amar a una mujer muerta. Las horas pasaban y Clementina no llegaba a casa. Sus ánimos estaban exaltados, no podía contener tanta rabia. En lo único que podía pensar era si la demora se debía a su amante. Se había vuelto loco, no podía soportarlo más. Fue al sótano, quizá por ironías del destino.

Allí estaba su mujer, muerta, dispuesta en un rincón de aquel sótano. Sus brazos casi cercenados colgaban de lo que quedaba de su mutilado cuerpo, su cabeza había sido desmantelada y tenía marcas de martillo. Lo que más le sorprendió fueron las entrañas removidas con la ayuda de una sierra y destornilladores. Había sido él, Ezequiel, pero no recordaba haberlo hecho. El asesinato había ocurrido días antes y ni siquiera había notado el cuerpo. Comenzó a llorar desesperadamente. Fue corriendo hasta la habitación, se tendió en la cama y se desmayó.

Al día siguiente despertó y no recordaba dónde estaba su mujer. Leyó el recado sobre la mesa de noche y fue a tomar un baño, repitiendo el proceso del día anterior, sin recordar absolutamente nada. Bajó por las escaleras después de vestirse, nervioso después de encontrar la media. Al llegar a la planta baja, vio la misma escena con los tres platos. Notó el diario de su mujer, pero esta vez las cosas cambiaron. Tomó un destornillador y lo abrió. En la primera página podía leerse:

“Hoy descubrí que estoy embarazada. Mi esposo y yo vamos a ser papás, apenas y puedo esperar para contarle. Creo que tendremos que empezar a acostumbrarnos a tener tres platos sobre la mesa.”




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