miércoles, 16 de abril de 2025

#073 El Holder del Triunfo

En cualquier ciudad, en cualquier país; entra en cualquier biblioteca que encuentres y pide a la bibliotecaria de la recepción que te muestre al "El Portador del Triunfo", ella arqueará una ceja como si te juzgara y luego te llevará a lo más profundo del recinto. 

Verás una puerta en el ala sureste del edificio que jurarías te llevaría al exterior, la bibliotecaria se detendrá ante ella y llamará tres veces. Una voz que suena como dos hojas de lija frotándose preguntará: "¿Confías en que el triunfo te espera al final?, debes responder: "Si, porque yo no fracaso", debes decirlo antes de que la bibliotecaria te diga que eres un fracaso ya que si lo hace, tu alma se verá aplastada bajo el peso de tu propia derrota y esta se deleitará con tu carne mientras lloras tu pérdida.

Si respondes a tiempo (y con la confianza suficiente) la bibliotecaria silbará y sacará una daga, NO LA ATAQUES, pues su fuerza y velocidad son legendarias. Ella te entregará la espada y luego te abrirá la puerta mientras susurra maldiciones al pasar. El camino se verá bien iluminado y sin un final visible, espejos lo bordean, reflejando cada victoria buena y mala desde antes del inicio del tiempo. Mirarse en cualquiera de estos espejos sería fracasar en el escenario que refleja.

El camino se extiende más allá del tiempo y debes seguirlo, luego de lo que parecerá una eterna caminata, verás una gran puerta de acero. Una voz te llamará para que te acerques, mantén tu mente libre de dudas. Debes estar seguro de tu triunfo, de lo contrario te arrancarán el alma y te torturarán eternamente. 

Acércate a la puerta y llama siete veces. Si la voz te llama fracasado, el horror que verás te obligará a cortarte la garganta con la daga. Si no hay respuesta, entra. La habitación estará en una oscuridad que parecerá casi tangible, haz tu pregunta: "¿Qué pasará cuando triunfe?". En ese momento todo se iluminará revelando una figura de gran estatura, con un físico de Adonis y cada rasgo brillando a la perfección, salvo por el hecho de que no tiene rostro. El se levantará y se volverá hacia ti, pregúntale nuevamente: "¿Qué pasará cuando triunfe?". 

La figura ladeará la cabeza bruscamente a la derecha y se lanzará de inmediato contra ti... NO TE INMUTES o te golpeará hasta la muerte y se alimentará de tu carne y cordura. En lugar de eso defiéndete con tu daga, ataca con ferocidad desenfrenada o seguramente perderás. No debes matarlo, solo incapacitarlo. En ese momento escucharás su voz en tu mente: "Tu perseverancia sirve". Sin agradecer sus palabras debes contestar gritando: "¡TRES VECES LO HE DICHO Y HECHO! ¿QUÉ PASARÁ CUANDO TRIUNFE?". La figura ahora gritará con un sonido que amenaza a tu mente a implosionar, el te describirá con gran detalle el fin de los tiempos, cuando termine apuñálalo en la garganta y córtale la cabeza. Su cabeza será tu trofeo, el símbolo de tu triunfo.


Ese trofeo es el Objeto 73 de 538. Él sabe quién eres, disfruta de tu triunfo cuando llegue el momento.


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martes, 15 de abril de 2025

Siempre será mi madre

Apoyé la estaca justo en el centro del esternón y levanté el martillo, una lágrima resbaló por mi mejilla; la miré. 

Por un instante volví atrás en el tiempo, la vi bailando en el patio al anochecer, ataviada con su vaporoso traje de seda, la vi con el pelo empapado paseando bajo la lluvia en la oscuridad de la madrugada, saludándome desde la acera con los largos dedos de su mano...

La miré y agarré fuertemente el asa del martillo para asegurarme de no fallar. Y entonces, en aquel momento de extrema tención ella abrió sus ojos verdes y me miró. No dijo nada, no me arrancó la cabeza como me habían asegurado que pasaría si despertaba. Corrieron largos segundos y la vi indefensa bajo la madera puntiaguda, yo estaba dispuesto a atravesarla como un animal rabioso, pude escuchar la manecilla de mi viejo reloj de bolsillo; pude sentir el transcurso del tiempo en cada tic, en cada tac. Ella me miraba inexpresiva mientras podía ver el brillo de sus colmillos sobresalientes... ¿Quién era aquella mujer? ¿Era mi madre o era la bestia asesina y sin alma de la que hablaban los libros?

- No pienses -me dije. Y por fin escuche su delicada y melodiosa voz, esa voz...

- Has vuelto, estás aquí... 

Los mismos ojos, la misma boca, era la misma mujer; Sólo que ya no disfrutaba de mis magdalenas, ahora prefería los cuellos calientes y desnudos.

- No pienses, no pienses, no pien... - Solté el martillo y la dejé abrazarme. Ahora la acompaño a cazar cada noche porque ella siempre será mi madre.



Calificación: 


#072 El Holder de la Cordura

En cualquier ciudad, en cualquier país, acude a alguna institución de salud mental o centro de rehabilitación al que puedas llegar por tus propios medios; Al llegar a la recepción pide visitar a quien se hace llamar "El portador de la Cordura". La recepcionista te mirará extrañada, debes repetir la misma pregunta nuevamente, luego de esto, llamará a un "médico" y serás llevado a la habitación más alejada del recinto. Ten cuidado ya que pasado este punto no hay vuelta atrás y si deseas irte, entonces, es el momento de decirle al médico que lo sientes olvidaste tomar tu medicación de hoy y márchate.  Corre lo más lejos que puedas, aléjate de los límites de la ciudad y del país, porque los cobardes no se salvan si son atrapados. Pero si decides continuar te pondrán una camisa de fuerza y te encerrarán en una habitación acolchada.

Después de algunos días que te parecerán meses, comenzarás a oír voces, cientos de ellas, todas hablando de cómo sus vidas fueron arruinadas. Sus historias podrían volverte loco y si eso pasa tendrías que quedarte ahí eternamente, pues en tu habitación acolchada no hay muerte solo tortura... Si las voces dejan de hablar, entonces cierra tus ojos lo más fuerte que puedas y grita a todo pulmón: "No compartiré tus historias". Si no escuchas nada, reza para que el dolor que sientas no sea tan intenso, por más improbable que sea. Ahora bien, en caso de que continúen hablando, debes identificar a la que te habla sobre el mismo hospital en el que te encuentras, escucha con atención su historia y abre los ojos. Ya no estarás en la celda, te encontrarás envuelto en una camisa de fuerza mientras observas algo que parece un vacío infinito que se separa de ti por una caja de cristal.

Un hombre aparecerá frente a ti y te preguntará si quieres hacerle alguna pregunta, el contestará a una y solo a una: "¿Qué los llevo a la locura?". Si se lo cuestionas, te explicará con espeluznantes detalles sus vidas y sus muertes. Durante su relato un gran punto negro parecerá moverse por el vacío frente a ti, no debes fijar la vista en el ya que romperá la caja de cristal dejándote caer al vacío para siempre.

Una vez que el hombre termine su relato, te quitará la camisa de fuerza y se despedirá. Te encontrarás de pie fuera de la institución, sosteniendo la camisa de fuerza que llevabas puesta.


La Camisa de Fuerza es el objeto 72 de 538. Solo te queda rezar para no volver a utilizarla nunca más.


lunes, 14 de abril de 2025

Cartoon Cat

Hola, soy Steve. Les hablaré de una horripilante versión de Felix el gato, conocido como Cartoon cat.

Dɪᴀʀɪᴏ ᴅᴇ Sᴛᴇᴠᴇ ₂ ᴅᴇ ᴏᴄᴛᴜʙʀᴇ ᴅᴇʟ ₂₀₀₉

Acabo de salir, siento cómo mi corazón se contrae por lo que acaba de pasar. No entenderán esto, lo que vi no puede ser entendido; algo horroroso ¿cómo puedes explicar que una caricatura de televisión estuviera torturando a un ser como si fuera un chiste? Trataré de ser lo más descriptivo posible: Estaba con mi compañero, el investigador Lucas Stane. Investigábamos una oleada de asesinatos crueles e inhumanos. Como si de una caricatura se tratase, los cuerpos tenían el aspecto de una vieja animación.

Nuestra información nos había guiado hacia una vieja fábrica de cobre. Mi compañero estaba preocupado, pero se notaba la determinación en sus ojos. Ambos entramos con cautela. Era un reconocimiento, no una captura, ni una amenaza. Llevábamos poco parque, yo tenía un revólver y una pequeña cámara; no acostumbro a traer el celular mientras trabajo, hoy me arrepiento; mientras él, a pesar de ser joven, llevaba una QBZ-95. Acaricié mi arma, me relajó un poco. Caminamos por los pasillos.

Olía como a aceite desgastado, un cobre ya muy... ¿oxidado? No me acuerdo de la palabra. Lucas tenía la mano en el bolsillo, listo para sacar el arma, extraño esa emoción juvenil. Mirábamos a nuestro alrededor, parecía estar listo para derrumbarse, se veía en el material, ladrillos que soltaban polvo, vigas y tablones de madera cubiertos por hongos, y un charco de tinta mezclado con un líquido rojo oscuro.

Cruzamos miradas, él tenía una de preocupación y curiosidad, pude notar cierta decepción y emoción en sus piernas, parecía que quería irse pero que a la vez deseaba investigar por todo el lugar por algo interesante. Continuamos con tranquilidad. No parecía que se pudiera acceder a un segundo piso, pero no íbamos a ir más allá, hasta que escuchamos como una patada. Entonces Lucas sacó suavemente su arma mientras nos íbamos acercando.

Lo que vimos parecía haber salido de una pesadilla, o de un dibujante que había hecho un mal trabajo con el Gato Félix, pero que aun así, se esforzó en dibujarle una sonrisa asquerosa y caricaturesca. Estaba cubierto por una leve luz, era de una estatura anormalmente alta, su cabeza no quedaba con su cuerpo, llevaba en su mano un pedazo de tinta hirviendo; al frente suyo había una mujer, no podía hablar, pero su vestimenta era en blanco y negro, tenía la cara y los brazos como dibujados con unos característicos guantes rotos; sus ojos parecían reventados de tanto llorar o de tanta tinta que se le colocó, como si le hubieran tratado de pintar las cuencas.

A su alrededor estaba un perro muy largo, ¿o... era un perro normal? De repente comenzó a caminar hacia nosotros, pero sus patas traseras no se movieron y comenzó a estirarse, al punto en que se estaba partiendo a la mitad, pero comenzó a derretirse, de un color similar al de su pelaje; desbordaba un líquido por el suelo, que en la oscuridad no se sabía si era sangre o tinta. Parecía como si se tratara de una escena en la que el perro se había tragado algo que le desintegró el vientre.

Lucas me miró, estaba a punto de vomitar, sus ojos reflejaban terror, un terror indescriptible. Miró a la chica, que, por cierto, no se movía. No sé si estaba muerta o inconsciente, pero, el "Gato" se había ido, al ver que ella no mostraba ningún movimiento ¿tal vez a buscar alguna "linterna mágica" para hacer que se mueva? Pero se fue con esa espeluznante sonrisa en el rostro.

Mi compañero y yo nos acercamos a la chica. Me quedé mirando por si esa cosa regresaba. Mientras Lucas registraba si estaba con vida, yo me acerqué al perro. De no ser porque mi padre era un fanático de la animación, no habría podido saber qué era lo que le habían hecho a este pobre animal.

El pobre hombre tomó a la mujer en sus brazos y me dijo que la llevásemos al hospital. Yo saqué mi cámara y le saqué una fotografía al inocente canino, en esa posición de sufrimiento. Ahí le respondí que teníamos las pruebas suficientes para traer refuerzos. Me acerqué a él y, una vez juntos, comenzamos a caminar.

—Parece que le cortó las cuerdas vocales —me dijo. Yo solo lo miré con espanto.

Salíamos de la zona abierta, estábamos en los pasillos. Yo revisaba la foto del pobre animal mientras apuntaba hacia el frente con la linterna. Lucas iba cambiando cada tanto el brazo con el cual cargaba a la chica. Salimos de la fábrica, y mi corazón comenzaba a calmarse, aunque la oscuridad nos limitaba la vista. Entonces escuché un sonido detrás nuestro, me di la vuelta, apunté con la linterna e, instintivamente, saqué una foto. Empuñé mi arma y comencé a disparar mientras iba retrocediendo. Lucas corrió hacia el auto, había que poner a salvo a la chica. Al "gato" no pareció gustarle que nos estuviésemos llevando su trabajo, entonces me tiró al suelo y se lanzó a una velocidad increíble y en cuatro patas, hacia Lucas.

Lo atrapó con esos dedos largos y raros al moverse, mi compañero solo gritaba. Me levanté y continué disparando. Lucas gritaba mientras el monstruo se los llevaba, sacó su arma, solo para que el Cartoon le arrancara la mano de una mordida. Empezó a gritar de dolor, lo escuché y apunté a la fábrica. Veo como trata de aferrarse al suelo mientras que el "Cartoon Cat" se lo lleva con esa maldita sonrisa en el rostro. Tenía la sangre de mi compañero en su cara, y sus dientes parecían una luz que se ahogaban en jugo, como si esta bebida le sirviera para su película animada.

Escapé hacia mi casa, llegué lleno de miedo. 

Sé que vendrá por mí, no tardará mucho. Escribo esto para que sepan el horror que viví. Él no encontrará esto, pero sí mis colegas.

Si están leyendo esto, y vuelven a aparecer víctimas con esas peculiares torturas, ya saben quién es.


Bibliografía

Las primeras apariciones de Cartoon Cat iniciaron en agosto del 2018, luego de que fuera publicada la primera imagen del mismo. En esta se lo muestra sentado detrás de la puerta de un edificio abandonado, mirando fijamente a la cámara. Se cree que podría ser el mismo Cartoon Cat o posiblemente una entidad similar.

El 10 de agosto, su público una imagen de cuerpo completo de Cartoon Cat, parado en lo que parecía ser otro edificio abandonado. Su apariencia lo muestra como un gato antropomórfico gigante, con una gran y espeluznante sonrisa y unos guantes blancos que le dan el aspecto de una caricatura de los años 30. Esta sería la primera aparición oficial de la criatura.

La siguiente imagen se publicaría cinco días después. En esta, Cartoon Cat se encontraba parado en medio de una carretera, su cuello estaba estirado como si fuera una serpiente, con su cabeza tirada en el suelo y las cuencas de sus ojos estaban vacías.

La última imagen fue publicada el 22 de agosto. Cartoon Cat estaría parado afuera de otro edificio abandonado, con su cuerpo levemente inclinado y su boca abierta.

Físicamente en las cuatro apariciones de Cartoon Cat lo muestran mas como un ser amigable que pese su tamaño gigantesco y características algo desconcertantes, no pareciera ser una criatura amenazante. Sin embargo, pese a que apariencia muestre lo contrario Cartoon Cat de es echo una de las criaturas mas peligrosas y agresivas creadas por Trevor Henderson.



Actualizaciones 2025


Continuaremos subiendo la serie "The holders" hasta completar los objetos.

En caso de tener alguna petición 

jueves, 18 de noviembre de 2021

La foto del celular

Hace algunos años, la prima de un amigo, que es madre soltera, ganó en su cumpleaños un celular nuevo. Después de un largo día de trabajo ella dejo su teléfono sobre la mesa y comenzó a ver la televisión cuando, luego de regresar de la escuela, su hijo se le acercó y le preguntó si podía jugar con el nuevo dispositivo. Se lo permitió, pero le dijo que no llamara ni enviara mensajes de texto a nadie, situación con la que inmediatamente estuvo de acuerdo el niño.

Unos minutos antes de medianoche, cuando finalmente se cansó de ver la televisión, decidió llamar a su hijo e ir a dormir. Se dirigió a la habitación del niño, sólo para ver que él no se encontraba allí. Luego fue a su habitación para encontrarlo durmiendo en su cama con el teléfono en la mano. Al navegar por su teléfono celular, se dio cuenta de algunos cambios menores, tales como un nuevo papel tapiz, un tono de llamada diferente, etc.

Cuando llegó a la sección de fotos comenzó a borrar las últimas imágenes capturadas hasta que se encontró con la última. Cuando la vio por primera vez, no podía creerlo. Era su hijo, durmiendo en su cama, pero la foto parecía haber sido tomada por alguien más. Era la mitad izquierda de un rostro de algo que aparentaba ser una mujer anciana.


domingo, 14 de febrero de 2021

Los Errantes

Goler y Belgor eran errantes, guerreros profesionales expertos en la lucha contra criaturas no-muertas. Nunca eran recibidos con alegría en las aldeas o ciudades donde trabajaban, pues su llegada siempre significaba problemas. Pero eran necesarios, y las personas los toleraban, sobre todo porque los errantes gozaban de inmunidad y protección del rey y de todos sus vasallos.

En aquellos días, Goler y Belgor habían sido enviados a una villa llamada Villaespino. Dicha villa era propiedad de un señor muy poderoso, lo suficiente como para costear el trabajo de dos errantes. Las calles de Villaespino habían sido regadas con la sangre de muchos de sus habitantes, todos varones, adultos y sanos. Sus cuerpos siempre aparecían al amanecer en alguna plaza concurrida, con las vísceras colgando y el cuello completamente abierto. Los dos errantes tenían claro quién era el culpable, todo apuntaba a un súcubo, un tipo de demonio bastante común en los grandes centros de población; y el que las victimas fueran solo hombres y que se hubiera licuado toda su sangre, encajaba a la perfección con su modo de cazar.

Cuando llegaron a la villa, las calles estaban vacías, solo se dejaba ver el humo de alguna chimenea distante, o la luz tenue de una vela proveniente de alguna habitación. Fueron directos a la posada El Ciervo Feliz. Ya los estaban esperando; tenían ordenes de concederles asilo con todos los gastos pagados, cosa que no agradaba al obeso posadero y su casi adolescente esposa.

Goler era mayor que Belgor, hacía tiempo que había pasado los 40, su vientre era más grueso, su pelo ya escaseaba, pero su mirada seguía igual de dura, al igual que sus ojos azules, fríos e inquisitoriales. Belgor por el contrario contaba con 20 años menos, era su segunda misión, sus ojos eran más inquietos, aunque a ojos inexpertos parecerían seguros y tranquilos; era alto, de constitución atlética, rasgos agradables y ojos marrones.

Goler se acercó al posadero y le pidió la cena.

—Espera sentado en la mesa y vigila quién entra y quién sale —le dijo Goler con aire sombrío a su joven compañero.

Belgor asintió y se dirigió a la mesa no sin antes recorrer con sus ojos el cuerpo de la esposa del posadero, una pelirroja de amplias curvas y busto generoso. El posadero gruñó muy alto, tanto, que hasta le temblaron los bigotes. Goler le lanzó una mirada gélida a sus compañero, y finalmente se sentó en una mesa destartalada cerca de la chimenea central. Belgor se quedó sentado fingiendo que aseguraba las correas de su armadura negra de cuero reforzado, no sin dirigir alguna que otra mirada a la pelirroja. Goler suspiró y llevó hasta la mesa una bandeja con dos codornices asadas, caldo aguado con huesos de pollo, pan duro, y queso más duro aún. Para ellos aquello era un manjar, pues el camino siempre era duro y escaso en privilegios.

—No deberías haberla mirado así, no queremos problemas —recriminó Goler a su joven compañero.

—No hice nada malo, es la primera mujer joven y bella que no intenta destriparme desde hace mucho tiempo.

—Te entiendo, pero entiende por qué estás tú aquí. Cada segundo que pasa es más probable que estemos cerca del súcubo. A estas alturas ya sabrá que estamos en Villaespino, y en cualquier momento tendremos sobre nosotros a un monstruo rabioso, aunque sin apetito, pues lleva mucho tiempo comiendo de la cocina local, cosa rara ya que no suelen arriesgarse a acumular tantas víctimas en un solo lugar.

—Nos ha tocado el súcubo imbécil.

—Es un monstruo, un monstruo que te puede destripar con un sencillo giro de muñeca.

Belgor asintió mansamente y comenzó a comer con ganas. Goler barrió una última vez con la mirada la posada y acometió con ímpetu su propio plato.

Al terminar se despidieron del posadero y subieron a la habitación más amplia de que disponían. Era grande, con cuatro camas, y altos ventanales. Dejaron solo una vela encendida. Goler hizo la primera guardia.

Cuando los ronquidos de Belgor ya eran audibles, se sentó cerca de la ventana para observar las calles mal empedradas y los tejados torcidos de pizarra en busca de algún movimiento inusual. De pronto, un sonido grave proveniente de la parte baja hizo que los sentidos parcialmente aletargados de Goler se agudizaran como nunca. Bajó sin despertar a Belgor, con paso rápido y su mano derecha apoyada en el pomo de su estilete.

Al llegar abajo vio al gordo posadero tirado sobre los restos de la sopa que se había derramado con la caída. Se acercó hasta él y confirmó que aún tenía pulso. Antes de que le diera tiempo a hacer una sola conjetura, un grito ahogado atravesó su pecho desde el piso de arriba.

Subió corriendo, pero esta vez con el estilete desenvainado, acompañado por una preocupación que era más bien una certeza en su mente, una certeza que se vio confirmada al atravesar el umbral de la puerta que daba a la habitación. Belgor yacía en el suelo con el cuello abierto, y sobre él, la esposa del posadero le estaba drenando la sangre con sus largos colmillos ayudados por una lengua anormalmente larga y roja.

Los ojos del súcubo quedaron fijos en Goler que ya había desenvainado la espada dispuesto a batirse con él. Cada paso que Goler realizaba iba acompañado de una maldición y una punzada de culpabilidad, pero barrió aquellas emociones y se centró en la tarea que tenía entre manos. No era el primer súcubo que mataba, y aquella estúpida trampa tendría que haberla visto venir. El súcubo pelirrojo, sin pensárselo se abalanzó en busca del cuello de su nueva víctima, pero Goler desvió sus zarpas con el estilete, mientras golpeaba el costado derecho del monstruo con la empuñadura de la espada; finalmente se separaron. Ella estaba excitada por la proximidad de una nueva presa, él era frío y realizó bien sus cálculos.

Cuando el súcubo se abalanzó de nuevo, éste lo esquivo con una finta hacia la izquierda, fingió una ataque hacia su costado, ella lo esquivó con dificultad y justo en ese lapso de tiempo, Goler atravesó su vientre con la espada hasta la empuñadura, no sin recibir antes un mordisco en el hombro izquierdo aunque sin llegar a perforar el cuero.

Goler no quería esperar a que el súcubo se recuperara, debía cercenar la cabeza del monstruo, pero cuando ya estaba en posición con la espada sujeta con las dos manos sobre su cabeza, algo frío y afilado afloró sobre su pecho, un cuchillo largo de carnicero que atravesó con rabia cuero y costillas. Goler calló de rodillas, y antes de desvanecerse, vio cómo el obeso posadero, presionaba la herida abierta del súcubo.

Luego sobrevino el frío, y finalmente, la oscuridad.