miércoles, 12 de febrero de 2020

#050 El Holder de la Otra Vida

Este viaje no es para los débiles de corazón, ni para los malvados. Yo controlo la vida de todos los humanos, y aquellos que son... inhumanos. Si aún deseas buscarme, ten en cuenta que no puedes hacer este viaje más de una vez.

Puedes ir a cualquier morgue en cualquier ciudad, estado o país. Dirígete a la recepción y pregúntale a cualquier funcionario allí que te lleve con su "cliente" más reciente. Si una mirada de disgusto o incredulidad se apodera de él, agradécele su tiempo, haz una reverencia, da media vuelta y camina, no corras, vete tranquilamente de allí. Conozco el tiempo de todos y el tuyo aún no ha llegado.

Si una mirada de comprensión se apodera de él, se irá por unos momentos, espéralo, regresará empujando una camilla, con un gran cuchillo de chef francés, dos agujas quirúrgicas con hilo, una barra de oro y un compendio de cirugía, todo encima de un bulto envuelto en una bolsa para cadáveres.

Toma el cuchillo firmemente, con todas tus fuerzas deberás incrustaselo en la frente al cadáver y párate cerca de su cabeza con el lingote en la mano. Debes esperar hasta que el funcionario salga de la habitación (te adelanto que será bastante tiempo). Antes de irse, escribirá en la pared el nombre específico de una parte del cuerpo humano y se irá.

Permanece de pie y no hagas nada más que soportar el peso del oro hasta que el funcionario se vaya. Cuando lo haga, puedes usar el libro para localizar lo de debes extirpar y como hacerlo, será complicado, mas aún con un cuchillo de cocina. Una vez que termines, coloca la barra de oro como reemplazando el órgano y sutura la "incisión". Una de las agujas será capaz de curar por completo la herida, así que elije sabiamente. Hazlo todo siempre con una expresión estoica en el rostro. Una vez que hayas completado la labor, la habitación se oscurecerá y deberás gritar con voz clara:

¿Ves? He preparado un regalo para ti, toma lo que es tuyo.

Entonces apareceré en toda mi gloria sobrenatural y juzgaré.

Si tuviste algún tipo de reacción antes de que las luces se apagaran o si la cicatriz no se borra del cadáver, tomaré tu alma sin piedad y tu cuerpo permanecerá sobre una fría superficie hasta la venida del siguiente buscador. Si tu cara estuvo estoica en todo momento y si la cicatriz se curó completamente, apareceré mi gran guadaña y haré estallar la ofrenda, esparciendo sanguinolentos trozos de carne, dejando únicamente el lingote sobre la mesa. Permanece con una falta de expresión en el rostro o te decapitaré, un final para este viaje no tan malo comparado al de otros.

Cuando lo encuentre, sonreiré. Y cuando lo haga, una luz brillante destellará y la habitación cambiara a algo sorprendentemente diferente. Lo describiré para prepararte.

La sala se construirá con niños y niñas muertos, sin ojos y con macizos objetos saliendo de sus bocas. Se cementarán junto con una sustancia negra que los envolverá lentamente. Se retorcerán y llorarán por sus padres, la sangre reemplazará sus lágrimas. No puedes cerrar los ojos ni mostrar emoción, no quieres que te juzgue indigno y te lleve al Tártaro.

Habrá un bebé frente a ti, muerto, íntegro, con un bisturí en la cabeza, tal vez lo reconocerás ...

Después de medio minuto de este horror, si te mantienes cuerdo, será hora de la tercera prueba.

Aparecerá una versión oscura y retorcida de este mundo, habitada por los condenados. Donde aparecemos, habrá un extraño y liso campo de piedra, con un pilar de un metro en el centro.

Reapareceré y te arrojaré un cuchillo malvado y oscuro, tallado con símbolos. Debes apuñalar el extremo de tu dedo índice con él. Sentirás un dolor insoportable en tu dedo, pero agradece que disminuí el dolor para ti, de lo contrario, habrías sentido el dolor en todo tu cuerpo. Sin embargo, debes soportar el dolor, y aunque la sangre no coagulará, no te quedarás sin sangre, porque estás en mi reino.

Deberás dibujarme un pentagrama, con dos metros de circunferencia, con la punta de la estrella apuntando hacia mí. Asegúrate de que sea bueno, soy un juez despiadado.

Cuando termines, lo miraré. Una de dos cosas sucederá.

Uno: me giro y cierro los ojos con disgusto; Si esto sucede, el pentagrama se incendiará. A medida que la sangre en el suelo arda, también lo hará la sangre restante en tu cuerpo. Tus venas arderán por toda la eternidad, yacerás en el centro del pentagrama, sufriendo un dolor que nunca se irá.

O dos: me gusta tu arte, me volveré hacia ti y sonreiré. Mis ojos se ennegrecerán, enredaderas oscuras y sombrías comenzarán a emerger de mi boca y formarán una sonrisa infernal. Te darás cuenta de que te está sucediendo lo mismo y que te acabo de infectar con mi enfermedad.

Cuando el ennegrecimiento deje de fluir en tu cuerpo, habrá pasado la noche; solo mira el pentagrama. Una audiencia demoníaca te estará mirando, y no vacilarán en destrozarte si los miras, así que mantén tu mirada fija en el pentagrama. Bailarán a tu alrededor en una ráfaga diabólica, se burlarán de ti, intentarán provocarte, te escupirán y cosas por el estilo. Si te mantienes estoico, se irán. Después de que todos se hayan ido, el ennegrecimiento volverá y encenderá un número aleatorio de velas alrededor del pentagrama. Cuenta y recuerda este número; podría servirte al final de todo.

La luz volverá y despertarás fuera de la morgue, alrededor del medio día. El corte en y nuestro dedo habrá sanado, y será el número exacto de velas que dictará cuántos días han pasado. Notarás un exudado oscuro en el suelo frente a tu cara y se te pegará en la ropa. El Ennegrecimiento te ha seguido. Ahora tienes el poder de invocarlo dentro de ti a voluntad, lo mismo que viste en mi cara durante la tercera prueba. Los que miren tu rostro cuando aparezca, lentamente serán consumidos por la enfermedad. Cada vez que invoques el Ennegrecimiento, el dolor que sentiste en tu dedo volverá, sobre todo tu cuerpo, multiplicado por diez. Nunca dejaré que te desmayes, el dolor será insoportable.

La enfermedad es el objeto 50 de 538. Con ella, podrás ennegrecer a cualquiera, incluso a los inmortales...


martes, 11 de febrero de 2020

Donkey Kong Country 2: Mr. X Revenge

Seguramente muchos recuerdan el lejano 1994 por ser un año muy especial en el mundo de los vídeojuegos, cuando Nintendo y Rareware formaron una de las alianzas más memorables de la industria a la que pertenecen. Es en este contexto en el que nace el videojuego de Donkey Kong Country, una revolución gráfica en su tiempo y un juego muy inocente, apto para todo tipo de audiencia.

Desde la salida de DKC ya se veía venir una segunda parte, pues Nintendo y Rare no perderían la oportunidad de sacar adelante la joya que acababan de crear, y un año después, en 1995 llega Donkey Kong Country 2: Diddy’s Kong Quest, una de las mejores entregas para el viejo Super Nintendo, un título innovador e igual de inocente que su antecesor, aparentemente…

Todos sabemos que en las versiones Beta de los vídeojuegos se dejan muchos elementos atrás, escenarios, personajes, ítems, etc. DKC2 no fue la excepción.

En la lista de los enemigos se encontraba un misterioso personaje un tanto diferente al resto de villanos, se trataba de Mr. X, un pirata igual que los demás enemigos del juego pero con un aire un tanto diferente. A diferencia de la mayoría, Mr. X era un fantasma, y aun que podemos encontrar a otros fantasmas en el juego, este tenía un aspecto un poco más siniestro. Cargaba una espada, lo cual es común en los enemigos de este título, no tenía piernas, en lugar de manos tenía dos garfios, su piel era blanca y con globos oculares rojos y retinas negras, un sombrero y chaqueta de capitán desgarrada, estas eran las características que conformaban a dicho personaje, pero no es su aspecto principalmente lo que lo hace inquietante.

Todos conocemos a Nintendo como el “niño inocente” de la industria de los vídeojuegos, su catálogo en aquella época era mucho más suave que hoy, mucho tenía que ver la censura de la época, pero también las estrictas normas de violencia que tenía Nintendo en aquellos entonces, llegando inclusive a ser muy criticada dicha empresa por quitar la sangre de vídeo juegos como Mortal Kombat. Nintendo entendió pronto que esto resultaba molesto y en muchos casos hasta inaceptable para los vídeojugadores, por lo que comenzó a ser más flexible, dejando la sangre para la segunda entrega de Mortal Kombat entre otras nuevas libertades, pero hubo un punto en el que estas libertades fueron más allá.

Nintendo quería romper con su estereotipo de “vídeojuegos infantiles” y decidió hacerlo con la segunda entrega de su simio, así que encargo a Rare un vídeojuego mucho más “maduro” pero que siguiera siendo aceptable para los niños, como se podrán dar cuenta, dicho encargo es una contradicción en sí mismo. Con esta confusa descripción, Rare se puso manos a la obra.

Todos los que han jugado DKC2 recordaran a King K. Rool, conocido en esta segunda parte como Kapitan K. Rool, como el jefe final del juego, el líder de los Kremlings piratas y rey de la isla Kremling, sin embargo, originalmente no sería así.

Originalmente K. Rool no aparecería en el juego, esto era porque, según el libro de la versión beta que fue empacado accidentalmente en la caja del juego para el mercado alemán, K. Rool era asesinado por un poderoso espectro llamado Mr. X, más adelante en el libro, en la sección de personajes en el apartado de enemigos, se encontraba la imagen de este espectro:

Junto a la imagen de este se encontraba un pequeño texto que decía “Mr. X Kein Mensch kennt ihn oder hat ihn irgendwo schon einmal gesehen” lo que significa “A Mr. X Nadie lo conoce o lo ha visto antes en alguna parte”. Mr. X fue concebido para ser el villano principal de esta entrega, el asesinaría a K. Rool después de secuestrar a Candy Kong (La novia de Donkey Kong) por considerar que ya no lo necesitaría más. Entonces Donkey y Diddy deciden ir al rescate de Candy, por lo que se aventuran a la isla de los Kremlings.



Ya en la isla, Funky Kong les otorga armas, pero no las armas inocentes de Donkey Kong 64, si no armas reales, estas harían explotar a los enemigos al dispararles, haciéndoles despedir sangre.

La idea de las armas reales fue considerada nuevamente para la versión de 64, pero al igual que en el Super Nintendo, fue desechada:

El vídeojuego se hacía más sangriento conforme se avanzaba, ya que el número de enemigos que había que matar aumentaba. Los adversarios de esta beta son muy diferentes a sus contra partes de la versión final, pues cuando estos usaban sus armas tenían un efecto más real, es decir, sus espadas realmente cortaban a nuestros personajes, al igual que los cañones los aplastaban, haciendo un espectáculo más violento.

Como en todos los vídeo juegos de aquella época, dentro del juego la historia era poca o nula, por lo que para saberla, había que consultar el libro que acompañaba al juego en su caja, este libro de la versión beta, que como dije anteriormente fue empacado por error en una caja de la versión final del juego para Alemania, revelaba la trama que este hubiera tenido de haber sido finalizado.

Resulta que el objetivo de Mr. X era volver a la vida, para lograr esto tenía que sacrificar a Candy bajo un ritual Kremling de magia negra, aunque en el libro no se revela porque específicamente ella, se puede suponer que esto se debe a que en esos días la historia de un vídeo juego no era muy importante, todos los esfuerzos se centraban principalmente en la jugabilidad, o bien, que esto sería revelado dentro de la trama del juego.

Cuando la versión beta finalizo con unos cuantos niveles, se llamó a los testadores para que opinaran sobre el juego y buscaran bugs. Ninguno quiso finalizar el primer mundo, pues encontraban la violencia del juego muy cruda, además de bizarra por sus personajes caricaturescos, principalmente porque ya los habían conocido un año antes con una faceta más inocente.

Nintendo y Rare finalmente decidieron desechar gran parte del material beta y regresar a la fórmula original, pero agregando las mejoras que ya conocemos de la versión final.

Sin embargo, este intento fallido dejo un legado, pues Nintendo y Rare optaron por hacerlo una vez más, esta vez con personajes inéditos para evitar las antiguas reacciones, y fue así como nació el clásico Conker´s Bad Fur Day.


lunes, 10 de febrero de 2020

#336 El Holder de la Piel

En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a alguna institución mental o centro de rehabilitación al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues a la recepción di que vas a visitas a quien conocen como "El Portador de la Piel". Si el recepcionista te mira, no deberías haber ido, y si te ignora debes retirarte por donde llegaste.

Afuera encontrarás una gran carpa de lona, alrededor de ésta, verás muchas sillas con mesas de pícnic en las que estarán sentadas todas las personas que te han importado, elige a la persona que más amas y sostenla en tus brazos mientras comienzan los gritos. Debes elegir a la persona correcta, cuando el momento llegue no cierres tus ojos o removerán los parpados de tu cabeza y verás de todos modos. No sueltes a tu amado hasta que eventualmente se deslice de tus manos mientras caes inconsciente.

Al despertar estarás desnudo en el desierto con bestias desgarrando tu piel. Sus dientes serán de vidrio, su piel de carbón encendido y sus ojos de alambre de púas. Si sus parloteos no te revientan el corazón, estás condenado. Grita y te dejarán, el sol abrazador y tus nervios agonizantes son el único consuelo que te queda. Si guardas silencio mientras hacen su trabajo eventualmente vendrá un hombre a espantarlos. Cuando se estén yendo levanta la mano y tómale el brazo sin importar como se sienta, entonces pregúntale antes de alejarte: "¿Lo sabre?"

Él se reirá de ti antes de devolverte la piel, muerdete la lengua contra la arena desgarradora hasta que se vaya y entonces ponte de pie, en tus manos habrá una caja, voltéate y déjala en el escritorio de la recepción, cuando ella te permita ir uno de tus dientes se caerá.






Tu diente es el objeto N° 336 de 538. Ahora sabes donde morder.





Hogar, Dulce Hogar [Micropasta]

Mi casa se siente vacía, pareciera que mi familia me tiene miedo por algo que no entiendo; desde que fui hospitalizado, me tratan diferente: cada vez que me ven, huyen de mí, gritan.

Un día, ellos decidieron ir en coche a algún lugar, no me dijeron dónde, un lugar bastante tranquilo, alejado de la ciudad. Había una lápida que decía mi nombre. Me hicieron un tributo, pusieron flores y se arrodillaron.

Desde que estuve allí, no pude caminar, ni moverme de ninguna manera. Allí me sentía mejor que en mi propia casa, parecía que ese era mi verdadero hogar, dulce hogar.


domingo, 9 de febrero de 2020

Lulú

Todo comenzó con otro viaje de campamento familiar. Mi hermano Andy, mis padres, mi tía Laura, mi tío Ben y yo siempre planeábamos un viaje anual de campamento a las montañas cercanas. Cada año nos gusta caminar un poco más alto y caminar un poco más lejos. Este año fuimos hasta cerca de 10 kilómetros y medio camino alrededor de la montaña a una llanura cubierta de hierba. Era bastante agradable, tranquilo e impasible por la vida urbana a sólo unos kilómetros por la carretera. La única parte que no me gustó fue que no había baño real así que si necesitas un poco de tranquilidad, tenías que llevar una pala y esperar a que no recoja hiedras venenosas.

Se estaba acercando el atardecer y el campo estaba todo listo y el fuego crepitaba en el centro. Tuve el mayor impulso de ir a orinar, así que le dije a mi madre que me iba a los árboles por un momento. Ella me dijo que no fuera demasiado lejos y yo asentí para mostrarle que lo entendí. Luego me fui.

Entré en la colección de árboles que se mueven lo suficiente para ver la luz.

Una vez había terminado, me abroché mis pantalones y retomaba mi camino de regreso, pero justo cuando estaba a punto de salir vi algo por el rabillo del ojo. Volví la cabeza y en un estanque a unos pocos metros de distancia había una muchacha que se lavaba las piernas. Tenía curiosidad por lo que me acerqué. Tenía el pelo desordenado negro, recogido en dos colas de caballo; no parecía mucho mayor que yo, unos trece o catorce años. Llevaba un vestido plisado uniforme desgarrado pero sin zapatos, sus piernas estaban cubiertas de moretones y cortes.

-Hey... -la vi acabando de limpiar sus piernas con el agua y me quedo en línea recta. Poco a poco se volvió hacia mí su flequillo negro, era largo y con mucha vegetación.

-Mi nombre es Rubin -le sonreí-. ¿Cuál es el tuyo?

Una niebla la rodeo, mientras ella se quedó en silencio, luego apenas podía ver los árboles detrás mío oí susurrar:

-Lulú.

-¿Lulú? Bueno, ese es un nombre lindo. Entonces, ¿Dónde vives? -miré a mi alrededor, era casi imposible ver algo, no sólo eso, sino el sol comenzaba a bajar.

-Puedo... llevarte... -murmuró suavemente tomando mi mano. Su piel era suave, incluso con los moretones, suaves y muy frías.

Yo estaba en silencio por un momento, en conflicto si debía ir con ella o no. Le di una sonrisa poco después y estuve de acuerdo para seguirla. Fuimos por el camino de tierra que estaba atestado de hojas secas y ramas caídas. En ese momento sólo me concentré en ella y no el hecho de que estaba caminando a ciegas en la niebla como si fuera una tarea cotidiana.

La niebla boscosa atenúa cuando el sol descendía. Se las arregló para conducirnos a una vieja casa abandonada de dos pisos, la niebla se espesó aún más. Ella y yo nos sentamos en el porche a ver la oscuridad.

-¿No tienes miedo… Ya sabes, de vivir aquí en el bosque sola? -pregunté con tranquilidad a Lulú. Ella abrazó sus rodillas magulladas y mantuvo los ojos ocultos.

-En realidad no, incluso con los hombres altos, asesinos y monstruos en cuatro patas, nunca estoy asustada. Nadie me visita de todos modos -explicó tan silenciosamente como había dicho su nombre.

Me sorprendió su respuesta, por un momento pensé que estaba loca. Pero, probablemente vivía aquí desde hace bastante tiempo.

-¿Entonces, de dónde eres tú?

-Un lugar muy lejos, es muy oscuro. No me gusta mucho la oscuridad, las cosas malas suceden allí." Ella tembló por un momento, y luego se sentó en silencio.

-¿Por qué te tapas la cara? -le pregunté después de sentir un escalofrío en el aire frío.

-No me gusta la gente al ver mi cara...

Más silencio misterioso rodó en el viento. Entonces me aclaré la garganta.

-¿Cuándo crees que la niebla cejará? Tendré que regresar al campamento antes de que mis padres se preocupen -la miré y ella se puso de pie, de repente algo se sentía extraño en ella. Una sensación demoníaca triste me abrumó.

-¿Tienes hambre? -preguntó ella caminando hacia la puerta.

-S-sí -me puse de pie, listo para seguirla a su interior.

Entró en la casa y yo la seguí. Dentro había una casa muy bien cuidada. Las ventanas estaban limpias, el sofá parecía suave. Había incluso luces encendidas en la zona de la cocina. Me senté en el sofá, que era agradable y suave a pesar de su tapicería aparentemente vieja.

Ella entró en el espacio habitable con un plato astillado, un plato de sopa y una cuchara de plata brillante. Ella lo puso en mi regazo y fue a buscarme una servilleta, luego desapareció subiendo unas escaleras.

Me senté solo a comer mi sopa; era dulce y cálida, me sentó bien. Comí pensando en mis padres, había estado fuera mucho tiempo y no debía haber caminado tan lejos. ¿No debería escuchar a mis padres llamándome por mi nombre, yo debería ser capaz de oír desde aquí? Fue extraño, desde que la niebla apareció.

Me despedí de mis pensamientos después de comer la sopa, estaba lleno y mis ojos se cerraron por el sueño. Dejé el plato, tazón y cuchara en la tabla individual en la habitación y me tumbé en el sofá. Mi único pensamiento era sobre la chica que desapareció en la casa mientras me quedaba a dormir. Me desperté en la oscuridad de la noche por un fuerte grito viniendo desde abajo. Me levanté del sofá y miré alrededor. No había más que las tablas que crujían y la casa aullando. Escuché por unos momentos el extraño silencio de la casa. Miré la mesa cuando volví a mi posición y me dí cuenta de que los platos no estaban.

-Lulú debe haberlos recogido... -cerré los ojos rindiendo a la somnolencia.

Como me quedaba de nuevo en mi sueño cuando ruido vino desde abajo y me sobresalte de nuevo. Esta vez me quedo claro que esto no era mi imaginación. ¿Qué pasa si Lulú estaba en peligro? Ella parecía demasiado débil para luchar contra cualquier cosa que podría haber vagado. Necesitaba asegurarme de que estaba bien. Lo último que me gustaría es que estuviera gravemente herida cuando podría haber ayudado.

Entonces maniobré cuidadosamente mi camino alrededor de la casa con poca luz. Me encontré con un cuarto de baño, un dormitorio, un armario, y luego la puerta del sótano. Toqué el pomo de la puerta y una frialdad espeluznante corrió lentamente su camino hacia abajo de mi espina dorsal. Me resistía a abrir, pero el pensamiento de Lulú me obligo a girar el pomo y abrir la puerta.

Detrás de la puerta había una escalera a oscuras, un fuerte viento frío subió las escaleras. Tosí un par de veces por el mal olor luego de dar unos pasos hacia abajo.

Al descender al sótano, el mal olor se hizo más fuerte, mi estómago comenzó a agitarse y mis ojos se humedecieron. Olía como si hubiera algo en el sótano que estuviera en descomposición. En el fondo me encontré con un interruptor y lo accioné. El sótano estaba ahora completamente iluminado, o al menos esta parte solamente. En la esquina de la habitación había otra puerta cubierta de herrumbre, profunda de color marrón .

-Lulú -grite mirando a mi alrededor, no hubo respuesta. Yo estaba empezando a preocuparme, ¿Dónde podría estar?-. ¡LULU! -grité más fuerte, más ansioso que antes. Corrí hacia la puerta en la esquina de la habitación. Agarré el mango y la abrí.

-LU-... -lo que había visto en esa habitación me hizo perder todo lo que había comido. Había un cuarto entero de cuerpos, cuerpos, podridos en descomposición allí. Vi a hombres, mujeres, y unas pocas personas de mi edad tendidos sobre el suelo algunas colgando. Lo único que todos tenían en común era el rostro. Ninguno de ellos tenía los ojos, sólo había cuencas vacías mirando a través de mí. Yo no podía soportarlo. Me aparté de la puerta y encontré algo.

Poco a poco me di la vuelta y allí estaba Lulú, los brazos y las piernas todos cubiertos de sangre. Me quedé horrorizado. Pensé que ella era tan dulce, no pensé que pudiera... Yo no podía ni siquiera imaginar la situación. Estaba deseando que todo esto fuera una pesadilla. Que nada de esto fuera real.

-Has visto demasiado... -ella me miro, su cabello moviéndose de su cara para revelar nada más que piel suave. Ella no tenía ojos.

-T…tu... c-cara... -me aparte de ella y tropecé sobre unas herramientas regadas por el suelo. Su mano tocó la superficie lisa.

-Mis ojos... no puedes verlos en este momento -ella dedicó una pequeña sonrisa como si estuviera avergonzada o incluso feliz-. Pero yo los tengo.

Yo estaba congelado; mi corazón estaba latiendo en mi pecho. Apenas podía respirar, y luego se trasladó todo el pelo de la cara.

-¿Ves? -la piel alrededor de los zócalos inexistentes comenzó a desgarrarse y sangrar. Ella comenzó a buscar tan triste, tan lastimada. Después de un momento ella tenía profundas cuencas vacías.

-Ahora que lo has visto... -ella extendió su mano hacia mí y yo la golpeé.

-¡Aléjate de mí! ¡Maldito bicho raro! -la empujé fuera del camino y torpemente corrí por las escaleras oscuras. Ella me siguió.

-¡Has visto demasiado! -escuché su eco detrás de mí mientras corría fuera de la casa en el bosque de niebla-. ¡Dame tus ojos! -miré hacia atrás y la vi de pie en el porche; No paré hasta que me tropecé con una rama y caí por una pequeña colina.

En unos momentos ella estaba sentada en mi pecho; sus manos estaban a unos centímetros de mi cara. Le di una patada y rodé hasta que ella se separó luego me dirigí a mis pies. Ella seguía gritando por mis ojos y me siguió corriendo, la sangre brotaba de la pequeña abertura en mi brazo.

Entonces ahí fue cuando me di cuenta de la laguna, yo la había conocido en ese estanque lo que significaba que mis padres no estaban muy lejos. Corrí tan rápido que tropecé en el campamento. Mi familia había saltado en mi entrada. De repente estaba tan mareado y cansado de correr. Miré a mí alrededor y vi a mi madre. Se veía tan preocupada, el campamento estaba iluminado y la niebla había desaparecido. Me relajé por un momento la sensación de seguridad me invadió y me desmayé.

Me desperté en un hospital con mi madre de pie al lado de mi cama; Yo tenía un tubo en el brazo y un yeso en el otro. Ella se inclinó para darme un beso en la frente.

-Estoy tan contenta de que estés bien. Te fuiste durante cinco minutos para ir al baño y vuelves con un brazo roto y cortes ¿Cómo te lo hiciste?

-¿C-cinco minutos? -poco a poco me senté-. ¡¿Me había ido por cinco minutos!? Pero la chica, la niebla y la casa y los cuerpos.

-¿De qué estás hablando? No había casas a nuestra vista el campamento, no hay niñas y ciertamente no hubo niebla.

Yo estaba en un punto muerto; Estaba en la niebla; Vi a la chica. Ella había tocado mi mano, ella me dio de comer, y los... los cuerpos. ¿Cómo?

Me dieron el alta en el hospital por el tiempo que eran las once y me dirigí a casa con mis padres. Una niebla había rodado pero eso era normal en las noche por aquí. Yo había puesto mi despertador cuando llegué a mi habitación y me acosté en mi cama. Bostecé y cerré los ojos. Empecé a desvanecerme. La casa estaba en silencio; la imagen de la chica estaba clara en mi mente. Tomé una respiración profunda cuando oí un sollozo.

-Dame tus ojos.