viernes, 18 de octubre de 2019

¿Y si el Monstruo no está donde siempre?

Hoy ha sido un día tranquilo, tras los exámenes finales ya puedo descansar un poco; leer un rato, dormir mi antes habitual siesta... o mejor, mi afición nocturna, las historias de terror; así es, no escojo un momento mejor que la madrugada, en su oscura y tenebrosa soledad, para leer los más escalofriantes creepypastas...

-Son ya las 4:30 de la madrugada, como siga despierto, se irá mi padre a trabajar, y aún no me habré dormido...

¿Qué fue eso? llevo un rato oyendo un extraño ruido, pero, no le presto mucha atención, puede que sea el sonido de fondo de las canciones que estoy escuchando; voy a apagar ya el ordenador e iré al baño antes de dormirme...

Es extraño, a pesar de haber quitado la música, sigo oyendo ese ruido, ¿qué será? ¡Un momento! Viene de mi habitación, sea lo que sea, tras leer varios creepypastas miles de malas posibilidades pasaron por mi cabeza, cada una peor que la anterior; tras unos minutos, recapacité, y me auto convencí de lo que ya sabía, los monstruos no existen...

No lo pude resistir, miré por todos lados, dentro del armario, a través de la ventana, bajo la cama; por suerte no había nada...

Ha pasado un rato desde que me tumbé, pero no soy capaz de conciliar el sueño, probaré a cambiar de postura; me doy la vuelta... y ahí está, junto a mí, en mi propia cama, en mi santuario protector contra cualquier ente malvado, con sus blancos y afilados dientes, deseoso de probar mi carne...



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jueves, 17 de octubre de 2019

¿Dulce o truco?

Hoy es Halloween, son las 2 de la mañana, estoy ansioso y no puedo dormir. Siempre me ha gustado todo lo relacionado al terror, desde niño he leído a E.A. Poe y a Stephen King. Prefiero este día mil veces antes que en mi cumpleaños y ya no puedo esperar ni un minuto más. Ya tengo todo planeado con mis amigos, los disfraces, quién hace cada cosa y a qué hora salimos, presiento que va a ser un día inolvidable, sin dudas la mejor noche de brujas que viviré. 

El sol por fin se esconde, la noche ya era un hecho. Y un viento recio sacude los árboles.

Se hace tarde y mi hermano no llega, seguro se fue con su novia, aunque él sabe perfectamente que nos tiene que acompañar, tal vez lo hace a propósito -pienso-. Un par de momentos después llega fumando y riéndose, mi mamá está en su habitación así que no lo ve. 
Yo solo quiero salir, por eso le aviso a los gritos a mi madre que Pat llegó y sí me deja salir ya. Ella accede pero no sin antes advertirnos que tengamos mucho cuidado.

Al fin puedo salir, estamos disfrazados y listos para recorrer la manzana. Mi hermano charla con alguien a lo lejos pero sinceramente no me interesa si lo pierdo o no. 
Pasamos casa por casa pidiendo golosinas, la mayoría aceptan y quienes se atreven a negarse, sufren con nuestro arsenal de huevos. Mi mejor amigo Frank, se encarga de llevar el botín de guerra, botín que de hecho es cada vez más grande; y Bastián tiene el trabajo de arrojar la munición. Todo va perfecto, incluso mejor de lo que soñé.

Llegamos a mitad de manzana, la siguiente casa tiene las luces apagadas, me acerco a la puerta a investigar. Vamos a la otra -dice uno de mis amigos-. Lo ignoro porque en la ventana creo ver una sombra. En ese preciso momento escucho un trueno, un trueno que cruje por todo el cielo acompañado de una intensa llovizna. No puedo evitar recordar una vieja película de terror que comienza igual. No sabemos que hacer, busco con la mirada a mi hermano pero no lo encuentro. Mi corazón acelera sus latidos. La gente que hace poco estaba en la calle festejando como nosotros, ahora huyen por doquier. Incluso veo compañeros del colegio corriendo espantados hacia sus casas. Todo pasó cómo en una fracción de segundos. Doy media vuelta y tengo un hombre en frente.

Es un anciano, de baja estatura y con un rostro agradable a la vista, parecido a uno de mis abuelos ya fallecido. Deberían pasar -nos dice-. Recuerdo en seguida cuando mi madre me repetía de chico que evitara los desconocidos. Pero estamos tan bañados en agua y lejos de casa (además de haber perdido a mi hermano) que casi llorando inclino mi cabeza diciendo sí. Él nos mira con una sonrisa y señala con su mano que pasáramos dentro. Puedo ver las luces esta vez prendidas. Sobre una mesa gris golosinas y hacia la derecha un pasillo largo. Desde fuera el lugar no se veía tan grande -intuí- De igual manera estoy tranquilo y feliz de no estar en medio de la calle, solo y empapado.

Cierra la puerta, nos dice que por favor nos sentáramos. En eso se va y vuelve con toallas. Parece un hombre gentil -pienso-. Mientras nos secamos nos cuenta que espera a sus nietos para festejar, ellos suelen visitarlo para éste día pero aún no habían ido. Se sienta rápido.

– ¿No quisieran acompañarme a tomar la media tarde con unos deliciosos dulces? – dice el anciano –No, muchas gracias, ya tenemos una bolsa repleta recién juntada. –respondo.
–Oh! me he olvidado que hoy ustedes son los que mas tienen.
–Creo que se me cayeron Johnny, no sé dónde están – me dice Frank. (Bastian lo mira enfurecido).

Yo evito el disgusto y simplemente acepto la invitación. Las golosinas son tan extrañas, tienen un color verde opaco y su sabor es agrio pero al tragar se torna dulce. Mis amigos se llevan a la boca dulce tras dulce. Como somos 3 en cuestión de minutos nos terminamos la bolsa. Creo que nos podemos quedar hasta que termine la tormenta. Y ¿por qué no? Después de todo mi hermano nos abandonó.

Huelo un olor nauseabundo en el aire como si algo estuviera pudriéndose. Me mareo mientras la cara del anciano se deforma al compás de los adornos de la casa , los colores son intensos y ya no tengo control sobre mi cuerpo. La cabeza pesa mas que de costumbre. Miro a mis amigos desplomándose al piso (voy por el mismo camino) mientras el anciano ríe efusivamente... Sin embargo yo, yo ya no lo escucho.

Me duele la cabeza y no logro sentir mis extremidades, me veo desnudo encadenado a una pared. Mis amigos están igual, estoy desorientado, todo da vueltas. El anciano está ahí, de nuevo, como en la puerta, mirándonos fijamente aunque ahora lleva puesto un guardapolvo blanco. El lugar también es otro, está iluminado por todas partes. Cuadros con imágenes de la anatomía humana y una estantería gigante con herramientas. Llego a la conclusión que estoy en algo parecido a un quirófano.

–¿Ya despertaron los pacientes?
–¿Qué? ¿Qué pasa? 
–Pasa que amo este día. Uno de los pocos en los que puedo perfeccionarme con niños estúpidos como tú. 
–Suéltame por favor!! 
– Todos dicen eso, como si fuera tan fácil. Debieron pensarlo antes de acercarse. Pero claro en Halloween ustedes pasan puerta por puerta, ustedes se divierten, ustedes no piensan. Y hoy con la lluvia hasta ha sido más fácil.

Se pone unos guantes largos, toma una de sus herramientas mientras tararea algo. Me desespero e intento quitarme las cadenas, pero no hago mas que dañar mis muñecas. Veo a Bastian y a Frank mirando para todos lados, aterrorizados. No entienden nada. El viejo se acerca y me dice al oído: 
"tienes que ver esto".

Se acerca a Frank, toca su estómago con una mano y con la otra le clava una pinza. Lo miro y él suelta un grito que jamás escuché en mi vida, comienza a llorar mientras desangra. El viejo saca algo del bolsillo y con eso abre su estómago. Estoy atónito, ni siquiera puedo parpadear. Frank se mira y patalea con desesperación. Siento su dolor, siento como esa pinza abre mis tejidos. Extrae algo, vomito. Ahora sostiene un recipiente con sangre. Bastián tiene convulsiones. No resisto mas esta situación, cierro los ojos…

No sé que pasa, Frank me mira aunque ya sin gritar, sin llorar, sin hacer ningún tipo de movimiento. Sé que está muerto y que el próximo seré yo. El dolor en mi espalda es fuerte. –Esto no está pasando – pienso. Observo a Bastian y le pregunto si está bien. No contesta, mira al piso. El viejo no está, intento otra vez liberarme, nuevo fracaso. Escucho pasos, es él otra vez, ahora con algo más grande en la mano.

–Al fin despertaste, ya era hora. 
–¿Qué quieres de nosotros? – le respondo casi susurrando.
– Quiero que te diviertas, después de todo hoy es Halloween ¿No?

Se mueve donde esta Bastian (él no hace más que mirar el vacío). Dibuja como un rectángulo en su pecho con los dedos y posteriormente le hace un corte transversal. Vuelvo a gritar, trato de avisarle a Bastian (como si el pobre pudiera hacer algo). Pero él no está, sé que está vivo pero su reacción ante tal horror parece irreal. Solo noto que traga saliva mientras le abren el pecho. No quiero ver más, pero el viejo se da cuenta y me obliga a ver tomándome la cara. Puedo ver su corazón bombeando sangre. Como bombea cada vez mas, como bombea cada vez menos y deja de latir

– ¿No es algo espectacular la anatomía humana? Siempre me gustó ver este tipo de espectáculos, aunque siempre lo hago a solas. Aunque ahora estoy contigo. Creo que te estoy dando un regalo antes de… bueno, debes saber ¿no? –me dice a carcajadas.

Frank y Bastian están muertos, ahora sí me toca –me digo. No puedo evitar temblar del miedo que está recorriendo mi ser, no sé lo que éste hombre puede llegar a hacerme. Lo qué si sé es que moriré (en el día de los muertos). El viejo se lleva los cuerpos de mis amigos arrastrándolos, uno arriba del otro, desmembrados.

Vuelve desnudo, se acerca a mí y con su cinturón me golpea las piernas,ya no siento nada. Pasa su insípida lengua por todo mi cuerpo y con sus arrugados dedos toca mis labios. Luego me dice: Hoy es el día y se agacha lentamente. Yo ya lo sé, solo queda cerrar los ojos…

Hoy es el día, hoy es el día

Hoy es el día, hoy es el día

Escucho esa frase por todos lados… Y una voz conocida

Hoy es el día, hoy es el día

Hoy es el día, hoy es el día

11am

__ Hijo ¡¡hoy es el día!! levántate (creo estar en mi habitación) ¡Sé que es el día que estabas esperando Johnny, por eso levántate! Hoy es el día. HOY ES HALLOWEEN.




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miércoles, 16 de octubre de 2019

#465 El Holder de la Oscuridad

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier academia de artes marciales a la que puedas llegar por tus propios medios, no importa que estilo de combate hagan o la edad de los estudiantes, si quieres puedes ir a una clase para niños.

Observa la clase por un momento desde la puerta, reconociendo a cualquiera que te note sin decir nada. Espera a que los estudiantes se sienten y dirígete quien esté sentado más a la izquierda, pregúntale si tiene un adversario que se haga llamar "El Portador de la Oscuridad". Si el estudiante se cubre la cara con las manos, lo has hecho bien... Pero si no es así, espero de todo corazón que lo que obtengas sea una mirada confusa, si ese es el caso discúlpate y márchate, esta batalla no fue es tu lucha.

Echa un Vistazo a tu alrededor y notarás que todos los estudiantes se están cubriendo la cara del mismo modo que a quién le preguntaste, el maestro estará ausente. También notarás que el cuarto ha cambiado, ya no existe ningún tipo de decoración en las blanquecinas paredes y la puerta por la que entraste tampoco existirá.

Los estudiantes entonces se pondrán de pie dejando caer sus brazos a los lados, por más que los mires todos lucirán exactamente idénticos, tal vez ni siquiera notes si son hombres o mujeres en este punto, te atacarán y debes defenderte. Si no eres capaz de defenderte de toda la clase, ellos te destrozarán y te reconstruirán como un muñeco de entrenamiento y estarás confinado a pasar la eternidad recibiendo golpe tras golpe mientras otros perfeccionan sus habilidades en ti.

Sólo necesitas derrotar a uno de los estudiantes, el verdadero Portador de la Oscuridad, debes golpearlo tan fuerte como puedas. Pero es poco probable que lo identifiques antes de comenzar a sentirte presionado por la situación. Si resultas ser inesperadamente hábil, puedes terminar derrotando a media clase antes de encontrar al Portador. Esto no te dará ventaja alguna ya que a este Titular no le importa a cuantos de sus títeres golpeas.

Cuando derrotes al Portador, los otros estudiantes dejarán de atacarte y se quedarán donde están, en este punto debes hacer una única pregunta: "¿Cuál es su verdadera Forma?. Si preguntas cualquier otra cosa la batalla comenzará nuevamente y esta vez no se detendrá hasta que te conviertas en un muñeco de entrenamiento.

Si haces la pregunta correcta el Portador se levantará y se arrancará la cara, cuando se acerque a ti notarás que no puedes moverte. Entonces él te asfixiará con su propio rostro y mientras esto ocurre imágenes de lo que alguna vez fue y lo que alguna vez será inundarán tu mente. Verás imágenes más allá de la comprensión poco antes de desmayarte por la falta de oxígeno. Cuando te despiertes te encontrarás sentado afuera de la escuela de artes marciales a la que habías entrado. Aun podrás sentir la sensación de su rostro desgarrado presionando el tuyo, al tocar tu rostro notarás que estás enmascarado con un paño extraño que te puedes quitar fácilmente.

Cuando uses esa máscara serás irreconocible para cualquier mortal o Portador, lo que hagas con ella depende de ti.




Esta máscara es el objeto 465 de 538, incluso ella no podrá esconderte de lo que vendrá cuando todos se reúnan.

Tremere

El régimen interno y la jerarquía van de la mano en el clan Tremere, o eso creen los extraños. Otros vampiros pintan a los Tremere como una cadena de mando unificada que marca el paso con duras reglas, castigos, y dogmas autoritarios. Dada su unidad aparente, los Tremere ciertamente se parecen a una pirámide monolítica. Los Tremere están organizados y tienen una jerarquía, pero no es ni tan rígida ni tan dictatorial como muchos creen. Formada en su origen a partir del ímpetu social de numerosos cultos de Hermes, en los cuales los magos atines se reunían para compartir y proteger sus talentos respectivos, la “pirámide” Tremere es una estructura social, y quizás algo más. La antigua tradición de maestro y aprendiz aún tiene mucho peso, y los antiguos afianzan la lealtad mediante el poder psicológico de los ritos comunales y el vínculo de sangre, especialmente justo después del Abrazo cuando el recluta se agarra a cualquier estructura para lidiar con su nueva condición.

No obstante, pese a la paranoia de otros clanes y las afirmaciones interesadas de antiguos inseguros, los Tremere no tienen grandes y terribles rituales para imponer la sumisión interminable. Los Brujos no mantienen escuadras secretas de asesinos cuyo único propósito es cazar a Tremere renegados. Ninguno excepto los patrones más neuróticos ha establecido códigos de conducta y juramentos de lealtad para someter a toda su progenie a una estricta conformidad en lo que se refiere a los “asuntos Tremere”. En su mayoría al menos... En resumen, la pirámide es una herramienta de supervivencia. Los jóvenes neonatos adquieren un sentido de organización de forma que sepan quién tiene éxito, qué es lo que se espera de ellos y cómo sobrevivir. Los antiguos atormentan a los subordinados con la promesa de recompensas (autoridad adicional, instrucción esotérica, apoyo político) a cambio de servicio fiel, y castigan a los neonatos que no están a la altura de sus expectativas.

Esquemas similares de “palo y zanahoria” motivan a los Vástagos ambiciosos de otros clanes, pero en los Tremere, los antiguos tienen el monopolio de sus secretos, y presentan al menos una apariencia de cooperación. Un neonato Brujah puede aprender los misterios de las Disciplinas o las herejías Nodistas de cualquiera. Un neonato Tremere no puede dirigirse a otros fuera de su clan para mejorar su destreza Taumatúrgica. De este modo, la pirámide promueve la colaboración, extirpa sutilmente a aquellos que rehúsan trabajar bajo las restricciones del clan y proporciona ciaras líneas de autoridad para aquellos que la siguen fanáticamente. Al mismo tiempo es una maraña de puñaladas por la espalda, de individuos traicioneros y sedientos de poder que romperían cualquier regla o traicionarían a cualquier colega por la oportunidad de ascender en la inflexible y añeja estructura.


La Pasajera

Quién sabe si sea cierto que los espectros, con tal de reinstalarse en el mundo de los vivos, tienden a usar transportes impropios de ellos; lo que sé es lo que sucedió a un padre y su hijo que, hace un par de años, fueron a presentar sus respetos a los deudos de un personaje recién enterrado, a quien ellos habían conocido. Al salir del cementerio, abordaron su auto (un compacto) y, al hacer un alto para que el de la entrada los dejara pasar, vieron por un instante a una mujer de edad, vestida con recato y llevando amplios lentes oscuros que le suprimían los ojos, de pie junto al vehículo, sonriendo.

En cuanto salieron a la calle, el hijo (conductor) dio un respingo al oír a su padre gritarle que acelerara, porque “se había metido”. El hijo miró instintivamente por el retrovisor y, en efecto, halló a la vieja sentada en el centro del asiento trasero, absolutamente inmóvil pese a los tumbos que daba el auto. El padre estaba fuera de sí; pegaba de gritos, manoteaba, exclamaba oraciones e intentaba no mirar hacia atrás. Pero al final se sobrepuso al miedo, giró el cuerpo y, en vano, intentó quitarle los anteojos a la pasajera.

Su testimonio es que parecía que tocaba una escultura de hielo, a la que, quizá, sólo podrían quitarse partes si se usaban martillo y cincel. Dado el fracaso, el señor ordenó al hijo que se detuviera junto a una patrulla que casualmente estaba orillada. Ambos salieron atropelladamente y, también atropelladamente, rogaron a los uniformados que revisaran el vehículo, porque “alguien se había subido”.

Los hombres ojearon con desgano el pequeño auto, encogieron los hombros y anunciaron que no había “anomalías”.

Mientras padre e hijo se tranquilizaban, los patrullaron se fueron entre risas. Había una parroquia a dos cuadras; el hijo corrió a ella, tomó agua bendita en un envase y volvió precipitadamente. El padre ya estaba sosegado, y se calmó aún más cuando salpicaron de agua bendita no sólo el asiento trasero, sino todo el interior del auto, cajuela y motor incluidos. Siguieron su camino en paz. 

Hasta la fecha no han vuelto a acercarse a cementerio alguno.



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