Hermoso

Vestido con un resplandeciente verde brillante estoy. Alto y poderoso, mis pies plantados en la nieve—la envidia de todos mis hermanos. Soy verdaderamente hermoso.

El frío viento helado levanta el hielo en una espesa miasma. De la niebla de lo que parece tiempo eterno, una pequeña familia. Parecen ser un grupo alegre, hablando de mi majestuosa apariencia, cantando alegremente mientras miran a mis hermanos con absoluto desdén. No puedo culparlos, porque soy hermoso.

Entonces veo una visión horripilante. El padre de esta pequeña manada hace una sonrisa de lo más morbosa y levanta una pequeña hacha. Dice que soy perfecto y le paga a un hombre una pequeña suma por mí, como si fuera un esclavo.

Empezó a destrozar mis piernas a hachazos. No podía moverme, pues me había desmayado. Cuando desperté, estaba atado al techo de su coche. Me enfermó este destino; era demasiado hermoso para que esto me sucediera.

Lo que parecieron horas pasaron a la velocidad de la luz. Me llevaron a su casa y comenzaron a clavar una varilla de metal en los muñones de mis pies. Estaba horrorizado, pero incapaz de gritar. Empezaron a ponerme guirnaldas de luces y cantaron:

—Oh, árbol de Navidad.

Ahora estoy sentado con regalos debajo de mí, maldiciendo el hecho de ser hermoso. Muriendo lentamente. Un hermoso árbol soy.

Nuevo Edén

—¿Cómo será en Marte, papá?

El padre de Kelley se acercó a su cama después de encender la luz de noche. Se sentó al borde del colchón.

—Oh, será todo lo que dicen en la televisión... y más. La NASA ya ha realizado una serie de viajes exitosos de un año de duración, dejando hombres y suministros para empezar a trabajar. Llevará mucho tiempo, por eso quieren empezar lo antes posible. ¿Sabes en qué están trabajando, Kel?

—¡Sí! —exclamó Kelley, sus ojos brillando con aprensión y asombro en la habitación semioscura.

—¿Qué están construyendo?

—¡Una co-lo-nia! —exclamó—. ¡La señora Lyons de la escuela nos enseñó todo sobre eso!

—¿Ah, sí? —su padre se recostó, imperturbable.

—¡Sí, papá! Una co-lo-nia es donde mucha gente va a vivir a otro lugar. ¡También nos dijo que Marte es el cuarto planeta desde el Sol, y que es rojo y muy frío, pero para cuando llegue la primera gente, los constructores habrán hecho posible que podamos vivir allí!

Ella respiró hondo.

—¡Vaya, eso es muy bueno! —respondió él, arqueando una ceja—. Apuesto a que vas a extrañar mucho la escuela pronto, ¿eh?

—Supongo que sí —pensó en todos sus amigos del patio de la escuela y los niños del vecindario que echaría de menos. Era probable que nunca los volviera a ver—. ¿Por qué los otros niños no pueden venir con nosotros, papá?

Su padre no respondió.

—¿Por qué somos los únicos que podemos ir? —insistió ella.

—No somos las únicas personas que van a ir, sabes —respondió él con incomodidad; tendría que elegir sus palabras con cuidado.

—Papá, dime por qué nadie de la escuela puede venir con nosotros —preguntó ella. Su padre esperaba no tener que responder a esa pregunta esta noche. Se aclaró la garganta. 

—Kelley, la gente de la Junta de Eugenesia dijo que seríamos personas necesarias para el futuro de la humanidad. No creas que no querían que ellos fueran. En cambio, piénsalo como nuestro privilegio de ir. Deberías considerarlo una bendición.

Sonrió cálidamente, dándole una suave palmada en la frente.

—¿Y mamá? —lo miró a los ojos, buscando una respuesta adecuada. Por una fracción de segundo, su compostura casi vaciló, reprimiendo su sincera opinión para otro momento.

—Sé que esto requerirá un poco de adaptación, cariño —respondió suavemente, mirando hacia un marco de fotos de su feliz familia—. Mamá entiende lo... importante... que es esto para nosotros, y James también. Somos muy afortunados, ¿sabes? Mamá y James querrían que fuéramos. Por favor, piénsalo de esa manera.

—¿Por qué pasó esto? —preguntó ella, con un leve matiz de decepción en su voz.

—Bueno, sería demasiado difícil explicártelo esta noche —dijo él—. Pero hace mucho tiempo, antes de mi padre, y antes de su padre, y antes del padre de su padre, la gente aprendió a construir cosas gigantescas con los recursos de la Tierra. Eran cosas maravillosas que nos ayudaron a vivir como lo hacemos hoy. Pero con el tiempo, estos recursos comenzaron a agotarse.

—¿Cómo cuando en la escuela aprendimos a cuidar el jardín, a menos que ya no puedas usarlo más? —interrumpió Kelley. Era una niña muy brillante.

—Así es —continuó su padre—. Bueno, con el tiempo, los adultos no aprendimos una lección tan valiosa. Así que ahora tenemos que empezar de nuevo. Lo llaman Nuevo Edén, Kelley. Será un lugar hermoso, y harás muchos amigos nuevos, y crecerás hasta convertirte en una excelente adulta. Y si te preguntan por la Tierra, si te preguntan "¿Cómo era la Tierra?" ¿Sabes cómo responderías?

—Claro, papá —respondió ella con ternura—. Era un lugar hermoso. —La sinceridad emanaba de esa afirmación.

—Claro que lo era, Kelley —respondió su padre, dejando traslucir una voz temblorosa que Kelley pudo o no haber notado—. Por favor, duerme un poco para mañana. Será un día ajetreado.

—Buenas noches, papá.

—Buenas noches, cariño.

La extraña desaparición de la familia Jamison

El 17 de octubre del 2009, unos cazadores de tornados en una zona montañosa de Oklahoma encontraron tres esqueletos, dos de ellos pertenecían a personas adultas y el tercero a un menor.

Bobby y Sherilyn Jamison de 44 y 40 años respectivamente y su hija Madyson de 6 años de edad formaban la familia Jamison. Bobby y Sherilyn habían decidido mudarse a Oklahoma, las razones de este cambio de hogar supuestamente fueron económicas.

Después de un tiempo, sus parientes empezaron a preocuparse, desde que los Jamison se habían mudado a su nuevo hogar no habían recibido ninguna llamada, algo que les extrañaba y más aun conforme pasaba el tiempo y seguían sin recibir ningún intento de contacto, así pasaron cuatro largos años hasta que los caza-tornados encontraron los esqueletos.

A unos cinco kilómetros de distancia de los esqueletos estaba el coche que pertenecía a la familia Jamison, el coche tenia las llaves puestas y habían pistas de que algo extraño había sucedido, entre estas pistas una bolsa del banco con $32.000 dólares.

Los investigadores habían descubierto una serie de hechos sospechosos y de lo mas extraños entorno a la familia Jamison, como que un pastor de la iglesia local, les dijo que Bobby y Sherilyn le habían comentado que su casa estaba embrujada, además de que mostraban una delgadez extraña, era como si se estuvieran drogando, también se comento que alguna vez, vecinos de la familia habían visto salir a un hombre a punta de pistola de aquella casa, se decía que en aquella zona del estado existían laboratorios donde se elaboraban anfetaminas, por lo cual no era de extrañar que la familia Jamison pudiera consumirlas y de ahí su extraño comportamiento.

Sus amigos, familiares y vecinos contaban cosas extrañas, como invocaciones satánicas o pactos con el diablo, alguna vez se les llego a captar en vídeo como en un estado hipnótico, se decía que Sherilyn siempre había sido una aficionada a practicar la magia negra, además de que se hizo enemiga de un grupo que se decía llamar "Los Caballeros Blancos Unidos".

Todo es muy extraño, puesto que quien decidió acabar con ellos no tenia ningún interés por el dinero, ni siquiera en ocultar las pruebas, puesto que precisamente el coche dio pie a que las autoridades hicieran un gran despliegue para buscar a los propietarios, una búsqueda que involucro a más de cien hombres, incluyendo a helicópteros y agentes del FBI.

Actualmente se cree que aquellos esqueletos pertenecen a la familia Jamison, sin haberse comprobado con exactitud su identidad, una de la particularidad de los esqueletos es que formaban una línea y que el esqueleto que presuntamente era de Bobby tenia un boquete en la parte superior del cráneo.

Lo único que queda de la familia Jamison es el recuerdo de Bobby, Sherilyn y Madyson.

Nota del Administrador de la Fundación SCP

La humanidad ha estado presente en su estado actual durante un cuarto de millón de años, y solo los últimos 4.000 han sido de la más mínima importancia.

¿Y qué hicimos durante esos 250.000 años? 

Nos apiñamos en cuevas y en torno a pequeñas hogueras, temerosos de lo que no entendíamos. Había más que explicar que el amanecer, estaban los misterios de los enormes pájaros con cabezas de hombre y las rocas que cobraban vida. Así que los llamamos "dioses" y "demonios", les suplicamos que nos permitiesen sobrevivir y rezamos por nuestra salvación.

Con el tiempo, su número se redujo y el nuestro creció. El mundo empezó a tener sentido conforme hubieron menos cosas a las que temer, pero lo inexplicado nunca puede desaparecer del todo, como si el universo exigiese lo absurdo, lo imposible.

La humanidad no puede volver a la era en que se escondía, aterrada. Nadie más nos protegerá, y debemos resistir por nuestra cuenta y riesgo.

Mientras el resto de la humanidad vive en la luz, nosotros debemos resistir en la oscuridad para combatirla, contenerla y apartarla de los ojos del público, para que otros puedan vivir en un mundo cuerdo y normal.

Aseguramos. Contenemos. Protegemos.
— El Administrador

El Corandury

En el peldaño bajo de mi alcoba

Con ojos de botón sin luz,

Sin pasión que perturbe o que sofoque,

Yace el Corandury, cruz.

Parece dulce, benigno, sin malicia,

Ignora toda discusión,

Mas es azote de toda justicia,

Absoluta es su acción.

Anoche vi cómo a mis amigos comía,

Los destrozaba sin dudar,

De sus dedos la punta desprendía

Y en sangre danzó hasta el clarear.

Grité al verlos inertes, sin aliento,

A Madre conté el atroz festín,

Ella gimió: "¡Ve a la cama, mi tormento!",

Y me dejó con el ruin.

Miembros rotos, abiertos los costados,

De cinco amigos, funerales fríos,

Sobre su tumba busqué ser cobijado,

Solo yo, con mis escalofríos.

Dormido lloré, soñé con la huesuda,

Y cómo sus dientes me iban a encontrar,

Y cómo al alba, la voz de Madre, muda,

Mi incredulidad vendría a lamentar.

Mas la paz del terror pronto cesó,

Al llegar el día, sin dudar,

Vi a mis amigos cruzar el umbral,

Con perfecta salud, al andar.

Madre frunció el ceño, severa mirada,

Y mi nariz vino a señalar,

No podía vivir, ni aprender nada,

Así que las gradas volví a escalar.

De donde estaba sentada, la arranqué,

Mis ansias logrando dominar,

Vi una rata rastrera, que mintió, lo sé,

Y la lancé escaleras abajo, sin dudar.

Entre golpes, alaridos y el patear,

Y talones que hundían su barbilla,

Algodón suelto, costuras al azar,

Creí verla esbozar una extraña cosquilla.

El Caleidoscopio

Durante nuestra luna de miel en Maine, mi esposa y yo nos detuvimos en el pintoresco pueblo de Boothbay en un día particularmente lúgubre y lluvioso. Como nuestro picnic planeado quedó descartado, buscamos refugio en una pequeña y destartalada tienda de antigüedades cerca del puerto. Mientras mi esposa inspeccionaba los grandes baúles y las mesas auxiliares cerca de la puerta, yo examinaba con entusiasmo las herramientas antiguas y los equipos de navegación dentro de la vitrina de cristal al fondo. Como coleccionista de óptica e instrumentos marinos, esperaba encontrar un sextante, o quizás un viejo telescopio encuadernado en cuero.

Una pieza particularmente interesante me llamó la atención. Parecía ser una linterna pesada de latón, con una pátina marrón desgastada pero de un diseño notablemente moderno. Le pregunté al tendero, pero solo pudo decirme que la habían encontrado en el mismo viejo cofre de marinero que varias de las brújulas y el sextante también en exhibición. Me preguntó si me gustaría comprarla por cinco dólares, o quizás tenerla gratis.

—Para mí no vale nada, nadie la quiere —cuando le comenté el precio, suspiró con cansancio, y luego metió la mano en el armario y la sacó para mí—. Aquí tiene, mírelo usted mismo, señor.

La artesanía era maravillosa; bastante duradera y aparentemente hecha a mano, quizás en algún lugar de Europa. Unas letras desgastadas indicaban que podría ser de origen alemán o quizás austriaco. Giré la carcasa de la bombilla y un débil haz rojo se extendió. Al dirigirlo hacia un rincón oscuro de la tienda, fui recibido por fantásticos remolinos monótonos, moviéndose y entrelazándose entre sí como un pozo de anguilas. Mientras miraba más fijamente este inusual proyector-caleidoscopio, mi fantasiosa mente inventó rostros macabros y ramas sinuosas y retorcidas. Apagando el dispositivo, me volví emocionado hacia el tendero.

—¡Fantástico! —dije—, ¡debe tener algún tipo de filtro de aceite delante de la lente! Tengo dos caleidoscopios victorianos, pero ninguno iluminado como este.

—No lo entiende, ¿verdad? Nadie lo entiende. Todos vuelven a devolverlo después de un tiempo —el tendero se apoyó en el mostrador y pude ver que respiraba con dificultad y sudaba—. Todos piensan que es algún tipo de truco... hasta que empiezan a verlo cuando la luz está apagada. Eso no es ninguna proyección, señor. Esa maldita cosa, esa luz, no está inventando esas criaturas. Solo está permitiendo que sus ojos vean lo que ya está ahí.

#100 El Holder de la Torre

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier prisión de alta seguridad a la que puedas acceder. Cuando llegues a la recepción, pregunta por visitar a alguien que se hace llamar "El Portador de la Torre". Casi inmediatamente, los guardias te arrestarán y te ingresarán en la prisión en el corredor de la muerte sin juicio. Tu celda con los otros reclusos del corredor de la muerte estará en el nivel inferior subterráneo. No salgas de la celda. No comas ningún alimento ni bebas agua. Hacerlo sometería tu inevitable perdición en el corredor de la muerte y conduciría a torturas que es mejor no escribir. Permanece despierto todo el tiempo que puedas sin dormir. Cuando tu cuerpo se derrumbe por el agotamiento, caerás en un sueño sin sueños. Cuando despiertes, tu celda estará abierta y la prisión estará llena de una niebla muy espesa. Sal de la celda y ve recto. Pronto se hará evidente que ya no estás en la prisión; la celda detrás de ti se desvanecerá rápidamente en la niebla.

La forma de un gran edificio señalará tu llegada. Al acercarte, verás que se inclina ligeramente hacia un lado, y una gran parte de él está realmente enterrada en el suelo por el que caminas. A pesar de que parte de él está sepultado en la tierra, la parte superior está envuelta en niebla y es imposible de ver. Encuentra una ventana y trepa; la puerta está enterrada debajo de ti y es inutilizable. Habrá un anciano bien vestido esperando adentro. Te saludará y comenzará a caminar; el interior estará completamente oscuro, salvo por una pequeña esfera de luz que emana de una vela que sostiene el hombre. Síguelo y pregunta:

"¿Dónde fueron separados?"

Él te contará con detalles articulados la cruel historia sobre la separación imprevista de todos los Objetos. Los horrores descritos son impropios de palabras humanas. Imágenes se arrastran a tu mente como un erizo en tu oído mientras te cuenta la historia de la torre donde fueron separados para acabar con todo. Continuará recordando, en una horrible ensoñación, lo que le sucedió al lugar donde fueron separados. No puedes interrumpirlo y debes permanecer dentro de su pequeña esfera de luz, porque es todo lo que mantiene alejada la oscuridad. Un terror implacable acecha allí. Cuando termine, ambos llegarán a una habitación. En la habitación habrá una guillotina ensangrentada. El hombre se dará la vuelta y sacará un reloj de bolsillo. Lo mirará y te dirá que es hora.

El reloj de bolsillo es el Objeto 100 de 538. Contará para siempre los días hasta la condenación o la salvación. La elección es tuya.