jueves, 15 de octubre de 2020

#091 El Holder del Honor

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete a la recepción y pide visitar a aquel que se haga llamar "el portador del honor". El empleado levantará la vista de sus papeles y te entregará una gruesa carta del Tarot. Si te dan la carta de La Luna, entonces estarás listo para enfrentar esta prueba; sin embargo, si el empleado te pasa la carta de El Diablo, aléjate y no regreses hasta que hayas vivido otra de las pruebas de los Portadores. Solo con su fuerza infernal sobrevivirás a esta tarea.

Si te quedas, el empleado te pedirá que revises una iglesia al final de la calle. Sal del edificio y camina tranquilamente por la calle, disfruta de lo que podrían ser tus últimos momentos con vida. Cuando llegues al final del camino, verás una estructura vieja y ruinosa que podría haber sido una casa de culto hace mucho tiempo. Entra por la puerta con cuidado, no sea que el marco de ésta se caiga sobre ti.

Serás rodeado por luz y te llevará a un lugar donde se encontrarán los objetos que hayas reunido, junto con dos puertas. Debes saber que si te falta la Capa, la Resolución de la Bestia, el Escudo (del Portador de la Soledad o del Portador del Escudo) o la Espada, será mejor que tomes la puerta de la izquierda y te vayas, porque estarás condenado al fracaso. Si posees uno o más de estos Objetos, elije solo uno y entra por la puerta de la derecha.

Accederás a una desolada extensión de tierras baldías, por su horizonte surcarán llamas infernales y una constante lluvia de sangre golpeará el suelo árido bajo tus pies. Lejos en la distancia, sobresaldrá una estructura alta, su blancura austera y pulida hará resaltar su presencia en medio de todo lo que habrá allí. Y ten la seguridad de que no estarás solo.

Solo tendrás unos segundos para contemplar estas vistas antes de que una horda de demonios comience a correr hacia ti. Si llevas la capa contigo, cúbrete con ella y camina hacia el edificio; las criaturas serán una extensión del Portador del Honor, podrán verte a través de su odio. Por otra parte, podrías armarte con la espada recta que aparecerá a tus pies, no es la espada del rey, ésta no saldrá a menos que hayas escogido llevarla contigo. Los demonios son numerosos, pero también frágiles; existen sólo como un pensamiento, y un solo golpe bastará para desaparecerlos.

No importa cómo decidas hacerlo, te llevará mucho tiempo llegar a la estructura, mas no te sentirás cansado por los esfuerzos de moverte o luchar: el conflicto es el alimento de la vida aquí y tú eres parte de su origen. Cuando llegues y subas el primer escalón de la entrada principal, el enjambre interminable de criaturas que brotaban de sus puertas finalmente se detendrán, y los monstruos se juntarán ansiosos uno al lado del otro para despejarte el camino. Se calmarán y observarán cada uno de tus movimientos mientras asciendes a las opulentas puertas. Se separarán mientras caminas, formando un anillo silencioso y vigilante que te empujarán hacia su guardián.

El interior será tan lujoso como su exterior, revestido con telas finas, pinturas frescas, hermosas estatuas y mosaicos decorarán las paredes y el suelo del vestíbulo. Los secuaces del Portador formarán un camino delante tuyo; serán mucho más resistentes aquí, dentro de su hogar, así que no te desvíes del camino. Seguir será tu única opción sensata, mientras te guíen, no te des la vuelta ni mucho menos intentes huir. Serás conducido a una habitación espaciosa y mucho más austera, ornamentada únicamente por un trono y dos figuras; una hermosa mujer desnuda de piel morena reclinada en el asiento, y un hombre pálido ataviado con una armadura, arrodillado en el suelo frente a ella. Al instante, sentirás una lujuria que nunca antes habías sentido. Ignora ese sentimiento o el caballero rápidamente te desollará por tu insolencia.

En cambio, declara sin miedo que has venido para responder al desafío. Con un gesto de la mujer, el caballero se levantará y se armará con un casco, una espada y un escudo. La hoja que te dieron se transformará en un escudo redondo. Si por algún motivo llegas desarmado, el caballero te arrojará su escudo y te dejará usarlo. De una forma u otra, cuando te hayas equipado adecuadamente, se aparecerá un medio traje de placas a tu alrededor y el caballero cargará contra ti.

Ahora, depende de tus habilidades. Si elegiste la espada del rey, ésta por si sola será capaz de perforar el metal pesado de la armadura de tu rival. Si optaste por tomar alguno de los escudos, no deberías preocuparte de la espada del caballero, ya que no podrá romper tu protector infernal. Independiente de lo que elijas, ten en cuenta que el caballo es un oponente formidable; usará todos los medios que pueda para derrotarte, ya sea con su espada, su escudo o con sus castigadores golpes endurecidos con acero de sus manos y pies. Para vencer al caballero, basta con separar el brazo de la espada del resto de su cuerpo; sólo entonces se rendirá, arrodillándose ante ti e ignorando el muñón destrozado y sangrante.

Si sales victorioso, la mujer se levantará y caminará hacia ti. Arrodíllate y sujeta tu arma con fuerza en tu mano. Ella te dirá:

Obedece al fuerte; destruye al débil.

Ahora, ignorando tu tentación, mete la hoja a través de su estómago y tírala hacia arriba; prestar atención a tu tentación sólo resultará en que te pierdas en la dicha eterna, y cualquier objeto que hayas recogido volverá a su portador original. Mientras su cuerpo cae al suelo, enfunda tu espada y ofrece al caballero el brazo que le falta. Mientras lo sujeta hacia la herida, su armadura se romperá, revelando que es una figura humanoide con piel ennegrecida por el fuego, cabello dorado y ojos amatistas profundos que perforarán tu alma.

Te felicitará por tu lucha y por ver a través de la ilusión de su maestro. Hablará, en detalle, de las medidas que se colocaron en este reino para proteger al Objeto aquí, y cómo las extendió a través de sí mismo. Cuando termine, te permitirá hacer una pregunta. Debes pedirle:

¿Por qué lo sigues, mi señor?

El Portador se sentará mientras te responde, con una voz grave que contendrá el peso de siglos de votos, te explicará cómo luchó para conseguir Su favor, y describirá, con doloroso detalle, cómo luchó contra Él y perdió. Las palabras tomarán forma a medida que habla el caballero del infierno, grabando las imágenes de toda la historia en tu memoria. El Portador te explicará la agonizante tortura que sufrió y sentirás su dolor mientras habla. Si tu mente no puede soportar esto, entonces tomarás el lugar de la mujer muerta como el próximo señuelo del Portador, pero si perseveras, entonces te dirá el voto que hizo para escapar del tormento interminable.


Cuando esto termine, se pondrá de pie y te ofrecerá la única pieza que queda de su armadura; el guantelete, que sigue impecable a pesar de la batalla. Reemplaza el tuyo con el que te ofrece. Luego, el Portador te aconsejará que te armes de nuevo, ya que deberás abrirte paso hasta la entrada de su hogar. Solo cuando estés listo, ordenará a sus secuaces que ataquen.

Si eliges llevar la Resolución de la Bestia, se manifestará ahora, surgiendo a través de tu cuerpo y prestándote la fuerza del más temible de los demonios. De lo contrario, será una batalla larga y salvaje hasta la puerta principal. Si logras llegar vivo al vestíbulo y atravesar el frenesí que te rodea hasta la puerta, la luz blanca te rodeará, te empujará a través de las dimensiones y te dejará fuera de la iglesia destruida. Todo se habrá ido, el Objeto elegido regresará al lugar donde pertenece, pero el regalo del caballero permanecerá.

Ese guantelete es el Objeto 91 de 538, la Mano de la Obediencia. Aunque no puede ayudarte, el caballero espera que lo liberes de su servidumbre.


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