jueves, 15 de octubre de 2020

#091 El Holder del Honor

En cualquier ciudad, en cualquier país, puedes ir a cualquier institución mental o centro de rehabilitación donde puedas llegar por ti mismo. Dirígete a la recepción y pide visitar a aquel que se haga llamar "el portador del honor". El empleado levantará la vista de sus papeles y te entregará una gruesa carta del Tarot. Si te dan la carta de La Luna, entonces estarás listo para enfrentar esta prueba; sin embargo, si el empleado te pasa la carta de El Diablo, aléjate y no regreses hasta que hayas vivido otra de las pruebas de los Portadores. Solo con su fuerza infernal sobrevivirás a esta tarea.

Si te quedas, el empleado te pedirá que revises una iglesia al final de la calle. Sal del edificio y camina tranquilamente por la calle, disfruta de lo que podrían ser tus últimos momentos con vida. Cuando llegues al final del camino, verás una estructura vieja y ruinosa que podría haber sido una casa de culto hace mucho tiempo. Entra por la puerta con cuidado, no sea que el marco de ésta se caiga sobre ti.

Serás rodeado por luz y te llevará a un lugar donde se encontrarán los objetos que hayas reunido, junto con dos puertas. Debes saber que si te falta la Capa, la Resolución de la Bestia, el Escudo (del Portador de la Soledad o del Portador del Escudo) o la Espada, será mejor que tomes la puerta de la izquierda y te vayas, porque estarás condenado al fracaso. Si posees uno o más de estos Objetos, elije solo uno y entra por la puerta de la derecha.

Accederás a una desolada extensión de tierras baldías, por su horizonte surcarán llamas infernales y una constante lluvia de sangre golpeará el suelo árido bajo tus pies. Lejos en la distancia, sobresaldrá una estructura alta, su blancura austera y pulida hará resaltar su presencia en medio de todo lo que habrá allí. Y ten la seguridad de que no estarás solo.

Solo tendrás unos segundos para contemplar estas vistas antes de que una horda de demonios comience a correr hacia ti. Si llevas la capa contigo, cúbrete con ella y camina hacia el edificio; las criaturas serán una extensión del Portador del Honor, podrán verte a través de su odio. Por otra parte, podrías armarte con la espada recta que aparecerá a tus pies, no es la espada del rey, ésta no saldrá a menos que hayas escogido llevarla contigo. Los demonios son numerosos, pero también frágiles; existen sólo como un pensamiento, y un solo golpe bastará para desaparecerlos.

No importa cómo decidas hacerlo, te llevará mucho tiempo llegar a la estructura, mas no te sentirás cansado por los esfuerzos de moverte o luchar: el conflicto es el alimento de la vida aquí y tú eres parte de su origen. Cuando llegues y subas el primer escalón de la entrada principal, el enjambre interminable de criaturas que brotaban de sus puertas finalmente se detendrán, y los monstruos se juntarán ansiosos uno al lado del otro para despejarte el camino. Se calmarán y observarán cada uno de tus movimientos mientras asciendes a las opulentas puertas. Se separarán mientras caminas, formando un anillo silencioso y vigilante que te empujarán hacia su guardián.

El interior será tan lujoso como su exterior, revestido con telas finas, pinturas frescas, hermosas estatuas y mosaicos decorarán las paredes y el suelo del vestíbulo. Los secuaces del Portador formarán un camino delante tuyo; serán mucho más resistentes aquí, dentro de su hogar, así que no te desvíes del camino. Seguir será tu única opción sensata, mientras te guíen, no te des la vuelta ni mucho menos intentes huir. Serás conducido a una habitación espaciosa y mucho más austera, ornamentada únicamente por un trono y dos figuras; una hermosa mujer desnuda de piel morena reclinada en el asiento, y un hombre pálido ataviado con una armadura, arrodillado en el suelo frente a ella. Al instante, sentirás una lujuria que nunca antes habías sentido. Ignora ese sentimiento o el caballero rápidamente te desollará por tu insolencia.

En cambio, declara sin miedo que has venido para responder al desafío. Con un gesto de la mujer, el caballero se levantará y se armará con un casco, una espada y un escudo. La hoja que te dieron se transformará en un escudo redondo. Si por algún motivo llegas desarmado, el caballero te arrojará su escudo y te dejará usarlo. De una forma u otra, cuando te hayas equipado adecuadamente, se aparecerá un medio traje de placas a tu alrededor y el caballero cargará contra ti.

Ahora, depende de tus habilidades. Si elegiste la espada del rey, ésta por si sola será capaz de perforar el metal pesado de la armadura de tu rival. Si optaste por tomar alguno de los escudos, no deberías preocuparte de la espada del caballero, ya que no podrá romper tu protector infernal. Independiente de lo que elijas, ten en cuenta que el caballo es un oponente formidable; usará todos los medios que pueda para derrotarte, ya sea con su espada, su escudo o con sus castigadores golpes endurecidos con acero de sus manos y pies. Para vencer al caballero, basta con separar el brazo de la espada del resto de su cuerpo; sólo entonces se rendirá, arrodillándose ante ti e ignorando el muñón destrozado y sangrante.

Si sales victorioso, la mujer se levantará y caminará hacia ti. Arrodíllate y sujeta tu arma con fuerza en tu mano. Ella te dirá:

Obedece al fuerte; destruye al débil.

Ahora, ignorando tu tentación, mete la hoja a través de su estómago y tírala hacia arriba; prestar atención a tu tentación sólo resultará en que te pierdas en la dicha eterna, y cualquier objeto que hayas recogido volverá a su portador original. Mientras su cuerpo cae al suelo, enfunda tu espada y ofrece al caballero el brazo que le falta. Mientras lo sujeta hacia la herida, su armadura se romperá, revelando que es una figura humanoide con piel ennegrecida por el fuego, cabello dorado y ojos amatistas profundos que perforarán tu alma.

Te felicitará por tu lucha y por ver a través de la ilusión de su maestro. Hablará, en detalle, de las medidas que se colocaron en este reino para proteger al Objeto aquí, y cómo las extendió a través de sí mismo. Cuando termine, te permitirá hacer una pregunta. Debes pedirle:

¿Por qué lo sigues, mi señor?

El Portador se sentará mientras te responde, con una voz grave que contendrá el peso de siglos de votos, te explicará cómo luchó para conseguir Su favor, y describirá, con doloroso detalle, cómo luchó contra Él y perdió. Las palabras tomarán forma a medida que habla el caballero del infierno, grabando las imágenes de toda la historia en tu memoria. El Portador te explicará la agonizante tortura que sufrió y sentirás su dolor mientras habla. Si tu mente no puede soportar esto, entonces tomarás el lugar de la mujer muerta como el próximo señuelo del Portador, pero si perseveras, entonces te dirá el voto que hizo para escapar del tormento interminable.


Cuando esto termine, se pondrá de pie y te ofrecerá la única pieza que queda de su armadura; el guantelete, que sigue impecable a pesar de la batalla. Reemplaza el tuyo con el que te ofrece. Luego, el Portador te aconsejará que te armes de nuevo, ya que deberás abrirte paso hasta la entrada de su hogar. Solo cuando estés listo, ordenará a sus secuaces que ataquen.

Si eliges llevar la Resolución de la Bestia, se manifestará ahora, surgiendo a través de tu cuerpo y prestándote la fuerza del más temible de los demonios. De lo contrario, será una batalla larga y salvaje hasta la puerta principal. Si logras llegar vivo al vestíbulo y atravesar el frenesí que te rodea hasta la puerta, la luz blanca te rodeará, te empujará a través de las dimensiones y te dejará fuera de la iglesia destruida. Todo se habrá ido, el Objeto elegido regresará al lugar donde pertenece, pero el regalo del caballero permanecerá.

Ese guantelete es el Objeto 91 de 538, la Mano de la Obediencia. Aunque no puede ayudarte, el caballero espera que lo liberes de su servidumbre.

Grabación de Audio

Solía trabajar para la policía cuando escuché esa grabación. Encontré la cinta al lado de un cadáver putrefacto y deformado que era casi irreconocible. Cuando reproduje la cinta sólo se escuchaba estática, pero luego de un rato comencé a oír una respiración agitada que se convertía en gritos, el hombre aullaba: "No... por favor, no" y segundos después sus llantos.

Podía distinguirse cómo lo agarraban y dejaban caer al suelo, los gritos desgarradores del pobre hombre y las risas habían quedado grabadas para siempre; a continuación lo que parecían ser borbotones de sangre y sonidos se volvieron irreconocibles y reinó un silencio que no tardó en romperse con el sonido de una demoniaca voz que no pertenece a este mundo.

En ese preciso momento la grabación se detuvo. Ahora estoy viendo una sombra fuera de mi casa y les aseguro que puedo escuchar sus risas infernales. No intentaré explicar las extrañas circunstancias en las que todos mis compañeros murieron, solo diré que fui más hábil que aquello que nos estaba cazando.

Si lees esto quiero que sepas que no me queda mucho tiempo, buena suerte escondiéndote. El ahora va por ti.




Calificación:

miércoles, 14 de octubre de 2020

#461 El Holder de la Esencia

En cualquier ciudad, en cualquier país; ve a cualquier monasterio o templo al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando estés dentro deberías encontrar a un monje inclinado rezando, no cometas la tontería de interrumpirlo. En el momento que el hombre se ponga de pie pídele que te lleve con el "Portador de la Esencia". El parpadeará varias veces y asentirá lentamente con la cabeza.

El monje te llevará hacia una trampilla cerca del altar en el centro de la habitación, la abrirá lentamente y volverá a la posición en la que lo encontraste inicialmente. Puedes comenzar a bajar por la escalera cuando él comience nuevamente con sus oraciones. Cuando tu cabeza esté bajo el nivel del suelo la trampilla se cerrará sola, dejándote en completa oscuridad; debes descender con cuidado ya que caer aquí significaría mucho más que un viaje interrumpido.

A medida que desciendas sentirás que el aire a tu alrededor se vuelve cada vez más húmedo, espectros aterradores de todas las formas imaginables se retorcerán en la oscuridad e intentarán soltar tu agarre de la escalera mientras sus voces chillonas envolverán tus sentidos.

Mientras más examines estas imágenes, más solidas se volverán y comenzarás a reconocerlos, son tus recuerdos. Ellos son tu voz, tu pasado, presente y futuro; A medida que te acerques al fondo te darás cuenta de que ellos son tu, las manos que intentan quitar tu agarre de la escalera. Las caras gruñonas son tuyas. Detente ahora y no apartes la mirada de ellos, los fantasmas se solidificarán fusionándose en uno solo al otro lado de la escalera.

Mira fijamente la cara de tu Doppelganger y pregúntale: "¿Qué hay en el centro de su ser?" Dejará de intentar lanzarte por un momento. Tan pronto como esto ocurra, deja que tu cuerpo caiga. La humedad debe volverse cada vez mayor, culminando en una piscina en el final de las escaleras. Utiliza el impulso generado por tu caída para sumergirte tan profundo como tus pulmones te lo permitan. 

Permanecer en la superficie es invitar al guardián a que se una a tí, uniendo tus dos mitades y cancelando tu existencia.

Si puedes sumergirte lo suficiente tus dedos tocarán una superficie de vidrio que reposa en el fondo en la arena. Aférrate a este frasco con todas tus fuerzas ya que te mantendrá sumergido en el agua. No lo sueltes, abras la boca o subas a la superficie en busca de aire. Incluso si pierdes el conocimiento, perder el control significará perder tu vida. 

Cuando despiertes estarás de regreso en el templo, goteando sangre de color rojo intenso. El frasco que tienes en tus manos sorprendentemente está limpio.


Ese frasco vacío es el objeto N°461 de 538. No lo abras y reza para que nunca se rompa porque dentro está la esencia misma de tu propia alma. Mientras lo sostengas tu alma estará protegida de las manipulaciones de tus enemigos. Pero no cuentes con eso.


martes, 13 de octubre de 2020

#542 El Holder de los Monstuos

En cualquier ciudad, en cualquier país; dirígete a cualquier Zoológico al que puedas llegar por tus propios medios. Pídele al tercer guardia que veas que te lleve con "El Portador de los Monstruos", si el animal detrás de él comienza a gruñir y el trabajador le contesta también con un gruñido has llegado al lugar correcto. 

El cuidador te llevará a un edificio que da la impresión de ser un almacén de alimentos para los animales, pero no es así. Te encontrarás con un largo pasillo cubierto de sangre y heces de animales, con las paredes arañadas y manchas de de sangre, pelo, piel y escamas. No intentes cubrirte la nariz o respirar por la boca, puedes perderla. Si en algún momento el hedor es reemplazado por un agradable aroma a rosas entonces grita: "No estoy invadiendo su territorio, solo estoy de paso". Si el olor no desaparece reza por una muerte rápida, pero no la esperes... 

Si el olor se va, dirígete a la primera puerta que veas. Si la puerta está hecha de madera corre lo más rápido que puedas, ellos conocen tu aroma y nunca dejarán de buscarlo; Si encuentras una puerta de metal ábrela y entra, verás a una amable anciana con tres perros. Ella te dirá que acaricies a uno de ellos, debes elegir sabiamente. 

El can de la izquierda tiene el pelaje blanco y los ojos azules, el del medio tiene el pelaje gris y los ojos violeta y el que se encuentra a la derecha tiene el pelo negro y los ojos marrón rojizo; todos ellos parecen lobos. Si acaricias al equivocado la mujer te lanzará algo provocando que los perros te maten, pero si eliges correctamente se te revelará otra puerta. Pasa por ella y te encontrarás en un bosque con animales que nunca antes habías visto a tu alrededor. Todos ellos tendrán ojos demoniacos y sed de sangre por lo que debes evitarlos a toda costa. Son los monstruos que vivieron antes que los animales y tienen sed de sangre.

Si caminas hacia el sol solo puedes esperar morir quemado; si caminas hacia la luna espera encontrar algo... Era humanoide aunque conserva algunas cualidades. Sus ojos de serpiente no parpadean, una cola de lagarto se enrosca a su alrededor y su rostro humano sonrió dejando ver sus dientes de tiburón, su cuerpo es como el de un oso pero cada brazo parece ser la garra de un animal distinto. Utilíza el tono que usarías para entrenar a un perro y pregúntale: "¿Qué eran antes del cambio?" La criatura te dirá con su ronca voz lo que eran todos los animales antes de ser humanos. Te contará sobre todos los monstruos que vagaban por la tierra y ahora se encuentran dormidos. No te preocupes, la mayoria de las personas no enloquece con esta información. 

La criatura te dará una larga garra de su propio dedo y luego te cortará la cara. Te despertarás en tu cama con la garra en la mano.


Esta garra es el Objeto N°542 de 538. Nunca deben despertar.




lunes, 12 de octubre de 2020

#452 El Holder de la Tecnología

En cualquier ciudad, en cualquier país; ve a alguna institución de salud mental o centro de rehabilitación al que puedas llegar por tus propios medios. Cuando llegues a la recepción pregunta por quién se hace llamar "El Portador de la tecnología", el trabajador sonreirá y te preguntará que es lo que realmente quieres; Tendrás que volver a preguntarle, él pondrá los ojos en blanco antes de llevarte a una pequeña oficina. Apagará las luces y cerrará la puerta por dentro.

La única luz de la habitación debería ser un computador ubicado en la esquina trasera del cuarto. Si las luces se encienden por alguna razón, da la espalda al computador y cierra tus ojos y di lo más rápido que puedas: "Estoy aquí para aprender, nada más". Mantén los ojos cerrados hasta que las luces vuelvan a apagarse, pero si esto no ocurre debes buscar el camino a lo largo de la pared hasta que encuentres una puerta; una vez afuera abre los ojos y corre. No pares y no vuelvas a casa esta noche, busca resguardo en la casa de un amigo y considérate afortunado si pasas la noche.

Si las luces se apagan voltéate de frente al computador, siéntate y nunca quites los ojos de la pantalla, tampoco hables. Si lo haces te enfrentarás a monstruosidades que te perseguirán por el resto de tu vida hasta llevarte a la locura.

Aparecerá en la pantalla un anuncio donde podrás leer: "¿Qué es lo que quieres?". Solo tendrás respuesta al tipear: "¿Cómo las hago funcionar?". Comenzará un video que te mostrará con horribles detalles la peor tortura imaginable llevada a cabo por máquinas horriblemente retorcidas. Es probable que sientas la necesidad de arrancarte los ojos y las orejas para escapar de ese horror, pero es aconsejable que no lo hagas.

Cuando el video termine (si no te has vuelto loco para entonces) verás una unidad flash insertada en el computador. A pesar del increíble terror que sentirás, toma el pendrive y sal de la habitación.

Esa unidad Flash es el objeto N°452 de 538. ¿Serás capaz de insertarlo en otro computador?

domingo, 11 de octubre de 2020

#445 El Holder de las Invocaciónes

No existe un Portador para el objeto de las invocaciónes. Es un artefacto cruel que obliga a su amo a invocar una sombra de él. Esta sombra destruirá por completo a cualquiera que caiga en la voluntad del objeto, por lo que solo podrá ser utilizado por alguien que lo rechaze. 

Tiene conciencia propia y es su deleite llevar a la muerte a quienes resisten incluso por un momento. Su forma es parecida a la de un cuerno que al tocarse resuena para llamarlo a el. Cada sombra es una de las que ha caído ante el y cada portador asesinado de unirá a sus legiones. Este cuerno hecho de huesos humanos es la forma de llamarlo.

Hay un grupo que quiere despertarlo, ellos buscan este cuerno para invocarlo. Quieren que rompa este mundo.

No estoy de acuerdo con eso.

Espero proteger este articulo o tal vez destruirlo. Si bien puede regresar sin él, no estará completo. Si logra tenerlo podrá traer a todas sus fuerzas a la vez; No puedo detenerlo, pero puedo demorarlo.

También tengo otros... Las gafas, el cuero cabelludo, las tijeras, la balanza y la camisa de fuerza. No tienen mucho uso, pero me ayudarán, de cualquier modo ellos buscan muchos de ellos por lo que me cazarán y me encontrarán.

Ellos me dieron un nombre, por mi uso de las balanzas. "Anubis"...

Y así será hasta que esta desquiciada carrera termine de una vez, mis enemigos me conocerán como Anubis y seré el Portador de la invocación hasta que mis enemigos o yo estemos muertos.




Este cuerno maldito es el objeto N°445 de 538. No dejes que el aliento pase a través de él o le hablará.


El Fungus Bestiae

—Entonces… ¿me contará lo que pasó?
—No lo sé, tal vez si comiera un poco más… usted todavía no cree en mí y eso me ofende, pero si comiera un poco más vería lo real que puedo ser. 
—Me cuesta creer en un ser de sus características, Sr. Fungus Bestiae…, un hombre de ciencia como yo no cree en monstruos; siempre pondré la lógica delante de la ficción y lo más lógico es que después de haber comido esa planta usted sea sólo una ilusión. Además, luego del tan deplorable final que le proporcionó a mi paciente, ¿por qué debería yo confiar en usted?
—¡Ah! Qué pobres son sus argumentos, mi estimado, pues el hecho de que su trabajo intervenga en esta discusión tiene el efecto contrario al que me ha comentado. Su curiosidad es sólo tan infinita como su necesidad de satisfacerla.

El rostro del psiquiatra Inglés, el doctor Freak Ettummater, se encendió de repente haciendo que su cara de 66 años luciera dos décadas más joven. Él sabía muy bien que las palabras de la criatura delante suyo eran ciertas, después de todo fue su propio subconsciente quien la diseñó. El cuerpo del producto de su atormentada mente era el de un ciempiés de varios metros de largo y aproximadamente medio metro de ancho; éste terminaba en siete hombros que rodeaban un cuello muy corto que a la vez sostenía la cabeza de un payaso decrépito. Lo más curioso eran sus siete brazos, todos diferentes, pero todos humanos: el primero parecía pertenecer a una mujer muy hermosa y sus uñas estaban pintadas de un rojo intenso; el segundo era obeso y estaba muy transpirado; el tercero tenía varios relojes, pulseras, anillos y otras joyas; el cuarto era delgado y de mal aspecto, como si ya no sirviera para nada; el quinto estaba tensionado y portaba un cuchillo; el sexto tenía las uñas muy largas, y el séptimo tenía un anillo de diamantes que transmitía una elegancia y belleza extrema.

Astutamente el doctor trató de averiguar de qué se trataba aquella alucinación, retando al monstruo.

—No me arriesgaré a tener el destino de su primera víctima.

—¿Piensa que no puedo doblegar su voluntad? Es precisamente esa estupidez del hombre que lo lleva a la salvación. Aquello que le ofrecí a su difunto paciente fueron los secretos sobre el porqué de la existencia del hombre.

—¿El porqué de la existencia del hombre?

—Así es, pero no voy a responder más nada.

—¿Por qué no?

—Porque ambos sabemos que usted ha mordido el anzuelo, y quiere saber más. Tampoco llegó hasta aquí para darse la vuelta, ¿o sí?

Freak recapacitó, estaba siendo dominado por su mente y su deseo. Lo que era una prueba de investigación riesgosa empezaba a convertirse en un experimento que se salía de control. El viejo inglés comió otro pedazo del fruto azul que había bautizado Fungus Bestiae, nombre con el que luego su mente apodó a la criatura de siete brazos, ansiosa por continuar.

—Después de que probara el fruto de la planta que él mismo sembró para desafiar a la realidad y aislarse en otra que fuera más adecuada a sus gustos, pude hacerme presente en la mente del desafortunado individuo. Le ofrecí al hombre conocimiento sobre una verdad que sólo yo sé, pero él la rechazó desde un principio argumentando que no buscaba conocimiento, que él se drogaba para saber nada del mundo real. Por eso tuve que hacer un esfuerzo mucho más arduo del que hago con usted, tuve que hacer de la realidad que plantea este fruto una agradable y placentera para que mi víctima se hiciera adicta a mí. Así llegó el momento cuando ingirió lo suficiente de la planta como para que yo pudiera matarlo, contándole esa verdad que ningún humano tiene que saber.

—¿Y por qué quiso matarlo?… ¿Por qué quiere matarme a mí?

—Porque soy el fruto prohibido, soy venenoso, lo que ve usted es sólo una alucinación que le provocó el Fungus Bestiae, ¿recuerda?… La diferencia con los venenos comunes es que mi forma de matar es, me atrevería a decir, más artística. Ahora así como después de escuchar esa insoportable verdad mi presa se suicidó, usted correrá el mismo destino, mi estimado doctor; sabemos que no va a poder resistirse al saber lo que le ofrezco.

—De aumentar la dosis moriré. No seré tentado por una alucinación, por más real que sea.

Entonces la bestia se acercó al anciano, sigilosa y elegantemente hasta quedar frente a frente con él, y al hacerlo lo tocó con el primer brazo, el brazo de mujer.

Apareció frente al psiquiatra una mujer desnuda cuya belleza carnal alcanzaba los límites de la imaginación, era tal el deseo que provocaba que incluso en un hombre de su edad pudo despertar la más ardiente lujuria en su corazón. La mujer abrazó y besó al doctor en la boca, para luego invitarlo a comer del fruto.

Pero reaccionando dijo a la bestia, muy calmadamente:

—No caeré bajo este truco sucio.

—Tendré que seguir jugando.

La bestia extendió su segundo brazo, el gordo y transpirado, rozándole el estómago. Acto seguido Freak cayó de rodillas y comenzó a llorar del hambre. Fue como si su estómago se vaciara por completo y sus entrañas le suplicaran por algo de comer.

Desvergonzadamente el fruto fue puesto donde no podía escapar de su mirada. —Es usted malévolo, pero no voy a comer más.

—En lo primero acierta mas no en lo segundo. Sólo estoy atormentándole antes de que llegue el golpe de gracia que le hará dejar de existir. Aunque tiene su lado bueno, para un científico es alucinante esto que le está pasando y le va a pasar.

Fungus Bestiae alzó el tercer brazo y lo tocó en la cabeza, con lo que la vista de un enorme palacio de oro se presentó ante los ojos del doctor. Cada partícula era reflejada de la forma más hermosa en toda sala del edificio.

Mientras el anciano se maravillaba Fungus Bestiae lo tocó con el cuarto y el sexto brazo, el delgado y el de uñas largas. A la imagen del castillo se le sumó la de un atardecer que transmitía paz y una sensación de tranquilidad y cansancio. El castillo abrió sus puertas y dejó ver un interior acogedor y lujoso; dentro había manjares capaces de saciar tres veces el hambre que el segundo brazo le provocó, acomodados alrededor de una enorme cama sobre la cual esperaba la mujer de la primera alucinación. Freak se encaminó casi corriendo hacia la entrada del recinto, pero cuando la estaba por cruzar un hombre mucho más alto, joven y fuerte que él lo apartó de un puñetazo en la oreja, tirándolo al suelo y haciéndolo chillar del dolor.

Fungus bestiae se le acercó sigilosamente por detrás y tocó con el quinto brazo, aquel con el cuchillo. El ya irrecuperablemente confundido doctor miró con odio asesino al hombre que ahora besaba a la mujer dentro del castillo.

—Coma un poco más y le daré el poder para matarlo… Tendrá todas sus pertenencias, si sólo prueba un bocado más.

—Tuvo razón, esto ha sido un gran espectáculo, pero debe saber que soy bastante más inteligente que mi paciente, y por sobre todo, más inteligente que usted. No podrá tentarme porque aquí soy yo quien realmente tiene el poder.

El monstruo comenzó a reírse a carcajadas, su enorme sonrisa parecía de victoria. Con un movimiento elegante de los seis brazos ya usados hizo desaparecer toda alucinación y sensación en Freak, y una vez que éste se reincorporó, con el séptimo brazo lo tocó en la sien.

Entre un gesto de elegancia y una sonrisa triunfante el doctor habló:

—Conque se ha rendido ante un cerebro humano como el mío. Era de predecir su derrota pues yo preparé este experimento y concluí que si no me dejaba llevar por los efectos de esta patética alucinación, nada podría pasarme. Ninguna droga podrá ganarme. Lo decepcionante de todo esto es que pensaba encontrar algo de utilidad en el Fungus Bestiae, pero sólo es otro alucinógeno para hippies.

—Oh doctor, tiene usted toda la razón, yo no puedo hacerle ningún daño a alguien como usted. Por favor, permítame contarle el secreto, es más que digno de saberlo.

—Adelante…

—Siento molestarlo, pero sabrá entender… no puedo confiarle este saber si no come un poco más del fruto.

—Entiendo, probaré un poco más.

El anciano comió un generoso pedazo de la planta y cerró los ojos. Cuando los abrió, vio al ciempiés partiéndose de la risa en el suelo, parecía que iba a desmayarse de la risa, una risa de humor sincero, ni malicioso, ni sarcástico.

Casi sin poder respirar el Fungus Bestiae pasó a decir:

—Sus emociones no existen, son sólo una ilusión, no más real que ésta. Son el instinto que les llevan a hacer las cosas como la naturaleza lo indica. La felicidad es un chiste, otra ilusión más para llevarlos a proliferar su especie. Todo lo que hacen y todo lo que creen es falso: todo lo hacen para que la especie humana crezca, directa o indirectamente; pero lo más gracioso, es que esto no tendrá nunca una recompensa ni una razón.

»No tienen un fin real por el cual hacen todo lo que hacen, puesto que su mente y la forma en la que se comportan siempre serán el producto de un instinto natural, de una reacción química que así como lleva a los átomos a atraerse entre sí para crear una molécula y a su vez lleva a éstas a convertirse en vida, los seres humanos son atraídos entre sí por ninguna otra razón más que la casualidad.

»No hay diferencia entre vivir y morir; vivir no es bueno ni malo, es lo que es y no importa si sientes placer o no, al fin y al cabo son reacciones químicas dentro de un pedazo de carne… Ya sabe la verdad, es usted Dios.

Y con una carcajada, se desvaneció.

Freak Ettummater, implacable y sin sentimiento alguno, se inyectó una cantidad de morfina suficiente para dormir a un elefante. Se recostó en el suelo y mirando el techo se puso a esperar lo que, ahora que conocía la verdad, ya no era un final ni un principio, sino parte de la eterna renovación de la materia.

Así se fue Freak Ettummater, sin placer ni dolor. Así es como nos iremos todos…



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